FIESTA ENTRE COPAS

La gran noche de los 85 años del Boadas

La mítíca coctelería de la calle Tallers celebró su 80º cumpleaños en el Convent dels Àngels

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Luis Miguel Marco

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Muchos 'feligreses' y 'bartenders' que acuden religiosamente a acodarse en la barra de madera de la mítica coctelería Boadas de Barcelona lo llaman 'The church', la iglesia. Pero el local de la Tallers, pegadito a la Rambla, se quedaba en capilla si pretendían celebrar en un sitio tan chiquito su fiesta de 85º aniversario. Así que se decidió trasladar la congregación a unas calles, al antiguo convento dels Àngels, junto al MACBA. Y aún así, la lista de invitados que peregrinaron la desapacible noche del lunes a la llamada de las copas era de las de trago largo.

Oficiaba Jerónimo Vaquero, 'Jero' para los muchos amigos, alma del local que sigue el legado dejado por la 'mestressa' Maria Dolores Boadas, fallecida en febrero del año pasado. Y estaba el hombre exultante. "Llevo 47 años ahí, empecé con 14 años, era un crío. Ahora tengo 62 y me sigo encargando del bar. Pero siempre tendré muy presente a Maria Dolores Boadas y a su marido Tío Pepe [José Luis Maruenda]. Me trataron como un hijo", explicaba en la terraza, en la que instalaron hasta sofás chester para los fumadores, uno de ellos el actor Pep Cruz. 

El Boadas en versión conventual resultó más bien palaciego, luminoso, con numerosas marcas de destilados, y hasta un espumoso con la etiqueta Boadas -gracias Rovellats– ofreciendo sus sorbos a los invitados, entre ellos Ferran Adrià, que recordó que más que él, "quien solía dejarse caer por el local era Juli" [Juli Soler, su amigo y socio, también fallecido]. También se dejaron caer el dibujante Peret, la fotógrafa María Espeus y la periodista Núria Ribó.

A los famosos también les cobro

"Este local, no sé muy bien el motivo –nos explicaba Jero– ha tenido mucho carisma y ha tocado el corazón de los catalanes y de mucha gente de paso por Barcelona. Es una referencia en el mundo del cóctel. Sigue viniendo muchas personas a vernos a drede. Ahora bien, cuando todo está hecho es fácil, pero quién le iba a decir a don Miguel Boadas, el padre de Maria Dolores, en los años 30 que iba a hacer historia. Ahora todo el mundo hace cócteles pero nosotros siempre fuimos muy punteros. Y el trato amigable con la gente también ha hecho mucho", asegura este hombre al que le haría ilusión celebrar los 90 del Boadas. Y que siguiera en el mismo sitio, porque ofertas para trasladarse han tenido muchas. "Y las seguimos teniendo, pero a nosotros no nos moverán".

La lista de clientes famosos del Boadas no cabría en esta crónica. Pero Jero es de los que no se deja deslumbrar: "Para mí son como un cliente más. No les doy mucha importancia. Yo no tengo autógrafos de ningún personaje y mira que he tenido hasta a Kevin Cosner delante. Juanes vino y me di cuenta de que era él después cuando lo vi en la tele. Desde joven descubrí que los famosos cuando vienen quieren ser uno más. Yo los saludo, les sirvo amablemente y les cobro. Creo que es más cortés cobrarles que decirles que están invitados, porque así vuelven, lo tengo comprobado".