MONTBLANC PRESENTA EN PARÍS UNA PLUMA ARTESANAL QUE RINDE HOMENAJE AL MONUMENTO

La familia Eiffel recuerda el trato del ingeniero con BCN

INGENIERO CON PLUMA 3 Gustave Eiffel, constructor de la torre parisina. A la derecha, la pluma Montblanc de oro blanco que le rinde homenaje; cuesta 21.000 euros.

INGENIERO CON PLUMA 3 Gustave Eiffel, constructor de la torre parisina. A la derecha, la pluma Montblanc de oro blanco que le rinde homenaje; cuesta 21.000 euros.

ELIANNE ROS PARÍS

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Nadie se imagina hoy París sin la torre Eiffel. Sin embargo, el monumento de pago más visitado del mundo podría haberse construido en Barcelona. Según Philippe Couperie-Eiffel, heredero del visionario constructor, no se trata de una leyenda urbana. «Es cierto que la propuso a la ciudad y que el alcalde la rechazó», afirmó el jueves a este diario durante la presentación, en el restaurante de la segunda planta de la torre, de una serie limitada de plumas Montblanc, auténticas piezas de orfebrería con las que la marca rinde homenaje a Gustave Eiffel.

El acontecimiento fue apadrinado por tres generaciones de sucesores del mago del hierro. Philippe Couperie-Eiffel no tiene dudas sobre la voluntad de su tatarabuelo de realizar la torre en Barcelona, a la que ofreció su innovadora construcción para la Exposición Universal de 1888. «El alcalde encontró el proyecto demasiado caro», aseguró el continuador de la estirpe. A Rius i Taulet le pareció exorbitado el coste

-7,8 millones de francos-; además, no veía claro el encaje de semejante estructura en la capital catalana.

El ingeniero convenció finalmente a las autoridades de París, que aceptaron levantarla para la exposición universal de 1889 con la idea de desmontarla después. El monumento fue muy criticado. Eiffel tuvo que batallar para evitar su desmantelamiento y, gracias a la presión popular, fue amnistiado. Hoy recibe siete millones de visitantes al año y reporta a la ciudad del Sena unos beneficios de más de 20 millones de euros anuales.

La familia Eiffel tiene motivos de orgullo. Philippe Couperie-Eiffel se crió en la propiedad del ingeniero. «Un lugar magnífico, donde tenía su laboratorio y dedicó gran parte de su vida a la investigación científica», contó. «Sus inventos mejoraron aviones, antenas de radio y coches de carreras. Fue también el padre de la meteorología moderna», añadió. Pero Philippe no siguió la tradición. Cría caballos de competición y cultiva los viñedos que plantó Eiffel cerca de Burdeos. El Bordeaux más selecto lleva, por su puesto, el nombre del constructor.

MARCA REGISTRADA / De sus cinco hijos, tres tuvieron descendencia. Hoy el clan cuenta con 70 miembros. Couperie-Eiffel, sus hermanas Virginie y Coco y su madre, Florence, son los sucesores más directos. Él se encarga de «defender la memoria» de su ancestro. «En 1893, pidió que su apellido fuera retirado de su empresa industrial para que no fuera banalizado. Yo he retomado su combate. He registrado la marca en los cinco continentes. Cualquiera que desee utilizar el nombre de Eiffel tiene que pasar por mí», advirtió Philippe.

Efectivamente, así lo hizo Montblanc para elaborar una pluma inspirada en la apabullante obra del ingeniero, gran amante de la escritura. De esta joya elaborada artesanalmente en oro blanco solo existen 91 ejemplares, cifra que corresponde a los años de vida de Eiffel. ¿Su precio? 21.000 euros. «Están todas vendidas y no haremos ninguna más», precisa el director de la marca en Francia, Michel Adé.

La presentación en el Julio Verne -un restaurante con tres estrellas Michelin donde Alain Ducasse ofrece delicadas creaciones a 125 metros de altura- se hizo, pues, «por placer». El placer de mostrar un bello diseño a un público escogido, como el actor Jean Rocheford, las actrices Anudrey Dana y Mathilda May, el escritor Jean Christophe Grangé, Olivier Picasso (descendiente del pintor) o el diseñador Jean Claude Jitrois. Y el placer de paladear una copa de Passito -vino que produce la actriz Carole Bouquet en la isla de Pantellaria- con la ciudad de la luz a tus pies.