La familia contra el candidato Rudolph Giuliani

NOELIA SATRE / NOVA YORK

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Rudolph Giluani, exalcalde de Nueva York, héroe del 11-S y aspirante republicano a la Casa Blanca está cansado de que sus problemas familiares anden en boca de todos. Así que el jueves, cuando una mujer le preguntó por qué debían confiar en él como futuro presidente si ni siquiera sus hijos le son leales, Giuliani contestó con un áspero "dejen a mi familia en paz", consciente de que no ha empezado con buen pie la campaña.

Primero fue su hijo Andrew, de 21 años, el que declaró que no ayudará a su padre porque el golf se lo impide. Después su hija Caroline, de 18, se definió como "liberal" en el club de fans del demócrata Barack Obama.

Además, los dos han reconocido su agria relación con la actual pareja de Giuliani, Judith, la tercera en discordia en esta historia que le ha sacado los colores al republicano.

Judith Nathan Giuliani protagoniza un extenso reportaje en Vanity Fair que intenta responder a la pregunta que muchos, entre ellos, Hillary Clinton, se hacen sobre la tercera esposa del exalcalde de Nueva York: "¿Quién demonios se cree que es?". La revista teje un relato sobre los excesos de esta mujer, de 52 años, que cuando conoció a su actual marido, en 1999, ocupaba un diminuto apartamento en el Upper East Side y hoy vive a caballo entre una casa de tres millones de euros en los Hamptons y un piso de nueve habitaciones en Madison Avenue. Eso cuando no viaja en un jet privado rumbo a Europa donde su bolso Louis Vuitton ocupa un asiento en el avión él solito.

También su salario ha aumentado. Judith cobra 90.000 euros al año por ayudar a escribir los discursos por los que su marido se ha embolsado 8,3 millones de euros en el último año.

DUDOSA TAREA

"¡Dios le prohíba escribir!", apunta un conocido sobre su dudosa tarea, una invención más en la vida de la fiel esposa que también maquilló su primer encuentro con el exalcalde. "Fue accidental", asegura.

Pero lo cierto es que se acercó a él con su tarjeta de visita en la mano. Y ya no se separaron. Su aventura fue tan pública como el divorcio de Giuliani y la actriz Donna Hannover, madre de sus hijos, para casarse con Judith en el 2003. "Ella llevó una tiara en su boda porque se ve como una princesa, pero su meta es ser reina. Una primera dama", escribe la periodista, que dice que los asesores de Giuliani están preocupados por la campaña.

Y claro, la pareja es un blanco fácil: Giuliani asegura que su mujer es experta en bioterrorismo, pero en realidad no acabó enfermería. Eso sí, trabajó para una farmacéutica que hacía experimentos con perros en los 70. Además, dice que si llega a ser el nuevo inquilino de la Casa Blanca, Judith podría asistir a las reuniones en el despacho oval si así lo desea. ¿Y esta podría ser la próxima pareja presidencial norteamericana?