El hermano de Falcones defiende al escritor en su batalla judicial

Rafael Falcones, hermano del escritor Ildefonso Falcones, ha ratificado este lunes ante el juez la versión del novelista de que compró los derechos de la obra La catedral del mar antes de ser publicada y fuera un éxito editorial, a la vez que ha negado que creara una estructura societaria en el extranjero para defraudar a Hacienda 1,47 millones de euros entre los años 2009 y 2011. Rafael Falcones ha declarado durante una hora y media en calidad de imputado, a raíz de la querella presentada por la fiscalía.

El escritor Ildefonso Falcones ya compareció en el juzgado el pasado 9 de noviembre. Durante su interrogatorio explicó que antes de que se publicara La catedral del mar vendió los derechos de la misma por las dificultades económicas por las que pasaba. En noviembre del 2004. el escritor transmitió al Buffete Falcones la totalidad de los derechos económicos de la novela por un importe de 3.000 euros. Después, el 80% de estos derechos pasaron a la sociedad Inversiones Neagh,  radicada en Santo Domingo, por un importe de 60.000 euros. Posteriormente, en enero del 2006, el escritor firmó con su hermano un convenio de servicios para las futuras 10 obras que iba a escribir. A cambio, se le pagaba 3.000 euros al mes.

EN LA UNIÓN EUROPEA

Rafael Falcones ha confirmado ante el juez todas estas operaciones y ha aclarado que las empresas que utilizó para cobrar los derechos de autor están radicadas en la Unión Europea, concretamente el Irlanda y Chipre, donde se han pagado los impuestos regulados por la legislación de estos países. Tanto el imputado como su abogado, Emilio Zegrí, consideran que la querella de la fiscalía es producto de una diferencia de criterios con la Agencia Tributaria

El fiscal Pedro Crespo presentó el pasado mes de junio una querella contra Falcones por tres delitos contra la Hacienda Pública al presuntamente haber defraudado 1,47 millones de euros por los derechos de autos de sus novelas La catedral del mar, La mano de Fátima y la Reina descalza. Según la acusación, se simuló que un entramado de sociedades domiciliadas en la República Dominicana, Irlanda, Chipre y las Islas Caimán eran titulares de los derechos de autor de los libros.