LA 'BODA DEL SIGLO'

La noche en que Rosario se paralizó

BODA MESSI 2

BODA MESSI 2 / periodico

ABEL GILBERT / ROSARIO

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La avenida de Oroño recorre unos 10 kilómetros del mapa de Rosario. Hacia el norte, de cara al río Paraná, viven los sectores más acomodados. A medida que uno se desplaza hacia el sur, el panorama social se vuelve más precario. Leo Messi es del sur, y eligió el sur para casarse con Antonella Roccuzzo. La "boda del siglo" la llamaron en la segunda ciudad argentina. Para el diario 'La Capital', fue como si el mejor jugador del mundo formalizara su relación con la madre de sus hijos "en el patio" de su vieja casa, la que abandonó en medio de la crisis económica y la falta de perspectivas.

El complejo City Center, escenario de las celebraciones que trajeron a la élite futbolística, es un catálogo de paradojas y contrastes. El hotel y casino donde Leo, Antonella y sus invitados comieron, bebieron, bailaron y cantaron rigurosamente protegidos de los fisgones, paparazis y devotos del capitán del seleccionado celeste y blanco está separado solo por una calle lateral de uno de los barrios más golpeados de la ciudad, Las Flores.

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De un lado, los fastos y el juego de las tragaperras, como Las Vegas; del otro, la marginalidad y el dolor. "Leo es un buen tipo. No olvida de dónde vino. Pero hay que estar 'acá'", dijo Lito, un extécnico químico que ahora vende calcetines en la calle. El "allá", claro, es el City Center que señaló con el dedo.

La alfombra roja por la que caminaron las estrellas del Barcelona con sus esposas y la "alfombra de sangre" que anega a Las Flores por la disputa entre bandas 'narco' coexistieron por unas horas. De esa calle que divide las realidades -donde existe una de las tasas de homicidios más altas del país - llegaron hasta el City Center curiosos con la esperanza de "ver" a las celebridades. Pero con el correr de los minutos se dieron cuenta de que nada estaba al alcance de sus ojos y había que mirar las escenas por la televisión.

No faltaron igualmente los que se jactaron de haber reconocido en la distancia a Neymar y Dani Alves, los últimos en llegar a la boda, cuando estaba casi por empezar.

En la noche del viernes, las pantallas de los argentinos se encendieron para hablar de lo mismo: del instante en que el novio dejó de ser novio y se convirtió en esposo, del beso que selló ese tránsito, de la alianza, de la sonrisa de ambos y de su presentación como "marido y mujer" ante las cámaras que los que aguardaban en el perímetro de la alfombra roja.

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Hasta el barrio Las Flores, con sus casas precarias y sus vertederos, también llegaron los comentarios sobre las sutiles florescencias del vestido de Rosa Clará de ella y el traje Armani que vistieron Leo y su hijo Thiago (una suerte de miniatura del padre); el bordado de lentejuelas en la espalda del traje de Cesc Fàbregas y el sensual vestido con escote corazón en terciopelo violeta de su pareja, Daniella Semann; el bajo perfil de Shakira, y la elegancia de Luis Suárez. 

UNA CANCIÓN DE REGALO

Muchos se enteraron de que existía un cantante llamado Abel Pintos quien, de cuerpo presente, acompañó a Leo y Antonella cuando intercambiaron anillos al compás de 'Sin principio ni final'. A la novia le encanta esa canción y Messi se la "regaló" en vivo con el propio autor. "Podría hacer que el mar se junte con el cielo / Para lograr la inmensidad que hay en su vuelo / Que me regala tu mirada y tu desvelo / Bajo la luna cuando danzas en mis sueños".

Las Flores se formó como barrio durante el Mundial de 1978 que ganó Argentina. Los militares decidieron "limpiar" Rosario y expulsaron a los pobres a su periferia. Con los años, fueron llegando más y más golpeados por las sucesivas crisis. Los que viven ahí dicen que se sienten discriminados y que por culpa de unos pocos se los prejuzga. El viernes, los cuidadores de automóviles, conocidos como "trapitos", así como los limpiavidrios, no pudieron trabajar en las inmediaciones del Casino, blindado con 450 encargados de la seguridad. No obstante, le enviaron una carta de felicitación a Leo. "El hecho de que hayas vuelto a nuestra ciudad para casarte, habla de tu grandeza y humildad", proclamaba.

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Sur y norte quedaron igualados brevemente por la boda. En la mañana del sábado, cuando la mayoría de los invitados se subieron a sus aviones privados para regresar a sus casas y los Messi partieron de luna de miel al Caribe, se seguía hablando de lo que había ocurrido. Algo excepcional. Tan atípico, que en un coqueto bar de la avenida de Wheerlwright, frente al río, un joven, quizá a punto de convertirse en exnovio, dejaba su taza de café con enojo sobre la mesa para reprocharle a ella que tanto le pedía: "¿Quién te crees que 'sos'? ¿Antonella?".