RELATO CON PASADO

Pepa Roma: "Para ser libres debemos enfrentarnos a aquello de lo que huimos"

La periodista presenta su cuarta novela, 'Una familia imperfecta' (Espasa)

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MIREYA ROCA / BARCELONA

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Pepa Roma (La Sentiu, Lleida, 1955) presenta estos días su cuarta novela, 'Una familia imperfecta (Espasa). Narrada en primera persona, es el relato de una crisis vital, donde la protagonista, Cándida, hija mayor de una familia catalana, regresa a Barcelona desde Madrid, donde vive, para para cuidar de su madre viuda y dominante. Sus únicos familiares son su hermano, Ángel, enfermo de cáncer, y una tía paterna, Rita, una madre para ella, un referente liberador. Cándida lo pierde todo excepto su historia. Con este texto, la escritora, viuda del periodista Miguel Ángel Bastenier, saca a relucir los conflictos y secretos de un clan acomodado venido a menos.

-¿De dónde surge el embrión de esta historia?

-Hay dos fuentes diferentes. Una son los testimonios de la guerra civil que oía en mi familia. Desde pequeña, mis padres me contaban historias de la guerra y yo huía de todo aquello porque me parecía una época muy triste y gris. Yo quería viajar y dar la vuelta al mundo. Pero cuando empecé a ver que la familia se derrumbaba y que mis padres eran los últimos testimonios, empecé a darle un valor y a grabar mucho material de lo que me explicaban mi madre y mi tía. Y luego hay otros desencadenante, que es cuando mi hermano enfermó de cáncer y falleció.

-El relato tiene tintes autobiográficos entonces

-No, no es autobiográfico, pero tiene elementos muy fieles a la realidad: los testimonios de la guerra y la enfermedad de Ángel, el hermano de Cándida. Mi hermano falleció por la misma enfermedad, pero los personajes que he construido cambian de realidad, como es el caso de la figura de Cándida y su madre, Regina. Aunque en el argumento hay mucha ficción, me he sentido depositaria de la memoria de mis padres.

-Existen otros puntos comunes a su vida, como la Lleida rural y la burguesía barcelonesa.

-La Lleida rural aparece porque una parte de mi familia es de allí y la otra pertenecía a la burguesía barcelonesa. El libro traza un recorrido desde la calle de la Princesa de Barcelona, la primera vía por la que circularon los coches, la primera calle adoquinada, que se puso de moda en la Exposición Universal. En cierta manera, reflejo un recorrido de tres generaciones de Barcelona y Catalunya.

-¿Cuáles son sus referentes literarios?

-Este libro bebe mucho de Josep Maria de Segarra. También creo que debe algo a Juan Marsé, ya que se habla del Guinardó, un barrio obrero donde hay inmigración de todas partes. También se habla de los indianos. Muchos eran payeses que al cabo de un tiempo regresaron ricos y se integraron en la burguesía catalana. En ese recorrido por los lugares de su infancia, Cándida, la protagonista, redescubre una Catalunya que ha cambiado mucho desde que se fue a vivir a Madrid. En este sentido, he contado la historia heredada. Y es que tal como afirma García Garzón, las grandes narradoras eran las madres, las tías, los abuelos, que te explicaban de donde venías y así descubrías tus orígenes. 

-Cándida, la protagonista, hace una especie de terapia transgeneracional.

-Cándida desciende a los infiernos para liberarse. Ella refleja la necesidad que tenemos todos de enfrentarnos a aquello de lo que huimos si queremos ser libres. La novela tiene momentos duros y otros muy luminosos, todo con un final liberador.

-¿Por qué rompe drásticamente el esquema de la figura materna amorosa y entregada?

-La madre siempre ha sido intocable, un tema tabú. La mujer siempre ha tenido poder sobre la familia, de ahí el matriarcado. Cuando ella domina el ámbito doméstico, el padre no ejerce su rol y se convierte en una figura ausente. En el libro quería romper moldes y demostrar que no todas las madres han sido entregadas con sus hijos, sino que, antes del acceso al mundo laboral, las había que eran unas frustradas y eso repercutía en los hijos y en el marido. Como ocurre en el libro, muchas madres suscitan terror en las hijas y la relación es insostenible.

-Volver a la casa familiar despierta en Cándida los recuerdos de una infancia marcada por la vergüenza de su madre.

-Su madre era el centro y los demás giraban a su alrededor. Regina procede de una familia de terratenientes de derechas. Por el contrario, el padre de Cándida era de una familia de izquierdas que no olvida la guerra. Sus padres eran el reflejo de las dos Españas y del sentir catalán.

-La enfermedad, decía, es otro eje de la novela.

-Las personas egoístas se convierten en una carga insoportable. En cambio, con las personas cercanas, a las que quieres, la enfermedad se hace tolerable porque se intensifica el afecto, emerge algo muy profundo y bello. Eso lo viví con mi hermano. Cándida se vuelca en cuidar de su hermano y en recuperar los momentos perdidos.

-Otro apartado clave es la crisis vital que se produce cuando los hijos se convierten en los cuidadores de los padres.

-A las mujeres de nuestra generación nos ha tocado trabajar fuera de casa, encargarnos de la familia, de los hijos y, después cuando los hijos ya son mayores, nos toca cuidar de nuestros padres. Esta responsabilidad casi siempre recae en las mujeres. Ya puedes ser la presidenta del Gobierno, que siempre te tocará a ti.

-¿Cree que existe la familia perfecta?

-No. Uno piensa siempre que todas las familias son perfectas menos la suya, y eso está muy lejos de la realidad. Por eso he escrito esta novela.