ACTOR ENFADADO
Banderas da plantón a Málaga
El romance entre Antonio Banderas y Málaga, su ciudad natal, está en crisis. El actor, de 56 años, ha anunciado estos días mediante una dura carta que renuncia a continuar con un proyecto cultural que pretendía revitalizar uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad, los antiguos Cines Victoria y Astoria, tras ganar un concurso público de ideas.
La oposición reprochó el desarrollo del concurso, insinuando un supuesto trato de favor, y que se intentara hacer un “traje a medida” del destacado vecino. Una tormenta política en toda regla que se desvirtuó en las redes sociales.
El actor se encuentra muy dolido, y en una carta remitida al diario 'Sur', ha explicado que se lo ha replanteado todo y que finalmente, renuncia a continuar adelante tras lo que considera “insultos, descalificaciones y el trato humillante” recibido. No obstante, la oposición (PSOE, IU, y Málaga para la Gente) ya ha dejado caer que detrás de la renuncia hay otro problema de fondo, y es que el actor no ha logrado encontrar un inversor comprometido con su proyecto.
CONCURSO NO VINCULANTE
Antonio Banderas siempre ha ejercido de embajador de su tierra, y ese enamoramiento le llevó en los últimos años a comprarse un ático en el centro de la ciudad, cerca de la Alcazaba y el Teatro Romano y justo enfrente de los antiguos Cine Astoria y Victoria que ahora pretendía rehabilitar.
En su cabeza estaba dar vida a un contenedor multiusos de artes escénicas que se hizo con el favor del jurado en pasado 7 de abril. Banderas participó en el concurso junto al arquitecto local José Seguí, el estudio de arquitectura Mendoza Partida MX_SI (con sede en Barcelona) y la empresa promotora de conciertos Starlite Marbella.
{"zeta-legacy-despiece-vertical":{"title":"Un proyecto de 14 millones","text":"La propuesta, denominada Ecos Urbanos, proyectaba un recinto seis plantas y un centro de usos m\u00faltiples sobre 9.000 metros cuadrados, con un coste estimado de 14 millones de euros. La idea, que deb\u00eda a\u00fan adecuarse a la normativa urban\u00edstica de la zona, inclu\u00eda adem\u00e1s una infraestructura de alta calidad y espacios comerciales para gestionar espect\u00e1culos de artes esc\u00e9nicas, m\u00fasica, gastronom\u00eda, cine y espect\u00e1culos en vivo, as\u00ed como espacio para la ampliaci\u00f3n de las instalaciones de la vecina casa natal de Picasso."}}
El problema venía del propio certamen, un concurso de ideas no vinculante, lo que suponía en la práctica que se celebraría una segunda competición para designar a la empresa que llevaría a cabo dicho proyecto ganador con una concesión del suelo de 35 años. Banderas ya anunció que concurrirían a esta segunda fase, pero en el Ayuntamiento de Málaga no ocultaban su entusiasmo con que el famoso actor apadrinara una de las actuaciones más importantes del mandato de Francisco de la Torre (PP).
ADJUDICACIÓN DIRECTA
De hecho, el equipo de gobierno deslizó la posibilidad de recurrir a una adjudicación directa de las obras, suscitando el malestar de la oposición. Tras recular, el consistorio sí dejó claro que, en cualquier caso, el pliego de condiciones debería tener en cuenta los detalles del proyecto de Banderas, apuntando incluso como requisito favorable la inclusión de una “personalidad de relevancia internacional”, en clara alusión al artista, poniendo en serias dudas la limpieza del trámite público. Y se abrió la caja de los truenos.
TRAJE A MEDIDA
La oposición arremetió contra la intención de hacer un “traje a medida” del actor, acuñando el término 'banderismo' como requisito básico para hacer un proyecto fundamental para la vida cultural de la ciudad.
Las redes sociales ardían hablando de irregularidades, ilegalidades en otras propiedades del actor y directamente de fraude. El debate político subió de tono e IU y Podemos, a los que luego se sumó Ciudadanos, llegaron a pedir que se anulara el concurso y se empezara de cero. Los primeros, al cuestionar que había primado la viabilidad económica sobre cualquier otro aspecto, y la formación naranja reclamando que se hiciera un trámite vinculante para que el ganador fuera el constructor.
Fue el PSOE quien, con su abstención, facilitó que el asunto siguiera adelante, aunque los grupos políticos lograron fijar un canon para recuperar el dinero que costó el inmueble –21 millones de euros en 2010-- y exigir avales suficientes al concesionario.
Pero el daño ya estaba hecho, y tras esa decisión de la Comisión de Urbanismo de continuar, el actor hizo pública una carta en la dice: “Nos dimos cuenta casi de inmediato de que no existía el ambiente adecuado para seguir compitiendo por la concesión”. Y añadía: “Los coros de voces comenzaron a alzarse contra nuestro proyecto, dentro y fuera de los ambientes políticos locales. No se detenían en la crítica al mismo, sino que se extendían a la sorna, el cachondeo y por qué no decirlo, la mala leche”.
Todo eso ha sido lo que le ha llevado, junto a sus socios, a reflexionar acerca de si “valía la pena arriesgar tanto, enfangarse tanto, y exponerse tanto”.
La conclusión es que no, "aunque espero que la decisión ayude a limpiar el concurso de la intoxicación en la que parece ser me he convertido”, añade Banderas. El alcalde, por si acaso, le ha pedido vía mensaje de texto hablar de todo ello. “Mi obligación es tratar de convencerle”, asegura.
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