Producto en auge

El cultivo del calçot salva la agricultura de Gavà

La caída de precios de productos tradicionales como la zanahoria, el nabo o el puerro ha empujado a muchos payeses a apostar por la cebolla dulce

Cultivo de calçots en un campo de Gavà.

Cultivo de calçots en un campo de Gavà. / ACN

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Gavà, con cerca de cinco millones de unidades anuales, se ha consolidado como el principal productor de calçot del Barcelona y uno de los más importantes de la demarcación de Barcelona. El presidente de la Cooperativa Agropecuaria de Gavà, Josep Pañella, reconoce que el cultivo del calçot "ha salvado" los pocos agricultores que quedan en el municipio después de que tuvieran que abandonar años atrás los cultivos tradicionales como la zanahoria, el nabo, el puerro o la chirivía ante las importaciones y la bajada de precios.

"El calçot es lo que nos ha salvado los últimos años. En diez años hemos pasado de producir unos dos millones de calçots a rozar los cinco y la cosa parece que va a más", celebra. El presidente de la cooperativa asegura que el calçot "es como la alcachofa en el Prat o en Sant Boi", un producto que "está de moda" y que ha dado una segunda oportunidad a agricultores que ya estaban a punto de abandonar la tierra.

Inversión de futuro

Aunque no espera que la producción crezca mucho más porque "cada vez hay más demanda pero también más oferta", Pañella cree que el calçot garantiza el futuro del campesinado del municipio a medio plazo. Tanto es así que quien más quien menos ha reservado un espacio de sus campos para cultivar calçots. Una afirmación que se comprueba fácilmente dando un paseo por los campos del municipio entre los meses de noviembre y marzo.

En cuanto a los precios, explica que los 8 o 10 céntimos que se pagan actualmente de media por unidad "son un poco justos para el trabajo que lleva el calçot" y que moverse en una horquilla de entre 10 y 12 céntimos sería un precio óptimo. Aquí, a pesar de reconocer que "el agricultor siempre se queja del precio", recuerda que el año pasado, por ejemplo, algunos calçots se llegaron a pagar a tres o cuatro céntimos.

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