Cindy Craworfd: "Envejecemos. Lo demás es una lucha estéril"

Se dice pronto. 30 años después de aparecer en la primera portada de la edición española de la revista 'Vogue', la norteamericana Cindy Crawford regresa a la portada de la revista en el número de octubre que este jueves se ha puesto a la venta. La 'top' que junto a Elle MacPherson, Linda Evangelista, Claudia Schiffer y Naomi Campbell coformó el ramillete de bellezas que auparon el universo de la moda a lo más alto en los años 80 y 90 recuerda todo aquello como "algo mágico". 

La empresaria, que ha visto cómo su hija Kaia Gerber ha seguido sus pasos y que es imagen de Chanel bajo la autoridad de Karl Lagerfeld, ha posado para Sebastian Faena en la sesión de fotos de 'Vogue', en una de las imágenes de rojo con volantes y con sombrero tipo cordobés de Marc Jacobs. "Ahora solo lo hago eventualmente, cuando de verdad me apetece", asegura Crawford, que recientemente hizo un campaña para Lewis y que es embajadora del grupo Cosentino, entre otras firmas.

El lunar, a lo Carmen

'Voque' la eligió para aquella primera portada por el rasgo más característico de su cara, el lunar que al fotógrafo Eric Boman le pareció “una cualidad a lo Carmen”. En la entrevista la modelo reflexiona sobre sus comienzos, concluyendo cómo en los 90 la televisión por cable multiplicó la proyección de un oficio que “era solo un trabajo sin más, no un estilo de vida ni nada parecido a lo que es ahora”. También evoca otras sesiones históricas con fotógrafos como Peter Lindbergh y Annie Leibovitz. “Todo ha sido importante, aunque imagino que mi primera portada para Vogue USA con Richard Avedon fue bastante definitiva”, explica.

Respecto a su hija, explica: “Sin duda Kaia y yo nos parecemos mucho, y es inevitable que me vea en ella, pero tiene su propia personalidad, se divierte, es muy abierta y si algo no le gusta, no duda en decirlo. Es mucho más segura de sí misma que yo a su edad. Se ha criado viajando por el mundo mientras que yo venía de un pueblo”. Y en cuanto a los años –ahora tiene 52, en aquella portada tenía 22–, asegura: “Nos juzgan demasiado por nuestro aspecto y cuando tu mundo es tan visual como el mío eso se convierte en algo doblemente estresante. Hay días que lo llevo bien y otros peor. Envejecemos, lo demás es una lucha estéril”.