El exrey de Malasia pone en duda su paternidad

El inesperado divorcio del que fuera rey de Malasia hasta el pasado mes de enero, Mohamed V Kelatan, y su mujer, la modelo rusa Oksana Voevodina, va a hacer correr ríos de tinta. Porque si nadie esperaba esta ruptura unos meses después de su boda y de ser padres, los detalles que se van conociendo todavía son más sorprendentes.

Mohamed abandonó el trono para poder casarse con el amor de su vida, ya que Oksana nunca fue bien vista ni por la corte ni por el pueblo. Su paso por realities de la televisión rusa, en los que sembró la polémica, generaron muchas críticas en el país asiático, obligando al monarca a dejar el trono para salvaguardar su honor. Así, la pareja habría estado en crisis desde entonces hasta que el pasado mes, el exrey solicitó el divorcio por el rito más severo de la ley musulmana, el triple talaq, que es totalmente irrevocable.

Y es que parece que las dudas del exrey acerca de su mujer van en aumento. Es más, según su abogado, se pregunta si el bebé que tuvieron hace dos meses, llamado Leon, es suyo.  De hecho, Koh Tien Hua ha asegurado  al diario Strait Times que no existen "evidencias biológicas" que aseguren la paternidad.

Sigue sin aceptar el divorcio

Por su parte, Oksana no se ha quedado de brazos cruzados ante estas insinuaciones y ha publicado varias fotos en Instagram con el bebé recalcando que por sus venas "fluye orgullosa sangre malaya". Y es que la exmodelo, que se convirtió al Islam para poder casarse y se cambió el nombre a Rihana, no acepta el divorcio.

Desde el apartamento de Moscú donde reside la madre con el bebé, ha escrito un mensaje entre lágrimas en el que dice que no cree que sea necesario tener que hacer esto, cuando debería estar agradecido por tener a su hijo. Por su parte, Mohamed ha prometido que tanto a ella como al niño no les faltara nunca de nada, pero no quiere saber nada de ellos.

Además, según Efe, su letrado ha puntualizado que Oksana fue debidamente notificada del divorcio, algo que hasta hace poco negaba. Según ella, es "un acto de provocación" decir tal cosa y no existe ningún divorcio. La pareja casó primero en junio del pasado año en Malasia y de nuevo en Moscú en noviembre, un matrimonio que ya estaría roto.