EL DÍA DE FIESTA DE LA DIVA

Madonna cena en Barcelona con dos de sus hijos y el equipo de su gira

La cantante ha disfrutado de un ágape en la coctelería Bocachica con 70 personas

David Banda, hijo de Madonna, baja del coche

David Banda, hijo de Madonna, baja del coche / periodico

FERRAN IMEDIO / BARCELONA

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Madonna ha aprovechado el día de fiesta de su gira mundial, 'Rebel Heart', que ha tenido el martes y el míércoles el Palau Sant Jordi como escenario, para disfrutar de la noche de Barcelona. En concreto, para cenar en la coctelería Bocachica, adonde ha acudido con dos de sus hijos --Rocco, uno de los dos hijos biológicos que tuvo con Guy Ritchie-- y David Banda --al que la pareja adoptó en Malawi--, así como con el equipo del 'tour'. Los responsables del local, los mismos que dirigen el restaurante Bocagrande que hay debajo, a pie de calle, en el pasaje de la Concepció, han cerrado el espacio para que la 'ambición rubia' esté a sus anchas, rodeada de los suyos (unas 70 personas), sin fans que la puedan molestar. 

La cantante, fiel a las tradiciones estadounidenses, ha encargado pavo relleno, plato típico en el Día de Acción de Gracias, que en su país se celebra el cuarto jueves de noviembre; es decir, este jueves. Ha sido su chef personal quien ha pedido los otros platos que han probado la noche de este jueves, todos ellos, salvo el pavo, sacados de la carta de Bocagrande: pescado a la sal (en este caso, lubina) y un pica pica a base de ensaladas variadas, anchoas, burrata, tartar de atún, atún en escabeche, tablas de quesos.

CON PINCHADISCOS PROPIO

Han comido de pie, ya que las mesas bajas y los sofás de Bocachica son poco cómodos para sentarse a pan y cuchillo. Un pinchadiscos traído por la propia Madonna ha amenizado la velada.

La diva, de 57 años, ha ido variando detalles del menú de esta noche, llevando de cabeza a los responsables del local en las horas previas a la cena. Pero en Bocagrande y Bocachica están acostumbrados a acoger a estrellas del espectáculo con caprichos cambiantes.

Ya les pasó a principios de octubre, sin ir más lejos, con los miembros de U2, que ocuparon el llamado Salón Chino (el tercer piso, justo uno por encima de Bocachica) para una cena con 90 personas entre las que se encontraban Javier Bardem y Penélope Cruz (los actores habían saltado al escenario para actuar en un par de canciones de la banda). Los irlandeses celebraban que habían acabado su etapa en Barcelona tras su cuarto y último concierto en la ciudad.

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