VÁSTAGO CONFLICTIVO

El futuro de José Fernando se complica

JOSE FERNANDO ORTEGA

JOSE FERNANDO ORTEGA / periodico

Julia Camacho

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Esta vez parecía que sí. Que José Fernando Ortega empezaba a enderezar el rumbo de su vida tras ingresar hace ya cinco meses en una clínica de desintoxicación y comprometerse vía telefónica con Michu, con la que mantiene una relación plagada de altibajos que incluyen órdenes de alejamiento y una hija, María del Rocío. Sin embargo, ahora sus andanzas pasadas resurgen y pueden echar por tierra sus planes, ya que un juez ha solicitado su ingreso en prisión para cumplir una vieja condena.

El nubarrón que amenaza su futuro, y que según su abogada sería "gravemente perjudicial para su evolución clínica" de sus adicciones, es la pena de un año y nueve meses de prisión a los que fue condenado el vástago del diestro Ortega Cano tras reconocer que, a la salida de un club de alterne de Sevilla, persiguió junto a sus amigos a un joven al que dieron una paliza. Le robaron dinero, dos teléfonos móviles y las llaves del coche, que también se llevaron y que José Fernando condujo, pese a no tener carnet. Días después, el coche, de alta gama, apareció estrellado calcinado para dificultar su identificación.

Adicción como vía de escape

A su favor jugó, no obstante, que pidió perdón a la víctima y reparó el daño causado reuniendo los 10.000 euros de la indemnización. Según trató de justificarse, todo ello ocurrió bajo la influencia del alcohol y las drogas. Una dinámica a la que dedicaba sus días desde que accedió a su millonaria herencia de su madre al cumplir la mayoría de edad y distanciarse de su padre. Sus padres recordaban el día que le conocieron, junto a su hermana Gloria Camila, como el más feliz de sus vidas, pero el tierno infante que llegó a España en 1999 con apenas seis años se mostró pronto un chico rebelde, sin interés por los estudios.

De nada sirvió el internado en una academia militar en EEUU, de donde regresó cuando la cantante enfermó. Los psiquiatras que le analizaron para el juicio del 2014 señalaron que el adolescente encontró en las adicciones una vía de escape a una vida complicada antes y después de su adopción, en la que la muerte de su madre, en el 2006, tuvo especial peso.

Este juicio fue el primer incidente serio de José Fernando, que ya había sido sorprendido robando un móvil del interior de un vehículo. El caso no llegó a más, y al no tener antecedentes penales y ser condenado a menos de dos años de cárcel, el hijo de Rocío Jurado pudo abandonar la prisión preventiva tras pasar encerrado cuatro meses. El juzgado suspendió la condena formalmente en junio del 2015, pero no obstante, le advirtió: siempre con la condición de que no volviera a delinquir en el plazo de dos años.

Desde esa fecha, el joven protagonizó varios intentos de recuperación de sus adicciones y sus problemas de conducta, pero siempre acabó volviendo a las andadas y las malas amistades, según lamentaba la familia. Ortega Cano incluso lamentó en público que su hijo "no quisiera recuperarse" y que "prefiriese esa vida". Pero su historia se complicó con la irrupción de María Jesús Rodríguez Gamaza, Michu, con la que mantuvo una complicada relación repleta de idas y venidas bajo los reproches de la familia paterna, que la consideraron una mala influencia.

Embarazo y órdenes de alejamiento

Tras cortar enel 2013, en verano del 2016 sorprendían al anunciar que serían padreserían padres. Pero el embarazo distó mucho de ser tranquilo. Tras una acalorada discusión en el interior de un coche a finales del 2016, un juzgado interpuso de oficio una orden de alejamiento a José Fernando por agredir a Michu.

El joven ha sido detenido en varias ocasiones por incumplir dicha orden, una de las veces en el hospital donde la futura madre se encontraba ingresada por riesgo del embarazo, y por amenazas, por lo que un juzgado de Jerez de la Frontera (Cádiz) acabó condenándole a sendas penas de seis meses de prisión. De nada sirvió que la afectada no ratificara la denuncia por maltrato y explicara públicamente que no comparte la orden de alejamiento. O que la pareja se haya tenido que comprometer vía telefónica para no agravar aún más la situación.

Y ha sido precisamente al añadir esas dos nuevas condenas al expediente judicial de José Fernando cuando saltó la alerta en el juzgado de Sevilla, que entendió que se rompía la condición de no reincidir que evitó la ejecución de la primera sentencia. Una decisión que la fiscalía comparte, pero que para la familia Ortega ha supuesto un jarro de agua fría cuando más esperanzados estaban con la evolución del joven.

Su abogada defiende que "si bien es cierto que en el periodo de suspensión de la condena ha tenido conductas reprobables", también lo es que "sus circunstancias actuales son muy diferentes a las de hace unos meses", y que "no solo hacen desaconsejable el ingreso en prisión, sino que ponen de manifiesto la intención de José Fernando de no volver a cometer errores, y por ende de no frustrar los fines por los que se le concedió el beneficio de la suspensión". "Es precisamente ahora cuando ha de ser mantenida la suspensión concedida en su día, pues es precisamente ahora cuando se están cumpliendo las expectativas tenidas en su día", concluye. Habrá que ver si la juez confía en el enésimo intento de José Fernando.