Cuando Amy fue feliz

Blake Wood, amigo de la malograda Amy Winehouse, publica un libro con 85 imágenes que muestran su mejor cara

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Luis Miguel Marco

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En la vida de Amy Winehouse hubo dos Blakes, uno malo y otro bueno. Del malo, Blake Fielder-Civil, ya conocemos su historia y la relación tóxica que mantuvo con la cantante británica él: fue su marido y su peor pesadilla, el hombre que entraba y salía de la cárcel, quien la metió en la droga y la dejó tirada como una colilla. Probablemente, el hombre que más daño le hizo después de su padre, Mitch Winehouse, que exprimió la fama de su hija y que prefería verla en un escenario en lugar de llevarla a un centro de rehabilitación. Y si no, ahí está el documental 'Amy' para demostrar cómo fueron realmente las cosas. 

Hoy nos fijamos en el estadounidense Blake Wood, que conoció a Amy en el 2008, el año en que la intéprete tocaba el cielo y se hundía. Recién llegado a Londres dispuesto a hacer fotos, Blake tenía entonces 22 años y ella 24. Un colapso por su adicción se la llevaría tres años después, ingresando en el famoso club de los famosos que dejan un bonito cadáver a los 27: ya saben Jim Morrison, Janis Joplin, Jimi Hendrix.

Las vidas de Blake y Amy se cruzaron en enero, una noche de fiesta. Los presentó en Lodres una amiga común un mes antes de que Amy fuese nominada a aquellos premios Grammys en los que arrasó con todo con su álbum 'Back to black', llevándose a Londres cinco estatuillas y pasando por delante de artistas como Beyoncé, Foo Fighters, Rihanna y Jay-Z y Justin Timberlake.

Alcohol, crack, heroina

Ella vio claro su talento como fotógrafo antes de que él mismo fuese consciente de él. Entre Wood y Winehouse nació una estrecha amistad tras una breve relación sentimental que la salvó una época de su amor tóxico con Fielder-Civil y que los haría inseparables durante dos años. 

Aunque Winehouse por aquel entonces ya empezaba a estar consumida por sus adicciones al alcohol, al crack y a la heroína, Blake — que asegura que nunca ha consumido— no quiso dejar constancia en su cámara de la decadencia de su amiga ni inmortalizarla cuando iba puesta hasta arriba. De eso ya se encargaron los demás. "Simplemente no tenía interés en tomar malas fotos de ella. ¿Por qué hacer una foto a alguien cuando está pasándolo fatal?" A lo mejor hay gente que necesita ver más, pero por mi parte, ya tuve bastante", ha explicado en una entrevista al diario británico 'The Guardian' desde Nueva York, donde reside actualmente.

La carta de amor de un amigo

Blake Wood acaba de publicar este agosto con la editorial Taschen 'Amy Winehouse' un libro con 85 imágenes –la mayoría nunca vistas hasta ahora–, en blanco y negro y color, en las que muestra la faceta más relajada e inocente de la intérprete de 'Rihab'. Es la mirada cómplice de un amigo, algo que difícilmente percibimos cuando los 'paparazzi' la acosaban a flasazos frente a su casa en el número 30 de Camden Square, donde los fans todavía dejan flores. 

"Una de las razones por las que quería mostrar este material es porque quería cambiar el discurso que ha quedado acerca de Amy. Existe la falsa idea de que todo fue malo durante esos años, y no siempre fue así. Esta no es la típica historia trágica que termina con la muerte de la protagonista. Hubo momentos increíblemente brillantes en medio de todo el caos y eso es lo que veo en estas imágenes”. En efecto, se trata del diario visual íntimo de la diva del soul en un momento en que era una de las voces más famosas del mundo. Del texto se ocupa la crítica de cultura pop Nancy Jo Sales.

Muchas de las imágenes corresponden a las largas vacaciones que Amy pasó en la isla caribeña de Santa Lucía, tratando de vivir en paz, alejada de las drogas, tomando el sol, montando a caballo, jugando con la arena y donde Blake la acompañó durante cuatro meses. En el libro, que cuesta 30 euros, también hay imágenes íntimas de la artista en París y Londres en el 2008 y el 2009, maquillándose, tocando la batería en su casa.

"Este libro es realmente una carta de amor a un amigo. Y es un diario visual de nosotros en el tiempo, cuando el mundo más la celebró, pero al mismo tiempo fue más incomprendida".