CANCIÓN MOTIVADORA

Carmen Valenzuela, la abogada que canta a la primavera que no fue

La responsable del Turno de Oficio en Barcelona, debutante discográfica tardía, rinde homenaje a la estación que el covid-19 nos arrebató en 'Afuera, la primavera'

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Jordi Bianciotto

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Nina le dijo que tenía un don nada más oírla, y Justo Molinero la llamó para hacerle saber que era “una cantante como la copa de un pino” y que la quería sonando en Tele Taxi. Ella es Carmen Valenzuela, abogada de altos vuelos (responsable del Turno de Oficio en Barcelona) con una vida paralela como cantante hecha a sí misma. Debutante tardía, hace dos años lanzó su primer disco, ‘5.0’ (título con un guiño a su edad), y ahora suspira por la alegría y la luz que el covid-19 nos ha arrebatado en su nueva canción (y video), ‘Afuera, la primavera’.

Un tema que refleja el sentimiento, tan compartido estos días, de que este año es como si tuviera una estación menos. “Estando en casa confinada, me di cuenta de que el covid nos ha robado esta primavera, porque nos encerramos cuando todavía era invierno y estamos saliendo a la calle a las puertas del verano”, explica esta barcelonesa de Nou Barris, de la Via Júlia, que encomendó a su amigo, el compositor y periodista (firma de este diario) Luis Troquel la misión de escribir la canción, con su colaboración, a partir de esa idea.

Con el tiempo revuelto

“Me arreglo frente al espejo / no sé muy bien para qué / Hoy voy a ponerme guapa / y a hacerme un ‘selfie’ después”, comienza la letra con toda la simpatía, poniendo palabras a sus actos cotidianos y evocando la “rosa de abril”, en singular, “porque se refiere a nuestra rosa, la del día de Sant Jordi”. Todo ello, sobre una contagiosa cadencia rumbera con toque de reguetón, y estallando en un estribillo en el que las estaciones meteorológicas andan revueltas, y el mes de marzo “mayea” y el de mayo, “marcea”.

El toque de gracia es ese video casero, de confinamiento y palo de ‘selfie’, en el que Carmen olfatea esa primavera esquiva. “Se me cayó el móvil como cuatro veces y mi madre grabó los primeros planos”, explica. Se suma al que publicó hace unas semanas, de ‘Que pase y no pase más’, tema que, si bien fue escrito antes del covid-19, se adapta a las circunstancias cuando pide que “no nos volvamos locos”, porque “esto pasará”. Otra letra que ella califica de “esperanzadora” y que se puede interpretar “en otras claves de la vida, como una separación”.

Un quejido coplero

Ambas canciones tendrán como destino su segundo álbum, buena parte del cual ya está grabada y que lanzará muchos guiños a Latinoamérica. “Tendrá cumbias de Américo; la ranchera ‘Cielo rojo’, que adaptó Luis Miguel, un bolero ranchero muy chulo de Selena, y temas de Natalia Lafourcade y de Gilda, la diva de las divas de Argentina”, precisa Carmen Valenzuela, que a esas fuentes de ultramar aplica su estilo, un arte interpretativo “con quejidos más bien copleros y un punto de flamenquito”.

¿Sus voces de cabecera? Una brilla por encima de todas. “La que más me ha marcado ha sido Rocío Dúrcal, esto es así. Y yo no soy como ella, ni quiero imitar a nadie, pero es verdad que mi voz recuerda un poco a la suya”, reflexiona la cantante, admiradora también de intérpretes como Raphael, Julio Iglesias y Luis Miguel.

Carmen va por la vida sin mánager, y su experiencia en la música en directo es muy reducida más allá de algunos ‘playbacks’ y de colaboraciones con la compañía teatral de Justo Molinero. Pero, aunque su ocupación en el campo de la justicia pesa y exige (“hay 3.500 abogados a mi cargo, y toda la justicia gratuita de Barcelona depende de mí”, desliza), no se cierra a nada. “¿Dedicarme de lleno a la música? ¿Por qué no? En mi carrera en la abogacía ya estoy satisfecha con todo lo que he logrado, y si pasa un tren, tienes que cogerlo”.