La dura infancia de Viola Davis

La actriz recuerda que debía cubrise la cara con harapos para evitar las ratas

La dura infancia de Viola Davis

La dura infancia de Viola Davis / periodico

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Viola Davis se ha llevado todos los premios posibles –Oscar, Globo de Oro, premios del Sindicato de Actores, BAFTA– por su actuación en la cinta 'Fences' junto a Denzel Washington. Pero no todo fue gloria. La infancia de esta actriz, de 51 años, originaria de Carolina de Sur, estuvo marcada por las carencias y la pobreza. Lo ha contado en la revista 'People' donde ha explicado, por ejemplo, que de su niñez solo guarda una fotografía. 

Davis nació en una vivienda con una sola habitación en la granja que pertenecía a su abuela. Su familia había sido esclava en el pasado. Más tarde se mudó con sus padres y sus cinco hermanos a Rhode Island. Esa época la recuerda especialmente dura, pasaron hambre, vivían en una casa en ruinas y sufría racismo y acoso en la escuela. “Siempre supe que era la más pobre de la gente que me rodeaba. Nuestro ambiente y nuestro espacio físico reflejaban el poder adquisitivo de mi familia. Las tablas hacían de paredes. Las tuberías eran de mala calidad. No teníamos teléfono, ni comida". Uno de los episodios más duros que recuerda es la época en la que tenía que ponerse harapos en el cuello y en la muñecas para evitar que las ratas se comieran trozos de su piel.

Para Davis, "el problema con la pobreza radica en que te comienza a afectar la mente y el espíritu porque eres invisible para la gente. Pasar por todo aquello me permite valorar mucho y apreciar lo que ahora tengo. Un jardín, una casa, tuberías en buen estado, una nevera llena, eso que la gente siempre da por sentado, yo no lo tuve".