María José Alvarado

Un mensaje callado a tiros

Miss Honduras iba a cambiar en Miss Mundo la imagen violenta de su país. Días antes de viajar murió a balazos

María José Alvarado, que tenía 19 años, con la banda de Miss Honduras.

María José Alvarado, que tenía 19 años, con la banda de Miss Honduras.

ELOY CARRASCO

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Honduras, país centroamericano con una población de algo menos de nueve millones, es el lugar más peligroso del mundo, de acuerdo con las estadísticas de la ONU. La tasa de homicidios es de 90,4 por cada 100.000 habitantes (en España es del 0,96), y dos de sus ciudades figuran entre las seis más violentas del planeta. A la cabeza, San Pedro Sula, con una tasa de 187,14 en el año 2013, y en sexto lugar, la capital, Tegucigalpa, con 79,42. Para desgracia de los hondureños, si por algo es conocido su país es por el constante derramamiento de sangre.

María José Alvarado tenía que haber estado en Londres este fin de semana, concursando para ser Miss Mundo. Llevaba un plan cargado de buenas intenciones. Pretendía dedicar el pequeño discurso  en el que cada candidata habla de su tierra a promocionar las virtudes de «un lugar de habitantes esforzados y luchadores, con atractivos turísticos», frente a la idea que «pinta con sangre» el día a día en Honduras. La más cruel de las paradojas se lo impidió. El cadáver de la entusiasta joven, de 19 años, fue hallado semienterrado el miércoles, unos días después de su desaparición. Junto a ella estaba también el cuerpo de su hermana, Sofía, de 23. En el país donde las balas pesan más que cualquier cosa, el plomo de una pistola acabó con las vidas de las dos mujeres.

La tragedia que ha sacudido a un país tan habituado a la crónica negra se desencadenó la semana pasada, en la localidad balnearia de La Aguagua. Se celebraba la fiesta del 32º cumpleaños de Plutarco Ruiz, novio de Sofía Alvarado. Según los testigos, la joven bailaba con otro hombre, a Plutarco no le gustó y en medio de la discusión sacó el arma y disparó a su novia. La miss María José quiso mediar para defender a su hermana, pero también cayó abatida por el iracundo celoso.

Pese a que había numerosos testigos, el doble homicida, ayudado por varios individuos a los que había amenazado si no colaboraban, cargó los cadáveres en el maletero de su furgoneta y los enterró a la orilla del cercano río La Aguagua. La madre de las hermanas denunció la desaparición y el pasado martes fue detenido Plutarco gracias a la declaración de varios testigos que están bajo protección policial. No es raro que así sea.

La prensa hondureña refleja estos días que Plutarco tiene fama de mecha corta; es decir, un hombre colérico que explota pronto. Sus vecinos, temerosos, apenas han explicado que el doble homicida carece de un oficio conocido pero su tren de vida es asombroso. La droga corre por la región. Y las balas: un hermano suyo fue asesinado este mismo año en un restaurante de San Pedro Sula. Estará en la triste estadística de la ONU del 2014.