Maestra espiritual

Lídia Rosell Sanjust, la yogui decana de Manresa

Hace medio siglo se enamoró de la disciplina espiritual que vino de la India, fundó Aura Ioga en la capital del Bages y, a sus 80 años, aún sigue enseñando a sus alumnos a "integrar cuerpo y mente"

Lídia Rosell Sanjust, practicando yoga en su masía de Sant Fruitós.

Lídia Rosell Sanjust, practicando yoga en su masía de Sant Fruitós. / Àlex Guerrero

Laura Estirado

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A sus 80 años, Lídia Rosell Sanjust se mantiene más activa que nunca. Dice que su energía, la que la mueve, es el yoga, la disciplina tradicional espiritual, física y mental que vino de la India que ella descubrió hace ahora medio siglo. "Desde pequeña siempre había buscado la armonía con mi entorno, pero no lo encontraba. Hasta que en 1972, después de tener mi tercer hijo, a mi hija Màrcia, descubrí el yoga", recuerda Lídia, en una charla con este diario.

"Siempre anhelaba algo que pudiera integrar a todo el ser humano. Hasta entonces había hecho cosas pero solo abarcaban una parte, física o mental... Hasta que, por casualidad, hace 50 años fui a una clase de yoga. Tenía dos niños y acaba de nacer mi hija pequeña, Màrcia. Mientras empezaba a practicarlo, empecé a buscar profesores primero en Manresa, luego en Barcelona... y más tarde estuve en la India", explica la yogui.

"Para mí fue todo un descubrimiento, en el yoga estaba todo, valoraba a la persona a nivel integral, físico, energético, mental, sutil y espiritual. Había encontrado lo que buscaba, así empezó un camino que no dejado nunca más", relata entusiasta.

Viajes a la India

Desde sus inicios se formó con diferentes maestros y asistió a varios seminarios por Europa. En 2002 conoció a Swami Niranjaranada, de la escuela de Satyananda Yoga, en Mallorca. Y así fue como empezó a profundizar en el yoga tradicional. Desde aquel año ha estado tres veces en la India; en Rikia y en Munger, en Bihar School of Yoga: "Me han aportado una gran amplitud de conciencia", asegura.

Pero además de formarse, Lídia también disfruta practicándolo y dando clases. En su propio centro, Aura Ioga, que abrió en 1976 en Manresa. La suya fue la segunda sala de yoga que abría en la ciudad. "Al principio lo abrí con un par de amigas, pero poco después seguí yo sola. Entonces la gente no conocía mucho el yoga, lo veían como una cosa no muy clara..., no sabían de qué iba. Pero amigos y familiares se apuntaron, y todos los que lo probaron les gustó".

Lídia Rosell, practicando yoga con sus alumnos

Lídia Rosell, practicando yoga con sus alumnos / ÀLEX GUERRERO

Alumnos y formación de profesores

Poco a poco la clientela fue creciendo. Y Lídia tuvo buscar un local con más capacidad. Tras dos intentos, ahora imparte clases a 150 alumnos en el centro de la calle Pompeu Fabra. Y en su propia casa, una masía en el campo, en San Fruitós. "Desde el principio siempre quise practicar el yoga al aire libre. Lo pusimos en marcha en el 79. La naturaleza favorece mucho la práctica del yoga", afirma.

Es este entorno natural donde Lídia y su hija, Màrcia, llevan a cabo la formación de profesores ("si llueve o hace frío lo hacemos en el granero, pero si hace buen tiempo lo hacemos fuera"). Actualmente está formando a 30 personas.

"Soy una entusiasta del yoga, y por suerte nunca me he puesto enferma y nunca lo he dejado. Como todavía tengo energía para practicarlo, pienso seguir con las clases hasta que la salud me lo permita", asegura.

Control mental y felicidad

Ella lo vive así y así lo transmite: "La práctica habitual del yoga te permite controlar tu mente. Esto significa eliminar todo aquello que es un obstáculo para ser feliz".

Cuando la gente se apunta, dice, "lo hacen porque tienen dolor de cabeza, no pueden dormir, pero luego eso queda en segundo plano". Y es que, como ella misma describe: "El yoga te permite aflojar las tensiones, te enseña a respirar mejor, a controlar la mente, y no que ella te domine a ti. Eso es algo que nuestra educación no nos ha enseñado...".

Una de las razones del éxito de su práctica hoy en día, considera, es que hace "encontrarte contigo mismo y a reconocerte con todos tus defectos y virtudes". Además, prosigue, "posibilita que la mente esté más tranquila y se tenga más capacidad de ver todo los que nos rodea". "Es como una amplitud de conciencia", añade.

De eso mismo trata el libro que presentó el pasado diciembre, 'Llibertad conscient', donde ha querido compartir sus conocimientos y que el lector conozca todos los beneficios de la disciplina de la que ella es decana y toda una experta.

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