reconocimiento a una de las intérpretes más populares

Emotivo regreso de Concha

Tras superar un linfoma, la actriz vuelve al escenario para recibir el premio Emérita Augusta

Concha Velasco saluda al público, la noche del jueves, con el galardón en la mano junto a Juan Echanove, con Unax Ugalde y Lluís Homar, detrás.

Concha Velasco saluda al público, la noche del jueves, con el galardón en la mano junto a Juan Echanove, con Unax Ugalde y Lluís Homar, detrás.

CÉSAR LÓPEZ ROSELL
MÉRIDA

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emoción a raudales en la gala de los Premios Ceres de Teatro. La presencia de Concha Velasco, en la que fue su primera reaparición pública sobre un escenario tras superar una intervención por un linfoma, elevó la temperatura de la gala. La actriz recibió el jueves por la noche el premio de honor Emérita Augusta por su dilatada trayectoria y los más de 3.000 espectadores que llenaban las gradas del Teatro Romano se pusieron de pie como movidos por un resorte para tributarle una ovación que se prolongó durante varios minutos  y que la actriz tuvo que detener con un gesto para poder pronunciar una sentida alocución.

Con voz firme y hasta cierto punto alegre, propia de quien ha superado una difícil situación, la popular intérprete, de 74 años, centró la atención de una espectacular gala, presentada por Carlos Sobera, que tuvo entre sus protagonistas a los catalanes Lluís Homar (mejor actor por Terra de ningú), Jordi Galceran (mejor autor por El crèdit) y Max Glaenzel (mejor escenógrafo por varios montajes). «En mi vida no he querido hacer otra cosa que ser actriz», confesó la intérprete conteniendo los sentimientos en otro alarde de oficio y proclamando que su amor a «recrear otras vidas» había sido su mejor medicina para sortear los problemas que ha vivido.

TRAS HÉCTOR ALTERIO Y NÚRIA ESPERT / La vallisoletana empezó agradeciendo a Jesús Cimarro, director del Festival de Teatro Clásico de Mérida, la oportunidad que le brindó el año pasado de actuar por primera vez en la muestra con una inolvidable Hécuba. «Cumplí uno de mis sueños más queridos, pero poco después se iniciaron mi pesadillas», dijo en alusión a un doloroso proceso vivido con cuatro intervenciones sucesivas: peritonitis, hernia, vesícula y el descubierto linfoma.  «Lo que más me emociona del galardón recibido es que mis predecesores sean Héctor Alterio y Núria Espert. A ellos trato de imitar y espero que pueda seguir haciendo honor a este legado los años de vida que me queden. Lo digo porque he estado a punto de palmarla», afirmó con su habitual franqueza.

Echanove la presentó como «su amiga y maestra», y ella replicó: «Valoro tu fidelidad tanto como la que me demuestra constantemente el público». Concha recordó que el actor estuvo a punto de dirigirla en Opening night, que gira en torno a los problemas de una actriz. «Ahora, he descubierto que, afortunadamente, ningún papel que he interpretado en el teatro tiene que ver conmigo», desveló con la ilusión recobrada por volver a subirse a las tablas.

La actriz ha empezado los ensayos para el estreno de Olivia y Eugenio, de Herbert Morate, dirigida por José Carlos Plaza, que empezará su gira en Zaragoza el 26 de septiembre y llegará al Goya Codorníu en abril del 2015.  La obra narra la relación entre una madre enferma de cáncer y su hijo, con síndrome de Down. El niño acabará siendo su principal apoyo durante la enfermedad.

Velasco explicó a este diario que cada día se encuentra mejor. «Me han quitado toda la medicación que tomaba porque me había quedado muy baja de defensas, pero estoy muy animada cara a la nueva temporada». Sus hijos, Paco Manuel, y su nieto Samuel son ahora su mejor apoyo. Y el teatro y su regreso a Cine de barrioHomar, que confesó haber derramado alguna lágrima tras recibir la noticia de su galardón, elogió la fuerza y entereza de Concha, «tan admirable como actriz como en su faceta personal».