MEMORIA VIVA DEL PARAL.LEL

Lita Claver, La Maña: "Este sí es mi adiós definitivo"

La artista se despide de los escenarios en el Teatre Apolo con 'Un reencuentro inolvidable'

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Luis Miguel Marco

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Llega a la terraza del Antic Café Espanyol del Paral.lel subida a unos botines, con 'leggins' y un plumífero, todo negro, y muestra sus uñas perfectas, de un rojo intenso y rematadas con purpurina plateada. "A juego con la Navidad", comenta coqueta. Esconde sus ojos pintados tras unas gafas redondas, pero no la edad. "Es que nunca lo hice: tengo 72 años", suelta con ese acento maño que la acompañado toda su vida y que acentúa o resta cuando le viene en gana.

El próximo viernes, Lita Claver, La Maña, estrena en el Teatre Apolo, justo en la acera de enfrente, el espectáculo 'Un reencuentro inolvidable' con el que se despide "esta vez sí" de su público de Barcelona. Ya lo hizo en su Zaragoza natal durante las fiestas del Pilar. A su lado estará el humorista Fernando Esteso, con el que empezó en aquellas actuaciones por los pueblos allá por los años 60. "Como en la película 'El viaje a ninguna parte", describe. 

¿Se va orgullosa? Me voy orgullosa porque he sido una curranta nata y porque no he hecho otra cosa en mi vida. Dejo mi corazón en el escenario y lo dejo feliz. Ahora mismo me han parado en la calle y me han dicho: "Maña. Si está más maja que antes' Y eso me hace una gracia. Si me veis cuando me levanto por la mañana, con la cara sin arreglar, os echáis a correr.

¿Esta vez es la despedida definitiva? Sí. Y te voy a explicar por qué. Cuando nació mi nieta yo ya me quería retirar y ahora tiene ya 13 años. Así que fíjate. Mi marido cayó enfermo y verme actuar le daba la vida, pero él se fue hace año y medio. Así que no te voy a engañar. Ha sido mi representante Ricardo Ardévol júnior quien me dijo: 'Maña'. Así no te puedes ir. Te tienes que despedir de tu público. Y aquí estamos. Ricard Reguant me ha abierto las puertas del Teatre Apolo para que estemos todas estas Navidades.

¿Será un espectáculo de music hall Absolutamente. Con un ballet de chicas guapísimas, números increíbles y Fernando Esteso, que es como un hermano. Aunque he hecho en el pasado alguna obra dramática esta es una recopilación de mis mejores númros, puestos al día claro. Y cómo no voy a sacar las plumas en mi adiós, por favor. En Zaragona por el Pilar fue apoteósico. Esos días estaba cansada pero en un nube y aquí espero que ocurra lo mismo. 

Sus inicios son de película. Pues ya ves. Una gitana que empezó a los 5 años por los bares de Zaragoza a bailar flamenco, un cría que acudía a las matinales de galas infantiles y que se metió en la compañía de los padres de Fernando Esteso. Yo he aprendido de la vida. Y me enseñó a leer y a escribir el hermano de Fernado Esteso porque no fui al colégio. Éramos los cómicos que iban por las plazas de los pueblos haciendo nuestros números, rifando una manta, una botella de coñac o lo que fuera. Por eso reencontrarme con Fernando Esteso, con el que he hice una película pero poco más, es una forma de cerrar el círculo.

Estamos a unos metros del Teatre Victoria, donde debutó, del Molino, que fue su casa durante 11 años, y del solar del Teatre Arnau, que usted y su marido dirigieron y donde casi les arruina. ¿Qué siente al pasar ahora por aquí? Pues ver este solar es como un puñal clavado en el corazón. Intento hasta no pasar por aquí y eso que soy vecina del barrio. Me da mucho coraje e impotencia. Es una cicatriz en el Paral.lel.

En los 70, en El Molino se alternaba. ¿Pero usted siempre fue de las hasta aquí puedo llegar? No he tenido nunca la necesidad de beneficiarme de ningún señor ni de aceptar una copa, porque entre otras cosas soy totalmente abstemia. Yo lo que le dije entonces a la que era jefa de El Molino, a Vicenta Fernández, es que haría el papel de todas las vedetes que se pusieran enfermas. Y esa fue mi salvación porque esta gitana es muy lista.

Una gitana enseñado muslo. Mi madre era muy espléndida, como todas las madres, pero muy gitana y me armaba unos pollos. Con el público delante me llamaba ¡marrana! y me amenazaba con que me iban a dar una paliza mis hermanos porque yo era la pequeña de 16 hermanos. Me decía que para bailar flamenco no hacía falta enseñar tanto las piernas. Yo creo que desde salí de la barriga de mi madre y vi las calamidades que había en aquella época que me prometí a mí misma que nunca iba a pasar hambre.

¿Qué fue lo que dejó tacado al music hall La televisión y las cantantes, que empezaron a hacer números de baile como las vedetes, enseñando media teta, medio culo. Pero el music hall no puede morir. A mí me han dicho que sacar las plumas y la pedrería es algo muy antiguo. ¿Qué sabran? Lo que es es carísimo. ¿A ver a quién no le gusta ver poderío, brillos, unos trajes elegantes, un buen diseño de luces y gente joven bailando? Porque para vieja ya estoy yo y estoy buenísima todavía. Para esta presentación he mandado hacer un traje igual al que llevé cuando hice mi presentación en El Molino. Os va a encantar.

¿Es cierto que usted guardaba un minuto de silencio cuando causaba baja algún cliente habitual? Eso es así. Es que teníamos señores que venían siempre a ver la función y se sentaban en la misma butaca. Lo que no habré hecho yo. Fui la primera en poner  unos escalones para bajar a la platea y hablar con el público. Las esposas estaban encantadas conmigo. Yo les decía que les preparaba a sus maridos y luego ellas los remataban en casa. 

A usted han ido a verla Dalí, Federico Fellini, Rafael Alberti, Vázquez Montalbán, Terenci Moix, Gassman... ¿Alguna anécdota que recuerde? Pues Vittorio Gassman, grandísimo actor, se dio un buen trompazo al entrar en mi camerino, que era muy pequeño y estaba al lado del escenario. Claro, como era un señor tan alto. Estuvo muy simpático y cariñoso conmigo. Yo es que me he sentido muy querida por la gente llana, porque yo soy tremendamente llana, y por gente de alta alcurnia. Y ahí lo dejamos. El que nunca se dignó a venir a verme a ningún espectáculo del Paral.lel fue Jordi Pujol, el honorable. ¡Qué vergüenza!

¿En esta despedida será políticamente correcta? ¡Ay! no me hables de política porque estoy totalmente defraudada, triste y desamparada, como muchos.

Suena a bolero. Es que no sabemos si esto acabará trágicamente o acabará bien. Que ocurran estas cosas en esta Barcelona que ha sido siempre tan cosmopolita y tan mestiza me duele mucho. Si nos hemos llevado siempre todos de maravilla y no ha habido problemas. Cada uno puede tener sus ideas, pero lo que no se puede es hundir la ciudad como la están hundiendo, porque eso quiere decir que no piensan en la gente. Yo no entiendo de política porque soy bastante obstusa en todo, pero me doy cuenta de la realidad como la que más. Estos políticos tienen que llegar a acuerdos, pero que no fastidien más a la gente.

Siempre quedará el refugio del teatro. El teatro no puede morir nunca. Esto son ciclos que pasan. Tú lo verás. Yo ya no lo veré. Pero el music hall music hallvolverá, porque las cosas bonitas no pueden morir. Nunca.