ESPECTÁCULO EN ENTREDICHO

Los ángeles de Victoria's Secret se repliegan

El próximo desfile será en Nueva York tras la caída de las ventas y las críticas a su imagen

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Luis Miguel Marco

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El 'show' de los ángeles alados de Victoria's Secret continúa, pero en casa. La firma norteamericana ha anunciado que el próximo desfile se volverá a celebrar en Nueva York, el principal escenario en el que han desplegado sus alas desde 1995. No han adelantado todavía la fecha, pero será en la segunda mitad de noviembre, antes de las Navidades, la principal época de ventas de lencería. Lo han hecho mostrando en Instagram unas imágenes con modelos en diferentes escenarios de Manhattan.  

Se pone marcha así una compleja maquinaria publicitaria que tendrá como colofón un espectáculo televisado que ofrecerán cadenas de casi 200 países, la 'Superbowl' de la moda interior. Lo que han omitido es que detrás de este repliege a su escenario natural está la caída de las ventas, tras sacar pecho y buscar contentar a los mercados europeos y asiáticos con sus espectáculos en Londres (2014), París (2016) y Shanhái, el año pasado. 

Cifras que marean

Es cierto que las cifras que maneja este desfile, con una audiencia potencial de 800 millones de personas, marean. Y que durante todos estos años se ha convertido en un trampolín profesional para las modelos que anualmente se presentan a un exigente 'casting'. Heidi Klum, Lily Aldridge, Miranda Kerr, Karolina Kurkova, Gisele Bündchen, Adriana Lima, Alessandra Ambrosio, las hermanas Hadid, Kendall Jenner e Irina Shayk han estado vinculadas a la firma durante años. Irina incluso confirmó su embarazo en el desfile de París.

Victoria’s Secret monta un gran plató por el que las jóvenes caminan, bailan y muestran sus curvas lanzando besos a la cámara, siempre rusieñas. Y para acompañar al desfile cada año participan algunos de los artistas del momento, como Rihanna, Lady Gaga y Bruno Mars. Uno de los momentos estelares es la aparición del 'fantasy bra', una pieza exclusiva confeccionada con piedras preciosas y valorada en varios millones de dólares. La primera en lucirlo, en el 1996, fue una tal Claudia Shiffer. El año pasado la responsabilidad recayó sobre la brasileña Lais Ribeiro.

Pero parece que después de tanto tirar la casa por la ventana, algo no funciona. La firma de lencería atraviesa dificultades financieras. La realidad es que en su casi 1.200 tiendas de Estados Unidos y Canadá se amontona la ropa a la que no logran dar salida ni siquiera con las liquidaciones. Medidas como prolongar la temporada u ofrecer tres artículos por uno han perdido su atractivo: hacen que parezca que la marca malvende sus bragas y sujetadores. 

La firma redujo sus beneficios un 15% en el 2017. Y otro signo preocupante es que este verano no ha habido colección de bañadores con fotos en playas paradisiacas. Las críticas hacia la cosificación del cuerpo femenino en un momento en que hasta en los desfiles de mises se prescinden del pase en bañador tampoco ayudan. La modelo de tallas grandes Ashley Graham ha declarado en numerosas ocasiones que la firma no promueve la diversidad. Las mismas calles de Nueva York fueron el año pasado escenario de un desfile protesta contra Victori'a Secret y su negativa a contratar a modelos de tallas que superen la 38. 

YouGov BrandIndex, una compañía de investigación digital que rastrea la percepción pública de las marcas por parte del consumidor, ha estudiado cómo ven a Victoria' Secret sus clientas: mujeres de entre 18 y 49 años. Y los resultados revelan que las compradoras habituales de la marca no acaban de estar satisfechas, con niveles que no se habían visto desde el año 2013, en plena crisis económica.

La marca, creada en 1977 por el estadounidense Roy Raymond –se suicidó tirándose por el Golden Gate a los 46 años–, lleva años sobrevolando las críticas. Ahora veremos quiénes serán sus nuevos ángeles. La 'top' brasileña Alessandra Ambrosio dejó la marca tras 17 años desfilando con ellos y su colega Adriana Lima ha asegurado que nunca más volverá a quitarse la ropa "por causas vacías". Está claro que en el Olimpo alado no todo son plumas, confeti y purpurina.