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¿Quién paga el alto nivel de vida de Isabel Pantoja? De su avión privado a su mansión en La Finca

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Isabel Pantoja, el pasado abril, durante un concierto en Madrid.

Isabel Pantoja, el pasado abril, durante un concierto en Madrid. / Europa Press / Francisco Guerra

Alexandra Costa

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Isabel Pantoja ha vuelto a la escena pública, y lo ha hecho por todo lo alto. Su regreso no solo viene marcado por una nueva gira de conciertos, sino también por un estilo de vida que evoca a las grandes estrellas internacionales, incluyendo un avión privado y una lujosa mansión en la exclusiva urbanización de La Finca. La pregunta que muchos se hacen es: ¿Quién financia este alto nivel de vida? La respuesta, según fuentes cercanas a su entorno empresarial, es la propia Pantoja, quien ha ideado un ambicioso plan a largo plazo para recuperar su estatus de estrella y, de paso, sanear sus finanzas.

Contrariamente a lo que se podría pensar, los gastos de la tonadillera, que incluyen el alquiler de una mansión de 35.000 euros al mes y el uso de un jet privado, no salen de los bolsillos de terceros, sino de sus propios ingresos por conciertos. Este planteamiento forma parte de una estrategia diseñada por el grupo de empresarios que la apoyan, quienes ven en la imagen de una Pantoja revitalizada y rodeada de lujo, la clave para maximizar sus beneficios. La premisa es sencilla: cuanto mejor esté la artista, mejor será su rendimiento y, por lo tanto, mayores serán las ganancias.

Desde el inicio de las negociaciones para su gira, Pantoja dejó claras sus exigencias, que fueron aceptadas sin reservas por la promotora. Estas incluían un número específico de músicos, detalles concretos en su camerino, el uso de un avión privado y la elección personal de su residencia en Madrid. La mansión en La Finca, con sus 3.100 metros cuadrados de parcela, 1.100 de vivienda, 7 habitaciones y 11 baños, responde a su necesidad de seguridad y privacidad, alejada del constante acoso mediático. El jet privado, por su parte, no se considera un capricho, sino una necesidad derivada de sus problemas de salud.

El esquema financiero que sustenta este estilo de vida es, en esencia, una reinversión de sus propios ingresos. Del dinero que recibe por cada concierto, una parte se destina a cubrir sus gastos, incluyendo el alquiler de la casa, el avión y otros requerimientos. El resto constituye su salario. Es importante destacar que, antes de que Pantoja reciba su parte, se descuentan los impuestos que paga rigurosamente a Hacienda y los gastos de la promotora. Como analogía, es como si una empresa tuviera un presupuesto de 1.000 euros para un empleado y le ofreciera la opción de cobrar menos a cambio de ir en limusina. En este caso, Pantoja ha optado por "cobrar menos" e "ir en limusina".

La decisión de Pantoja de vivir como una gran estrella, en lugar de optar por un estilo de vida más austero tras sus problemas económicos, ha generado controversia. Sin embargo, esta estrategia se entiende mejor a la luz del ambicioso plan que la rodea. La gira española no es más que el primer paso de un proyecto mucho más amplio, que incluye una serie biográfica y una gira por América. La mansión de La Finca se ha convertido en el centro de operaciones de este proyecto, donde trabaja su equipo, incluyendo los guionistas de la serie.

El objetivo final es claro: convertir a Isabel Pantoja en una estrella internacional, incluso mayor de lo que fue en el pasado. Se busca una figura icónica, casi inalcanzable, que genere una gran expectación y, por ende, importantes beneficios económicos. Este plan, de largo alcance, busca no solo la recuperación económica de la artista, sino también su plena libertad e independencia financiera.

La apuesta es arriesgada, pero el equipo de Pantoja confía en su potencial y en la estrategia trazada. El tiempo dirá si esta inversión en un alto nivel de vida resulta ser la clave para su resurgimiento como estrella internacional o si, por el contrario, se convierte en un derroche innecesario. Lo que es innegable es que Isabel Pantoja ha vuelto, y lo ha hecho dispuesta a recuperar su lugar en el olimpo de la música.