PROGRAMA CENSURADO

La sátira política ya no cabe en Hong Kong

Tras una denuncia de la policía retiran el veterano programa 'Headliner' tras 30 años de emisión

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Adrián Foncillas

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Un policía en un cubo de basura protagoniza la última campaña de reclutamiento en Hong Kong: "¿Quieres un trabajo que te asegure una buena salud? ¿Con el que puedas conseguir trajes de protección antes que los médicos en el frente contra el coronavirus? ¿En el que puedas tener rifles, camiones con cañones de agua y mascarillas antigas? Únete a nosotros". Se han visto muchos gags más salvajes en los 30 años de 'Headliner', la sátira política de la televisión pública hongkonesa, el 'Polònia' de allá,  pero con ese gag bajó la persiana y se fundió en negro.

El cuerpo policial lo calificó de injurioso y los dirigentes televisivos ordenaron una investigación que concluyó con la suspensión indefinida y la retirada de episodios anteriores de su canal de Youtube. Quizá sólo fuera una casualidad que, solo un día después, la prensa oficial china desvelara los primeros detalles de la Ley de Seguridad aprobada esta semana.

'Headliner' se rio de la política antes de que arriaran la Union Jack. Se mofó de Chris Patten, el último gobernador británico, y su publicidad aún alardea del calificativo "vulgar" con el que pretendió ofenderles Tung Chee-hwa, el primer jefe del Ejecutivo hongkonés. Antes se había reído de Tiananmén y después del presidente Xi Jinping con el personaje de 'El Generalísimo'. Xi acababa de eliminar el límite de dos mandatos para graparse al sillón y los guionistas basaron su personaje en Yuan Shikai, un militar que medró hasta autocoronarse emperador en 1914. Durante tres décadas este espacio juntó frente al televisor a los hongkoneses por su voluntad inclusiva, saltando en sus gags del cantonés local al mandarín y al inglés.

Los guionistas se han reído tanto de la ineptitud y chanchullos de los políticos locales como de la pompa y boato de los de Pekín. En los últimos meses, con las violentas protestas que sumieron en el caos a la excolonia, muchos lamentaron que abandonara su humor transversal, al escorarse hacia los manifestantes y concentrar sus chanzas en la policía. En un episodio, en febrero, se sugirió que había fracasado en sus investigaciones sobre las muertes clasificadas como suicidios, haciéndose eco de las delirantes denuncias de los jóvenes. El jefe policial, Chris Tang, admitió que disfrutaba con el programa, pero denunció que no reflejaba las posturas de toda la sociedad y emitía informaciones erróneas que contribuían a que la los ciudadanos perdieran su confianza en ellos.

Sombrío horizonte

No existen muchos precedentes en el mundo de un programa que atice sin tiento al gobierno desde la televisión pública. A la RTHK, que sienta en sus estatutos la independencia editorial, se la ha comparado con frecuencia con la BBC. 'Headliner' simbolizaba la rabiosa libertad de expresión así que su cancelación anticipa un sombrío horizonte. 'El Generalísimo' ha desaparecido de la televisión hongkonesa como en el interior desapareció Winnie The Pooh cuando los internautas compararon su silueta rechoncha con la del presidente chino. Entre los derechos amenazados de los hongkoneses nadie ha mencionado aún el de la risa.

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