El declive de un mito

Si hay un programa que simboliza los nuevos aires que soplan en los informativos de TVE, ese es 'Informe semanal'. El veterano espacio de reportajes atraviesa uno de los momentos más complicados de su historia justo cuando está a punto de cumplir 40 años el próximo 31 de marzo. Lo que debería de ser motivo de alegría se ha transformado en preocupación por el futuro de una cabecera que no para de perder imagen y espectadores. Las denuncias de «intromisiones y coacciones» formuladas por el consejo de informativos de TVE contra el nuevo equipo dirigido por Jenaro Castro, exmano derecha de Alfredo Urdaci en su etapa bajo el Gobierno de Aznar, demuestran que algo no va bien. ¿Qué está pasando para que al otrora veneradísimo magacín de la tele estatal se le esté perdiendo el respeto?

La polémica no ha abandonado al mítico programa creado por Pedro Erquicia desde que el consejo de informativos emitiera el pasado 23 de noviembre un durísimo comunicado que dejaba patente el profundo malestar de los profesionales. Allí se hablaba de las numerosas «quejas, denuncias y peticiones de amparo» recibidas por ese órgano y de la «especial gravedad» de la situación en 'Informe semanal'. «Varios profesionales han sido advertidos o expulsados del espacio tras ejercer su derecho a retirar la firma de reportajes», decía la nota. Según fuentes del programa, los expulsados son tres, mientras que otros tres se han ido 'voluntariamente' para evitar las presiones. En suma, han abandonado 'Informe' seis de sus 25 trabajadores.

Enfoques conflictivos

De los tres traslados forzosos, el caso más sangrante es el de un realizador que fue desterrado al 'TD-2' por negarse dos veces a firmar sus reportajes. En el primero, sobre las elecciones vascas, se le dieron «directrices muy concretas» sobre cuál tenía que ser su contenido, mientras que en el segundo no estaba de acuerdo con el «tratamiento frívolo» del drama del Madrid Arena, según explican fuentes del consejo de informativos.

Pero hay muchos más reportajes que han provocado sonrojo en este comité profesional. El del 'caso Bárcenas', por ejemplo, «era muy malo porque relegaba lo importante a un lugar secundario». Otro de los que causó estupor fue el de Esperanza Aguirre, un trabajo hagiográfico en el que «se contaban solo las luces» de la expresidenta madrileña.

En el consejo están preocupadísimos con la «peligrosa deriva» que está tomando el espacio desde la llegada del equipo de informativos de Julio Somoano. Y recelan de que el primer nombramiento del presidente de RTVE, Leopoldo González-Echenique, fuese precisamente el suyo en vez del de director de TVE. En medio de este fragor, 'Informe semanal' se desangra y lleva perdidos ya medio millón de espectadores en tan solo un año (de 2,147 millones en enero del 2012 a 1,592 millones en enero del 2013).

El que conoce las raíces del programa como la palma de su mano es Pedro Erquicia, su fundador y primer director. «Una de las claves de su éxito es el contexto sociopolítico en el que nació, porque en plena dictadura dábamos algo diferente a lo que ofrecían los telediarios», apunta. Aunque lo ve poco, Erquicia considera que ahora se dan las circunstancias idóneas para que el viejo magacín «recupere algunas esencias de sus épocas fundacionales». «Esta es una oportunidad de oro para darle una vuelta de tuerca», afirma. El creador del programa sonríe cuando le hablan de presiones políticas sobre los contenidos. Para alguien que ha tenido que zafarse de los censores franquistas, quejarse de las intromisiones del Gobierno de turno suena a broma. «Teníamos personas dedicadas a supervisarnos todo, y utilizábamos miles de trucos para driblarles», recuerda.

Amenazas de la caverna

Una de esas situaciones límite estuvo a punto de llevarse por delante el espacio, allá por noviembre de 1974. El programa de Carlos Arias Navarro que impulsó el asociacionismo bajo el nombre de 'Espíritu del 12 de febrero' se batía en retirada por las presiones del búnker franquista y el golpe de timón llegó a TVE: «Nos dijeron que Semanal informativo, que era como se llamaba al principio el programa, debía desaparecer». Erquicia habló entonces con Victoriano Fernández Asís, que dirigía el área de forma interina, y le convenció para que el espacio siguiera con otro nombre. «Le eché narices y jugué la baza de llamarlo Informe semanal como si fuera algo distinto», recuerda.

Ramon Colom, que fue director entre 1981 y 1987, tiene una solución para la pérdida de fuelle del espacio: «Ya lo propuse sin éxito en mi etapa, pero sigo creyendo que debería cambiar el día y la hora de programación, y emitirse o el viernes a las 10 de la noche o el domingo antes del telediario de la noche». El periodista catalán justifica el cambio en la necesidad de sortear «la dura competencia» de las otras cadenas. «Ahora está en medio del fin de semana, donde el espectador a lo mejor prefiere una oferta de ocio», explica. Aunque admite que «es posible que se haya producido una merma de independencia política» por los cambios en informativos, Colom cree que lo importante es «engancharse a las nuevas tecnologías» para recuperar «el brillo que ha tenido siempre».

Mari Carmen García Vela está «orgullosísima» de haber sido durante 13 años (de 1983 1996) el rostro de 'Informe semanal'. Ella es, con mucho, la que más tiempo ha estado 'dando la cara' en el programa, hasta el punto de convertirse en uno de sus iconos. La presentadora se muestra un tanto escéptica cuando oye hablar de la línea de independencia que ha venido manteniendo el magacín. «No estoy muy segura de que eso se haya producido siempre: supongo que hay momentos en que tienes que ceder algo y buscar una fórmula digna y honrada sin renunciar demasiado», puntualiza. Tampoco está al tanto de las denuncias del consejo de informativos. «En mi etapa no hubo nadie que se negara a firmar los reportajes», advierte antes de dejar claro que «en todas las épocas siempre hay algo de censura y de autocensura».

Alicia Gómez Montano mantiene una postura muy cauta tras haber sido destituida por Somoano. La anterior directora de 'Informe semanal' (2004-2012) no quiere venganzas. Por eso prefiere no contestar cuando se le pregunta si la caída de espectadores se debe a la quiebra de esa «tradicional línea de independencia» de la que habla. «Cuando la audiencia desciende mucho en poco tiempo habrá que analizar si hay factores que corregir por si se ha quebrado esa línea de confianza», dice con mucho cuidado. De lo que está orgullosa es de que en su etapa «no se recogieran quejas». «Sigo respetando las opiniones del consejo de informativos: cuando ellos elaboran esos informes, saben por qué lo hacen», sentencia.