ESTRENO EL 29 DE DICIEMBRE

Hugh Jackman, el hombre casi perfecto

El actor australiano presenta en Madrid 'El gran showman' y confiesa algunos de sus defectos

Hugh Jackman, en Madrid, donde ha presentado 'El gran showman'

Hugh Jackman, en Madrid, donde ha presentado 'El gran showman' / periodico

Olga Pereda

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Todo lo que hace Hugh Jackman (Sidney, 1968) lo hace bien. Ya sea actuar, cantar, bailar o presentar los Oscar. ¿La cocina? También. Aprendió a manejar los fogones con 26 años, cuando se zambulló en el mundo de la interpretación y su precaria economía no le daba para salir a comer a restaurantes. ¿La paternidad? También. Confiesa que no hay cosa en el mundo que le haga más feliz que pasear con sus hijos (Oscar, de 16 años, y Ava, de 11) o darse un baño con ellos en la playa. ¿El matrimonio? Insuperable. Lleva más de 20 años casado con la actriz, directora y productora Deborra-Lee Furness. Confiese, señor Jackman, ¿hay algo que se le dé mal?

"No soy nada manitas", asegura, entre risas, en castellano. Y vuelve al inglés para dejar claro que, como mucho, es capaz de cambiar una bombilla. Ahora bien, el resto de las cosas de casa, los ordenadores o los móviles "mejor ni tocarlos". El carismático actor australiano, considerado en el 2008 por la revista People como el hombre más sexi del mundo, acaba de aterrizar en Madrid donde ha presentado su última película, que nada tiene que ver ni con Lobezno ni con el universo 'X-Men'. 'El gran showman' -que se estrena el 29 de diciembre- narra en formato musical la vida de real de P. T. Barnum, pionero del circo y un hombre convencido de que lo que te hace diferente te hace especial. Jackman, que se ha pateado todos los teatros musicales de Brodway, hace de nuevo un musical para el cine después de 'Los miserables', junto a Russell Crowe. Aquí le acompañan Zac Efron, Michelle Williams y Zendaya.

Valores positivos

'El gran showman' -película de buenos sentimientos que, sin embargo, carece del alma y la magia de 'La La Land' o de 'Moulin Rouge!'- pone el acento en valores positivos, como la amistad, la aceptación del otro, el amor incondicional por la familia y el esfuerzo. Son valores sagrados que nunca van a estar fuera de lugar. "Mi mujer y yo tenemos claro que lo primero es la familia, nuestra prioridad absoluta. Aunque reconozco que cada vez tenemos más problemas para conciliar vida personal y laboral", afirma.

Capaz de meterse a la prensa en en bolsillo por su cercanía, amabilidad y simpatía, el actor -tan alto que intimida- asegura que ama profundamente España, país que visitó por primera vez cuando era un mochilero de 18 años. "Me enamoró el estilo de vida. Aquí parece que la gente no vive para trabajar. El Prado es mi museo favorito. Me gusta hasta el cochinillo", sonríe Jackman, un apasionado de la comida que para meterse en la piel de Lobezno ha pasado la mitad de su vida comiendo pollo, verdura y pescado hervido sin sal.

El protagonista de 'Prisioneros' -premio Donostia del festival de San Sebastián en 2013- se pone más serio para hablar de la necesaria tolerancia con el que no piensa y no es como nosotros: “En EEUU, Australia y Europa hay una tendencia a aislarse. No construyamos muros porque lo mejor es entenderse. Es el mensaje de 'El gran showman' y también de los 'X-Men'”.

Abusos sexuales en Hollywood

También se pone serio para dejar claro que nunca, en ninguna profesión, se deberían dar casos de abusos y acoso, como se acaba de poner de manifiesto en Hollywood a raíz del caso Harvey Weinstein. "Me conmociona lo que ha pasado. ¡Qué frustrante!", explica al mismo tiempo que pide más protagonismo para la mujer en los campos de dirección y producción de películas. Él, de momento, no tiene en mente dirigir. "Soy indeciso. No soy bueno como jefe de pistas". Vaya, otro defecto, señor perfecto Jackman.