Sara Montiel: "He celebrado los 79 años con más ron que cola"

Sara Montiel.

Sara Montiel.

FERRAN IMEDIO / MÀLAGA

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Entró ayer Sara Montiel en el teatro Cervantes de Málaga tropezando con un escalón, agarrada a un ayudante, enjoyada y vestida para una ocasión que lo merecía: iba a atender a la prensa horas antes de recibir la Biznaga de plata por el cincuentenario de El último cuplé, de Juan de Orduña, elegida Película de Oro de esta edición. Y le faltó tiempo para poner una sola condición: "Preguntadme lo que queráis, menos que si tengo 89 años porque os mato".

No hizo falta que nadie levantara el dedo porque ella solita se bastó para dejar claro que no está cerca de los 90, como dijo una televisión hace unos días. "Si los tuviera, estaría requetebuenísima", dijo. Quiso aclarar que tiene 79 años, que los cumplió el sábado y que está en plena forma. Y que por eso celebró el aniversario por todo lo alto, con una fiesta que acabó a las siete de la mañana. "Lo celebré con ron y cola; bueno, con más ron que cola. Ayer por el domingo todavía estaba un poquito afectada pero hoy ya estoy en plena forma", admitió.

Cierto; ayer ya había recuperado el mejor estado. Chispa, buen humor, amabilidad... En la línea de la presentación que le hizo el director Antonio Giménez Rico: "Has nacido para ser espectáculo. Lo eres y lo serás siempre. Sigues quedándote con todo el mundo, tomándonos el pelo y riéndote de todos, también de ti misma".

No defraudó "¿A qué pensábais que iba a venir con un bastón? ¡Pues no!", soltó antes de agradecer el premio ("estoy encantada de que me lo den en vida y arañando porque no quiero medallas después de muerta") y rememorar las anécdotas que rodearon el filme que la catapultó al estrellato internacional (El último cuplé fue un fenómeno que llegó a estar 325 en las carteleras de España, Europa y Latinoamérica). Recordó la artista manchega que aquella película tuvo problemas de financiación hasta final porque ningún productor quiso hacerse cargo.

Pero Montiel, que dejó el cine a mediados de los 70 porque eran películas "muy raras en las que entraba la actriz en la cocina y al salir tenía las tetas al aire", también comentó sus siete años de estancia en EEUU, donde había contraído matrimonio con el director Anthony Mann. Nunca se adaptó a los horarios de allí porque ella siempre seguía los horarios "manchegos". Por eso mismo, cuando le presentaron a Greta Garbo y Mann la invitó a comer con ella al mediodía, ella rechazó el ofrecimiento. "A esas horas me acababa de levantar", aseguró.