Nuria Sardà recupera la mantilla en homenaje a su padre

La ocasión lo merecía.  Una foto de Andrés Sardá presidía la sala. Hubo un minuto de silencio. Y cuatro modelos históricas rindieron un homenaje al diseñador fallecido el septiembre pasado a los 90 años. Y qué cuatro. Martina Klein, Judit Mascó, Vanessa Lorenzo y Verónica Blume, con encaje y mantilla, trotando muchos años después de nuevo por el recinto negro de la pasarela madrilela. Después llegarían más conjuntos de lencería sofisticada, sexi y atrevida. 

Núria Sardà, la directora creativa de la firma, recordaba así los  inicios de su padre, ingeniero industrial, que fueron la fabricación del encaje para mantillas que luego aplicaría  a todo tipo de prendas, y a una lencería que dejaba de ser «algo ortopédico» para pasar a ser algo sensual. El guiño a la mantilla de Sardà que usó Jackie Kennedy en su visita al Vaticano en 1960 era evidente. El fondo de fotos en blanco y negro reforzaba el efecto vintage. Después llegaría el color.

"Ha sido emocionante y al mismo tiempo complicado concentrar el universo creativo de mi padre», explicaba Núria. En un primer bloque se vieron piezas de los 70, una lencería innovadora, en color y lisa confeccionada en materiales novedosos, prendas íntimas que fueron fotografiadas hace décadas por David Hamilton. 

"Mi padre era consciente del poder y la importancia de la imagen para crear marca y marcar tendencias. El fue de los pioneros en hacer de los desfile un auténtico espectáculo». Todo eso mucho antes del derroche global de Victoria’s Secret.

Respecto a sus modelos, que volvieron a cerrar el desfile con faldas fucsia y rosa, aseguraba. «Sin su imagen no seríamos nada. Nos habría encantado poder contar con todas ellas, pero poder tener a representantes de una época gloriosa es maravilloso». «Llevábamos sin desfilar juntas 15 años, que es la edad que yo tenía la primera vez que trabajé con Sardá”, contaba emocionada Martina Klein.