UN PERSONAJE DE OTRA ÉPOCA

El último pecado del 'play boy' italiano que murió en pleno coito

La Iglesia pone pegas al funeral de Zanza, la quintaesencia del 'latin lover', fallecido de un infarto

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Eloy Carrasco

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No es una mala forma de morir, pensarán algunos. Se va un rancio reducto del machismo, dirán otros. El hecho indiscutible es que Maurizio Zanfanti, siempre conocido como Zanza, el 'play boy' por excelencia en Italia, ha muerto a los 63 años en unas circunstancias que -aseguran quienes le conocieron- no le habrían desagradado: copulando con una mujer 40 años más joven. Genio y figura hasta la sepultura, su funeral trae cola porque la iglesia de su localidad natal se niega a oficiarlo. El cura asegura que es para evitar el "circo mediático", pero tampoco ayuda que la conducta en vida del difunto no hubiese observado precisamente la virtud cristiana.

De Zanza se dice que fornicó con "miles" de mujeres, y que disputaría el hipotético cetro a un Julio Iglesias o un Mick Jagger, garañones de fama mundial. Era un 'vitellone', o sea "un joven entregado a la vida ociosa y fatua", a decir del diccionario. Porque sus días transcurrieron de un modo salvajemente juvenil hasta el final, cuando un infarto lo fulminó en medio de su última correría sexual, dentro de un coche con una chica de 23 años.

200 mujeres por verano

La leyenda de Zanza se labró en Italia a partir de los años 60, cuando este joven rubio, melenudo, convenientemente musculado, de camisa abierta y pelo en pecho se apuntaba las conquistas por racimos. En su mejor momento, él mismo se atribuía "unas 200 mujeres por verano". A finales de los 80, la aparición del sida y la pérdida de reputación del tópico 'latin lover' entre las europeas del norte mermó esas cifras a, siempre según sus recuentos, 120 ligues por estación. Su éxito tuvo la principal base de operaciones en el club nocturno del que era propietario, el Blow Up, en Rímini, mítico enclave turístico del Adriático.

Hasta el alcalde de la ciudad, Andrea Gnassi, le dedicó unas palabras en Facebook: "Ante la muerte de Zanza, el primer sentimiento es el luto: con él no solo desaparece un mito de las llamadas 'noches de la Riviera', sino un elemento de un periodo histórico de las costumbres italianas. Descanse en paz".

La polémica con la Iglesia

La muerte le sobrevino el martes y este viernes arde la polémica por su entierro. La familia de Zanza ha manifestado que el párroco de Regina Pacis, Raffaele Masi, se niega a celebrar las exequias, previstas para este sábado en la iglesia del cementerio de Rímini. "En Regina Pacis -ha declarado una tía de Zanza- mi sobrino hizo la comunión y la confirmación. Además, es la iglesia que está al lado de su casa. Estamos estupefactos y amargados, pediremos explicaciones a la Curia", añade la tía Nives Succi al rotativo 'Resto del Carlino'.

Como otra iglesia cercana también ha rechazado el funeral del promiscuo Zanza -alegando que está completa con otros entierros-, de inmediato ha emergido la sospecha, razonable, de que la Iglesia prefiere no acoger en su seno en su último tránsito a un individuo que sería la quintaesencia del pecado. La diócesis de Rímini, sin embargo, desmiente las maledicencias: "La Iglesia de Rímini nunca ha intentado rechazar el funeral religioso del difunto Maurizio Zanfanti. Las exequias tendrán lugar el sábado 29 de septiembre a las 15.00 horas cerca de la iglesia de San Francisco, en el cementerio de Rímini, según lo acordado con la agencia de pompas fúnebres contratada por la familia y con el rector de la iglesia, don Mario Antolini".

Es de esas veces, pensarán algunos, en que será difícil que el difunto pase a mejor vida.