La nueva vida de Jennifer Lawrence

Hasta las trancas. Jennifer Lawrence está colada por su futuro marido, el galerista neoyorquino Cooke Maroney. La protagonista de 'Gorrión rojo' no es nada amiga de hablar de sus conquistas pero se ha sincerado en una entrevista con la periodista Catt Sadler. "Es la mejor persona que he conocido. Sé que suena realmente estúpido, pero es así. Me siento muy honrada de convertirme en señora de Maroney", ha dicho la actriz, que anteriormente estuvo saliendo con el director Darren Aronofsky, que la dirigió en 'Madre', con Javier Bardem.

Lawrence, de 28 años, y Maroney, de 34, se conocieron el año pasado a través de una amiga y el pasado mayo celebraron una fiesta de compromiso en Nueva York, a la que ella acudió vestida con un vaporoso vestido drapeado de manga larga de color rosa palo. "Yo estaba en un momento de mi vida en el que no me consideraba preparada para casarme, pero fue conocer a Cooke y ya quería casarme con él. Encuentras a tu persona favorita en el planeta y dices: ‘No puede irse’. Los dos queríamos comprometernos plenamente. Es mi mejor amigo, así que queremos vincularnos legalmente para siempre. Afortunadamente, existe el papeleo para estas cosas", explicaba la actriz de Kentucky en tono de humor.

El novio, Cooke Maroney es un galerista con sede en el Upper East Side, en la zona este de Manhattan . Su galería representa a artistas como el escultor británico Anish Kapoor, el suizo Ugo Rondinone, el realizador de vídeos Matthew Barney (pareja de la artista Björk) o el pintor Carroll Dunham, padre de la actriz, directora y guionista Lena Dunham.

El enlace, por lo visto, está al caer, pero la protagonista de 'Los juegos del hambre' ha preferido no dar detalles. "No me he puesto nada neurótica planeando la boda. Creo que soy demasiado vaga para eso. Vi un vestido que me gustaba y dije: ‘¡Ese es el que quiero!’. No busqué mucho. Y con el lugar donde voy a celebrarla igual. Lo vi, me encantó y lo reservé", ha explicado l a joven.

La cuatro veces nominada al Oscar y una vez ganadora de la estatuilla —por 'El lado bueno de las cosas', en 2013— está encantada con su nueva vida en Nueva York. Decidió tomarse un respiro y dejar de rodar películas un tiempo. El parón, asegura, le ha ido muy bien. "Este último año ha sido muy saludable y satisfactorio. Pensaba que si no trabajaba me iba a deprimir y no fue así. Encontré otras cosas que realmente me apasionan y que no tienen nada que ver con la interpretación. Siento que me he conocido a mí misma". Una de esas ocupaciones ha sido colaborar en la organización Represent US, que se dedica a luchar contra la corrupción política y defender los derechos de las mujeres.