DESACOMPLEJADA AUTOBIOGRAFÍA

Iceberg Slim, una vida de proxeneta

Vuelve a las librerías, en una edición con prefacio de Irvine Welsh 'Pimp', la historia de las andanzas del famoso chulo

Iceberg Slim, una vida de proxeneta

Iceberg Slim, una vida de proxeneta / periodico

JUAN MANUEL FREIRE

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Si alguna vez cree que ha tenido una vida complicada, recuerde la existencia de Iceberg Slim. Para hacerlo, puede recurrir a la nueva edición de 'Pimp: Memorias de un chulo', la historia novelizada de la vida de este proxeneta metido a escritor e intelectual público.

Publicada originalmente en 1969, 'Pimp...' llegó a España en 1998 de la mano de Anagrama. Ahora, Capitán Swing recupera el libro en (muy buena) traducción de Enrique Maldonado Roldán y con introducción a cargo de Irvine Welsh, el autor de 'Trainspotting'. La lectura del libro es, en el 2016, tan chocante como debió serlo en 1969. Robert Lee Maupin (ese era su verdadero nombre) se sirvió de un lenguaje sucio a más no poder para describir su vida como proxeneta hasta el más mínimo, y también vívido, detalle.

BRUTALIDAD E INGENIO

Desde el prefacio, él aseguraba que con su libro quería ayudar a otros a no cometer sus errores: «La descripción de mi brutalidad y de mi ingenio como chulo provocará en muchos repugnancia; no obstante, si una sola persona inteligente y valiosa, hombre o mujer, puede salvarse de este fango destructivo, el descontento que haya podido generar se habrá visto superado por este uso individual y socialmente constructivo del potencial humano».

Iceberg dijo haber modelado sus memorias a la imagen y semejanza de la autobiografía de Malcolm X. Según contó a un entrevistador, «Malcolm X definió la atrocidad que es ser un chulo. La atrocidad que es explotar a la mujer negra». Es decir, su idea era en gran parte exponer la mala influencia del chulo en la comunidad negra.

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Pero algo haría Slim de forma involuntaria (sobre todo durante la parte inicial del relato) cuando su libro se convirtió en inspiración de los raperos más gansteriles y, para algunos, en manual de cómo canalizar una masculinidad agresiva hacia fines productivos. En el libro no suena tan arrepentido como dice: la voz puede ser la voz de un chulo en todos los sentidos. Para el gozo casi culpable del lector.

'Pimp:Memorias de un chulo' cuenta (con algo de adorno y ligeras variaciones, al parecer) la experiencia de Robert Lee Maupin como chulo, labor que ejerció desde los 18 hasta los 42 años. Su primera prostituta fue, según cuenta en el libro, la hija de 15 años del líder de una banda.

En la raíz de todo están un par de hechos relacionados con decisiones de su madre: ser víctima de abusos sexuales por parte de una niñera y, después, ser apartado de un padrastro que lo trataba bien; dos hechos que lo llevarían a odiar a su madre y a todas las mujeres.

TIROTEO EN UN BAR

Según escribe Irvine Welsh en la introducción de esta edición, recibió el apodo de Iceberg Slim «tras verse implicado, sin inmutarse, vaso de whisky en mano, en un tiroteo en un bar». Pero igual era solo por su frialdad como chulo. Él escribe: «Los mejores chulos mantienen una careta de acero sobre sus emociones. Y yo era uno de los más fríos».

Slim usó sus períodos de encarcelamiento para leer y leer y así aprender a controlar mejor a sus prostitutas. Pero su última etapa en prisión -casi un año de confinamiento solitario en la cárcel del condado de Cook- fue demasiado para él y decidió hacer las paces con su madre y cambiar delincuencia por escritura.

A principios de los 60, nuestro antihéroe del gueto se mudó a Los Ángeles, cambió de nombre (Robert Beck, tomando el apellido del marido de su madre por entonces) y escribió la historia de su vida.

'Pimp...' tuvo tantas críticas positivas como negativas, pero vendió muy bien, sobre todo entre el público negro. Después llegarían algunas novelas-novelas, como la adaptada al cine 'Trick baby' y 'Mama black widow', sobre una drag queen negra. Beck publicó, además, un libro de ensayos políticos en el que subrayó su intención de ser fuerza positiva, como sus admirados Panteras Negras.

Cuando murió, en 1992, lo hizo con honores de leyenda, especialmente en la comunidad hip hop: Ice-T e Ice Cube deben su nombre a Iceberg. La duda es: ¿es más leyenda por chulo o por artista y humanista? Ojalá por lo segundo.