MUNDIAL DE RUSIA 2018
La presidenta de Croacia, una hincha más que paga sus viajes
Kolinda Grabar-Kitarovic costea sus billetes en clase turista para ver los partidos de la selección y descuenta los días no trabajados de su sueldo como presidenta del Gobierno
Croacia está protagonizando un Mundial que quedará grabado en los anales de la historia del fútbol. Tras las arduas pugnas en sendas tandas de penaltis contra Dinamarca y contra Rusia y la sufrida victoria ante la Inglaterra de Harry KaneInglaterra Harry Kane, la selección de Croacia se ha clasificado a la final de un Mundial por primera vez, este miércoles, 11 de julio. Quien también está arrasando, no en el terreno de juego, sino en la red, es Kolinda Grabar-Kitarović, actual presidenta croata y apasionada hincha de su selección, que ha disfrutado de todos los partidos que ha disputado su selección en el Mundial de Rusia 2018, a excepción de la semifinal, que ha enfrentado a croatas e ingleses.
La lideresa del partido de centroderecha Unión Democrática Croata gozó de los encuentros de la fase de grupos en las gradas, como una hincha más, vestida con la camiseta rojiblanca de Croacia. Animó al equipo en todo momento y celebró los goles de los jugadores con euforia.
El único partido que Grabar-Kitarović, de 50 años, ha visto desde el palco de autoridades ha sido el de cuartos de final, ante Rusia, en el que se ha sentado al lado del presidente de la FIFA, Gianni Infantino, engalanada de nuevo con la camiseta de la selección croata, y en el que ha festejado con ímpetu la trascendental clasificación. Cuando ha acabado el partido en el estadio olímpico Fisht, de Sochi, la presidenta de Croacia ha dejado a un lado el protocolo y ha bajado al vestuario para felicitar a los jugadores y celebrar el triunfo con ellos, saltando y gritando con alegría.
Grabar-Kitarović solo se ha perdido la semifinal disputada entre las selecciones croata e inglesa. No ha podido asistir, porque ha tenido que acudir a la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Allí, ha regalado al presidente estadounidense, Donald Trump, y a la primera ministra británica, Theresa May, camisetas de la selección de Croacia con sus respectivos nombres. Grabar-Kitarović asistirá a la final, en la que la selección francesa y la croata se enfrentarán para alzar la Copa del Mundo.
Además de ser una gran forofa del fútbol, la presidenta de Croacia ha demostrado su ética profesional con dos gestos que tendrían que ser comunes en política. Ha pagado los billetes en clase turista de sus vuelos para ver los partidos de la selección croata de su propio bolsillo y ha descontado los días no trabajados de su sueldo como presidenta del Gobierno.
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