GIRA DE LOS 20 AÑOS DE LA COMPAÑIA

Sara Baras: "La madurez me pide seguir arriesgando"

La bailaora gaditana trae su espectáculo 'Sombras' al Teatre Tívoli de Barcelona a partir del 25 de abril

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Luis Miguel Marco

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Gaditana de San Fernando, Sara Baras cumple 48 años este 25 de abril. Y lo hará estrenando su aclamada 'Sombras' en el teatro Tívoli de Barcelona. 

¿Se sentirá como en casa? 

En el Tívoli hice mi primera temporada hace más de 20 años. Y con este espectáculo, 'Sombras', celebramos 20 años de compañía privada. No hemos querido repetir coreografías que nos hayan marcado sino ofrecer una lectura nueva de lo aprendido. Sin olvidar nuestras raíces, crear algo nuevo, bien hecho.    

Remarca lo de compañía privada.

Así he tenido la libertad de hacer lo que quiero, obra a  obra, función a función, con el riesgo de que el público no venga a verte. Aunque no me quejo, no tengo  palabras para agredecer al público su entrega y fidelidad en todo este tiempo.

En ‘Sombras’ hay un pequeño hilo argumental, su farruca.

Sí. El baile que me ha marcado. Un palo que era de hombres. El pantalón es verdad que lo han llevado maestras como Carmen Amaya y  la Tolea, pero no por farruca, que es uno de mis amores. Es un palo que tiene elegancia, sobriedad, riesgo, donde no te puedes esconder.  Te exige concentración y profundidad. Son tus brazos, tus pies, tu respiración, tus giros... Aquí no puedes agarrarte al vestido y volar. Empezamos con una farruca en claroscuro y luego vamos tocando otros palos antiguos, pero con una puesta en escena muy actual, muy de hoy.

¿Y como directora artística y coreográfa está pendiente de todo?

Soy muy pesada, sí. Tengo la suerte de tener un equipo bestial y lo respeto, pero no puedo evitarlo. Las entradas y salidas, que no haya saltos de un número a otro, la coreografía, los vestidos, mil cosas.

¿Se da cuenta de que pone en valor el éxito a través del esfuerzo, algo que parece no valorarse mucho en estos tiempos? 

Yo no sé trabajar de otra manera que no sea a través del sacrificio, de luchar por lo que te gusta, de honrar tu arte y no ensuciarlo, con respeto a los maestros. De eso es de lo que más orgullosa me siento. Todo el equipo hemos crecido con cada obra. No nos hemos acomodado. Hemos buscado un punto de riesgo, no nos hemos confoormado con lo que funcionaba. Respeto a quien lo haga, pero no es mi caso. Cuando se alza el telón te podrá gustar más o menos lo que hacemos, pero es honesto, es honrado.   

Hace unas semanas hacía muy felices a un montón de niños.

En Nueva York, sí. Actuábamos en el City Center, otro de esos teatros, de esos templos donde es un privilegio poder bailar, y por la mañana vinieron a vernos niños de distintos colegios públicos, algo que me parece precioso. La compañía hizo un pase cortido para ellos y yo, que estaba entre el público, aunque no estaba previsto, me puse un vestido y unos zapatos y me dejé el alma para ellos. Había 1.800 niños, algunos con alguna discapacidad. Se creó una atmósfera maravillosa.

Hablado de zapatos, ¿cuántos llevará gastados? 

Pues tantos no. Como decía el maestro Rostropóvich nuestros pies son un instrumento: a la puntera le vas sacando un sonido. Y a mí me da mucha rabia cambiar de zapatos.  Encima piso muy derecha y no los suelo romper. Así que mientras la compañía tiene un cambio yo suelo mantener los mismos. Lo que sí recuerdo es que mis primeros zapatos me los regaló mi madre y maestra, Concha.

Y cuando no baila, lleva tacones? 

Cuando no bailo me pongo zapatillas de deporte, que son comodísimos.

¿El corazón también baja a los pies cuando zapatea?  

Sin duda. Necesitas de la técnica por supuesto, pero para este arte necesitas olvidarte de ella y dejarte llevar, buscar eso que llaman el duende. Nosotros no hacemos matemáticas, lo nuestro es pasión, es alma.  

Antes hablaba de equipo. Usted formó equipo profesional y personal durante muchos años con José Serrano, el padre de su hijo.  

Con Pepín he estado muchos años; ahora hace tiempo que no está en la compañía y ya no estamos juntos. Todo lo que hemos compartido ha sido maravilloso. Pero este espectáculo,  'Sombras' necesitaba, no sé como explicarlo, ser más mío, ¿sabes? Yo comparto con el cuerpo de baile, con los músicos, pero ahora son mis sombras. 

¿Hay buena cantera en el baile flamenco? María Moreno ha sido la sensación de la Bienal de Sevilla.

Hay muy buenas artistas, pero ¿sabe qué pasa? Que cuando trabajas tanto y sales fuera no tienes tiempo de ver otros espectáculos en directo. Veo cosas, pero a esta niña no la he podido ver en directo. Y claro que hay un nivel muy bueno, gente muy interesante. 

Después de haber sido Carmen, Mariana Pineda, Juana la loca, Medusa... ¿su madurez que le pide ahora?

Me pide seguir arriesgando. Me pide cambiar de registro para aportar algo más. Estudiar. Investigar. Me pide también valorar la fuerza porque aunque me quedan años ahora piso distinto. Y me pide disfrutar ahora que puedo elegir. No me puedo quedar en lo mismo.

¿La palabra se baila igual que la música?

Todo se baila. Si te recitan se baila. Si te hablan se baila. Hasta el silencio se baila.

Embajadora de la marca España. Premio Nacional de Danza... ¿Qué de grandes artistas ha conocido en su camino? Recuerdo un momento Chavela Vargas inolvidable en Barcelona.

Fue en el Palau de la Música. 'Guau! Uno de mis recuerdos favoritos. Ella, que era leyenda, que era historia, estaba bien. Recuerdo que cuando terminamos el 'Verde luna' el público aplaudía mucho y ella me dijo: niña, vamos a hacerlo otra vez que parece que a estas personas les ha gutado gustado mucho. Y lo hicimos de nuevo. Y fue bestial. 

¿Su niño apunta maneras?

Bueno. Mi niño va a cumplir 8 años y está ahora empapándose de todo. Un día lo ves entusiasmado con el técnico de luces, otro día con el de sonido, con el regidor, con el sastre y el vestuario. "Yo te ayudo", le dice. Le gusta sentarse con los percusionistas. Es muy curioso. No baila, pero lo valora todo y lo disfruta mucho. A mí me encanta que se empape de todo lo que hay detrás del telón. Yo le agradezco a mi madre que también me enseñara a valorar este trabajo desde pequeñita.

¿Satisfecha con la figura que acaba de inaugurar en el Museo de Cera de Madrid?

Es muy bonita. Fíjate que es algo que al principio te da como miedo. El equipo ha sido una lindura desde el principio y han hecho un trabajo estupendo. La muñeca de cerca impresiona. Tiene los lunares, el gesto... Y me siento muy orgullosa de estar junto a la maestra Carmen Amaya y Antonio Gades y ser parte de esa cultura del baile flamenco. 

Los maestros siempre presentes.

Yo tengo pasión con Paco de Lucía, Camarón, Gades, Morente... creo que estamos aquí gracias a ellos. Y se nos han ido tan pronto, ¿verdad? El legado que hubiera dejado por ejemplo Enrique Morente de seguir vivo.