Las amistades peligrosas de Sean Penn

La entrevista con El Chapo Guzmán es la último 'scoop' de un actor que usa el periodismo para acercarse a personajes a menudo controvertidos

Las amistades peligrosas de Sean Penn

Las amistades peligrosas de Sean Penn

RICARDO MIR DE FRANCIA

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Si todavía existiera el Comité de Asuntos Antiamericanos del infame senador McCarthy o las listas negras de enemigos de la Administración Nixon, Sean Penn tendría casi con toda seguridad un lugar reservado en ambas. En la última década, el actor californiano ha potenciado su faceta de activista y ha cultivado a algunos de los enemigos más ilustres de Estados Unidos, situándose muy a la izquierda del pensamiento dominante y usando a menudo el periodismo como coartada para dar rienda suelta a su interés por el mundo. En su última excursión para el papel se fue hasta la Sierra Madre Occidental mexicana para entrevistar al sanguinario capo del cártel de Sinaloa, Joaquín 'El Chapo' Guzmán Loera. Fue una exclusiva de envergadura que, no obstante, le ha vuelto a granjear una polvareda de reproches.

Como le pasó a Marlon Brando en su día, Penn parece ser de esos actores que no acaban de estar cómodos con su papel de celebridad de Hollywood, de ídolo aupado a un altar de privilegios. Durante los pocos años que estuvo casado con Madonna se dedicó a zurrarse con los paparazis en una letanía de incidentes por los que llegó a purgar 33 días en la cárcel. Y como actor es de esos intérpretes que se sumerge en la experiencia de sus personajes antes de robarles la piel. Para encarnar al surfista marihuanero Jeff Spicoli en 'Aquel excitante curso', la película con la que se hizo famoso a los 22 años, estuvo una temporada viviendo en un coche enfrente de la playa. En 'Colors (Colores de guerra)' aprendió los rudimentos del oficio de policía de la mano de un agente del departamento de Los Ángeles. Y antes de hacer de Emmet Ray en 'Acordes y desacuerdos' aprendió a puntear con la guitarra.

TRABAJO HUMANITARIO

Esa misma lógica parece guiar su acercamiento al mundo, según ha explicado su amigo Dennis Hooper. «Sean es un reportero de investigación de su vida emocional y de nuestro mundo», le ha dicho a 'Variety'. «Sean se mete en medio de un huracán. No se deja llevar por las opiniones de segunda mano». Lo del huracán no es un decir. Tras el 'Katrina' se fue a Nueva Orleans a participar en las labores de salvamento. También estuvo en Pakistán tras las inundaciones que dejaron cientos de muertos en el 2012. Pero fue Haití donde su trabajo humanitario ha dejado más huella. Tras el terremoto del 2010, creó la oenegé J/P Haiti Relief y el país caribeño acabó nombrándole embajador honorífico, una distinción que nunca había otorgado a un extranjero. «Pensábamos que iba a ser como esos famosos que vienen y no se quedan ni a dormir, pero él hizo de Haití su segundo hogar», dijo hace unos años la presidenta de una fundación que opera en el país.

En Hollywood, Penn lo ha conseguido casi todo. Ganó el Óscar con 'Mystic River' y 'Milk' y, como director, alumbró algunos trabajos meritorios como 'Hacia rutas salvajes'. Pero el activismo y sus escapadas periodísticas le ocupan cada vez más tiempo. En 2002 viajó a Irak para ponerle rostro al país cuando la Administración Bush comenzaba a preparar el terreno para la invasión y posterior saqueo del país. Solo unos meses más tarde pagó de su propio bolsillo un anunció de 56.000 dólares en 'The Washington Post' para denunciar sus intenciones. Volvió al país en los años de la ocupación y en 2005 viajó a Irán para cubrir las elecciones con una serie de reportajes para el 'San Francisco Chronicle'.

EL ESCONDRIJO DEL NARCO

En el larguísimo artículo sobre El Chapo Guzmán, donde cuenta en primera persona sus peripecias para llegar de la mano de la actriz Kate del Castillo hasta el escondrijo del narco más buscado del planeta, Penn explica las motivaciones de su trabajo periodístico. «Como ciudadano americano, me inclino a explorar las posibles inconsistencias que nuestro gobierno y nuestros medios tienen sobre nuestros enemigos declarados», explica en las páginas de 'Rolling Stone'. Esa frase no sale de la nada. Penn es muy crítico con la política exterior estadounidense y en los últimos años ha ido acercándose a algunos de sus enemigos más insignes. En el año 2008 entrevistó para 'The Nation' a Raúl Castro, quien le dijo tras cerca de siete horas de conversación que estaba dispuesto a reunirse con Barack Obama si acababa siendo elegido presidente. En el mismo artículo aparecía también Hugo Chávez, del que se convertió en un abierto admirador.

HUGO CHÁVEZ, "UN GRAN HOMBRE"

«Me he vuelto crecientemente intolerante hacia la propaganda», escribió en aquel artículo. «Con la esperanza de desmitificar a este dictador decidí hacerle otra visita. Este vez les ha había dicho a amigos en privado: 'Es verdad, puede que Chávez no sea un buen hombre, más bien podría ser un gran hombre». La relación con el líder bolivariano se fue estrechando con el tiempo y el actor llegó a decir en 2010 que los periodistas que le llaman «dictador» deberían acabar en la cárcel por faltar a la verdad. Hace dos años estuvo en su funeral. «El pueblo de EE UU -dijo- ha perdido hoy a un amigo que no sabía que tenía. Y los pobres de todo el mundo han perdido a uno de sus campeones».

Esas amistades le han valido una avalancha de enemigos, pero el hijo del actor y director Leo Penn y la actriz Eileen Ryan nunca se ha arrepentido de nada. Ni siquiera a raíz de la entrevista al Chapo, que ha hecho que la fiscalía mexicana le esté investigando para determinar si incurrió en un delito de encubrimiento o que parte de la prensa le haya criticado por el masaje de entrevista con el que acaba el artículo o por haber enviado al El Chapo una copia para que diera su aprobación antes de publicarlo, saltándose así un principio deontológico básico.

Lo cierto es que por más que algunos popes se rasguen ahora las vestiduras, pocos periodistas hubieran dudado en aceptar ciertas condiciones a cambio de una exclusiva semejante. Como Oliver Stone, Sean Penn va a su bola y echando un vistazo a su trayectoria está claro que es un rebelde con causa.