EL ACTOR, PREMIO GOYA POR 'AZULOSCUROCASINEGRO', TUVO QUE LLEGAR A LOS 102 PARA HACER'GORDOS'

Antonio de la Torre gana 33 kilos para un rodaje

ANTES. El actor, en su peso normal, con el Goya ganado en el 2007.

ANTES. El actor, en su peso normal, con el Goya ganado en el 2007.

OLGA PEREDA
MADRID

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Está considerado uno de los mejores actores de reparto del cine español. Interpretó al asqueroso marido de Penélope Cruz en Volver y al práctico novio de Malena Alterio en Una palabra tuya. Ahora, palabras mayores, se ha convertido en el protagonista de Gordos, la nueva película de Daniel Sánchez Arévalo. El título lo dice todo. El paso previo antes de colocarse delante de la cámara era ponerse como un tonel. Y lo hizo. El actor Antonio de la Torre se echó encima 33 kilos para bordar el papel.

Son exigencias del guión. En su día, también las cumplieron actores como Robert de Niro, que se puso ciego de pasteles de queso y batidos de chocolate para engordar 25 kilos y rodar Toro salvaje (1980), y el obsesivo Christian Bale, que comió una manzana y una lata de atún al día para adelgazar 30 kilos y protagonizar El maquinista (2004).

COMPROMETIDO / Antonio de la Torre afirma que un intérprete «debe hacer lo que crea» para dotar de vida a sus personajes. Él no se lo pensó dos veces cuando Daniel Sánchez Arévalo –director con el que el actor consiguió un Goya por AzulOscuroCasiNegro– le ofreció protagonizar Gordos, que se estrenará el 11 de septiembre y cuyo eje central es la terapia que recibe un grupo de obesos. «Acepté el papel enseguida, como un inconsciente. Cuando quise arrepentirme ya era tarde. El director estaba muy contento con mi valentía. El productor me daba las gracias por mi esfuerzo… Todo el mundo me felicitaba y yo pensé: ‘Antonio, otra vez has sido incapaz de decir que no’», asegura el actor a EL PERIÓDICO.

De la Torre mide 1,73 y suele pensar entre 75 y 80 kilos. En cuatro meses engordó 33 para dar vida a su personaje, un gay que hace años gozaba de una forma física envidiable y se convirtió en la estrella publicitaria de unas pastillas para adelgazar. «Realicé todo el proceso con la ayuda de un endocrino, el médico deportivo Antonio Escribano, que diseñó la dieta. La nutricionista Ángela Quintas fue la encargada de hacer un seguimiento mensual con los análisis de sangre. Casi todo fueron hidratos de carbono, mucho pan. Hubo también dulces, pero era importante no abusar de los azúcares y las grasas saturadas», explica.

El actor, que primero adelgazó hasta los 69 kilos y luego engordó hasta los 102 para cumplir las exigencias del guión, se ríe ante la pregunta de si temió por su salud. «¿La física o la mental?», bromea. «No, en general, no. Al principio, me subieron las transaminasas, pero el médico, que es un amor, me tranquilizó y me dijo que el hígado es un órgano con una capacidad de recuperación asombrosa. Eso sí, me advirtió de que ni una gota de alcohol. Yo le hice caso a medias», confiesa.

Ahora, con la película a punto de estrenarse, recuerda cómo se miraba al espejo cada día después de rodar. «Sentía satisfacción por el reto conseguido y depresión por comprobar hasta qué punto puede deteriorarse la salud», concluye.