ENTREVISTA

Martirio: "Despertaremos de este momento tan convulso"

La artista presenta junto con el pianista Chano Domínguez un disco homenaje a Bola de Nieve. El próximo jueves actúan en la Sala Barts

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Luis Miguel Marco

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El piano de Chano Domínguez y la voz y teatralidad de Martirio se han vuelto a unir para invocar y subir a sus altares a una figura, la del pianista, compositor y cantante cubano Ignacio Villa, Bola de nieve (1911-1971), en un disco tributo que traen en concierto el próximo jueves en la Sala Barts de Barcelona. La primera pregunta la hace Maribel Quiñones, Martirio (Huelva, 1954): ¿Te ha gustado? "Una maravilla. Bendita arqueología musical que suena más viva que nunca". 

-Suena distinto al disco de Chavela Vargas, ¿verdad? Pues es completamente intencionado. He aprendido a cantar de otra manera. Es bolero filin, pero con mis reminiscencias de flamenco fusión. Yo lo llamo filin flamenco, porque le doy ese giro y porque el piano de Chano es muy flamenco. Hay contención y desnudez. Me ha enseñado Bola a encontrarme. A la edad que tengo, 65 años y con casi 40 cantando si contamos con Jarcha, es hermoso seguir estudiando y buscando formas nuevas de presentarme ante el público.

-Un Bola de nieve que también actuó en el Paral.lel de Barcelona.

-Claro. En el Teatro Circo Barcelonés, sobre los años 47 o 48, estuvo Bola. También fue de gira con Concha Piquer y actuó en los mismos teatros en Madrid donde lo hizo Miguel de Molina. La copla le pilló cerca. Y como amante de la poesía estoy segura de que conocía también la figura de García Lorca. Yo los emparento.

-"Bola es una García Lorca negro", decía Rafael Alberti. Usted fantasea con la idea de un encuentro. 

-Dos caras de una misma moneda. Los dos con una vida que no fue fácil por la sensibilidad de cada uno y la época que les tocó vivir. Uno tan mágico y de colores y el otro cargando con el peso del racismo encima.

-Negro y homosexual. El negro triste que cantaba alegre.

-Tenía mucho sentido del humor en muchas canciones, pero cuando te canta esas canciones de llorar, ahí no te escapas, eso te toca el alma. Y eso es lo que yo he querido aprender de él y hacer en este disco. Él no quería impresionar, lo que le importaba era la expresión. Yo también quiero llegar sin obstáculos a las almas dispuestas a escuchar. 

-¿Por qué descartó el repertorio afrocubano?

-Son maravillosas, divertidas y teatrales, pero en mi voz sonaban, como dicen los gitanos, payo. No me las creía. No sonaban como una experiencia mía. No me veía cantando 'Ay mama Inés'. Era como impostado y eso se nota. 

-'Vete de mí', 'Ay amor'... esas las borda. De ruptura va usted servida.

-De desgarramiento estoy sembrá. Ja, ja, ja. Yo soy muy apasionada, muy intensa. Tengo mucha capacidad para sufrir. Pero también te digo que tengo una capacidad fantástica para reírme y para gozar. Soy también muy disfrutona no te creas. El amor ha sido la carrera de mi vida: las caídas y las remontadas. Ahí está casi todo mi repertorio y por eso no me cuesta pasar por todos esos estados, también en este disco.

-Y detrás de todo el productor, su hijo de usted, Raúl.

-El faro de mi vida. Lo que hemos llorado de sentimiento con el 'Vete de mí'  él, yo y hasta el técnico de sonido al otro lado de la pecera. Y yo de la lágrima me fío.

-Con Chano Domínguez hicieron 'Coplas de madrugà y 'Acoplados', dos discos referenciales que desempolvaron la copa. ¿No han tardado mucho en juntarse?

-Desde el 2004, sí. Hemos seguido siendo amigos y viéndonos, pero cada uno siguió con su carrera. Él se fue a Estados Unidos. Hasta que una tarde que vino a casa le propuse hacer este disco. Cuando Chano y yo nos juntamos en el escenario pasan cosas mágicas. Nos entendemos muy bien. Para mí es el mejor pianista de flamenco jazz que existe y para este trabajo no veía a otro que no fuera él. Cómo suena ese piano en 'No puedo ser feliz'. Ha hecho un trabajo excepcional. 

- Y con todas esas tablas, ¿todavía siente tanto respecto al directo?

-Siempre tengo miedo porque esa ceremonia es sagrada y tú puedes conectar o no. Yo lo que quiero es que vengan a verme con los ojitos brillantes.

- Mucha gente descubrió a Bola de nieve por 'La flor de mi secreto', la película de Pedro Almodóvar. ¿Cómo lo hizo usted?

-Porque me regaló un disco Mario Pacheco, de Nuevos Medios, a finales de los 80, cuando yo grabé mi primer disco, 'Estoy mala'. "Tienes que escuchar a este hombre que tiene que ver contigo", me dijo. Fíjate. Luego conocí a Marta Valdés cuando me metí con Compay y con toda la música Lationamericana. Me empapé de música de Cuba y me cautivó su forma de tocar y cantar, sin ambajes.

-Pancho Céspedes ya lo reinvindicó.

-Sí. Y hay otro pedazo de disco de una cantante brasileña, Fabiana Cozza, piano y voz. Y un pianista gaditano, Javier Galiana, que pasó por la ESMUC en Barcelona, hizo un trabajo bonito sobre Bola. Todo lo que se haga por él es poco.

-¿Por qué se le conoció como Bola de nieve? 

-Dicen que en el colegio, como era gordito, le llamaban bola y eso a él le molestaba. Años después, la cantante cubana Rita Muntaner le pidió que le acompañara. Se fueron de gira y en México, en un concierto, ella le presenta como Bola de nieve y la gente se queda con la copla porque ella se queda afónica y él la tiene que sustituir.

-Y cantó y grabó en varios idiomas.

-En italiano, en inglés, en francés. Y hasta en catalán. Cantaba las canciones de los sitios donde iba. Y eso es algo que yo también llevo haciendo desde hace tiempo, sobre todo cuando voy a Latinoamérica. Bueno, en Italia he cantado cosas de Mina y de Franco Battiato. Y en Francia he cantando el 'Ne me quitte pas'. En el disco canto 'La vie en rose'. Sé que es difícil darle un barniz nuevo a una canción tan cantada, pero estoy contenta del resultado.

-Han hecho lo mismo con 'Se equivocó la paloma'.

-Fíjate que yo veo ahora esa letra en clave política, por el momento que estamos viviendo.Es un ruego. Que no se vuelva a equivocar la paloma. Que haya paz y entendimiento porque la paloma está ahora mismo despistada. El camino no es nada fácil, pero despertaremos del momento tan convulso que vivimos. Yo siento Catalunya muy cerca, ha sido donde más he cantando en toda mi carrera, y me da mucha pena todo lo que está pasando y espero que haya concordia lo más pronto posible.

-¿Y avista la jubilación o tenemos Martirio para rato?

-Yo no me puedo jubilar hasta los 67, pero mientras mi cuerpo y mi alma estén en activo yo no jubilo, porque tengo muchas cosas por hacer, porque puedo cantar sentada, puedo escribir, puedo hacer radio, puedo producir.... hay cantidad de cosas que me hacen feliz. 

-¿Y tendremos o no exposición con sus trajes y sus peinetas?

- Me tengo que poner firme con eso. Hay mucha cultura y mucho diseño y artesanía en esas peinetas y esos trajes. A ver si me ayudan, porque yo querría que fuera una muestra itinerante y eso tiene unos gastos y es un meneo tremendo.

-Musicalmente, ¿a qué artista vivo ve Martirio muy grande?

-Yo tengo dos fijaciones: Miguel Poveda y Silvia Pérez Cruz. Y en el baile a Rocío Molina. Ahí me muero.

-Y usted, que fue moderna para todo, ¿qué me dice de Rosalía?

-Canta muy bien y 'El mal querer' está estupendo . Pero a mí lo que me tiene sorprendida es la producción. Un exitazo tan grande como ese solo pasa en el pop tal como está concebida ahora la industria. 

-Y el flamenco llora que llora por las esquinas.

-La vida del flamenco es más complicada que la del popero. Quiero pensar también que cuando se canta flamenco de verdad es porque se tiene una vida determinada. El pop rara vez hace daño al sistema. El flamenco es más subversivo y por lo tanto menos asimilable. 

-¿Se siente orgullosa de los aires que le dio a la copla en su día?

-Abrí un camino. La miré desde otro punto de vista. Le quité muchos lunares y me fijé más en la melodía y en la poesía. Y cogí las coplas que habían pasado creo yo el filtro del paso del tiempo, no cosas trasnochadas y sin sentido.