Apertura con mucho juego
Casa Bela: el 16 veces número 1 del mundo de pádel Fernando Belasteguín monta un restaurante en la Zona Franca
El 'crack' de la pala se asocia con Jordi Coloma, quinta generación de la familia propietaria, entre otros negocios, de El Merendero de la Mari, para servir platos mediterráneos en el Bela Padel Center
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El exnúmero uno del pádel mundial Fernando Belasteguín y el restaurador Jordi Coloma, en el comedor de Casa Bela, en el Bela Padel Center. / Jordi Otix

He aquí una historia que tiene algo de destino y mucho de afinidad. Todo empezó hace tres años, cuando Jordi Coloma -42 años, quinta generación de la familia Coloma-Ribera, responsable entre otros locales de El Merendero de la Mari- conoció al 16 veces número uno del mundo de pádel, Fernando Belasteguín, 'Bela', en un torneo local. Su mánager era amigo de la infancia de Coloma, y surgió la complicidad. Hoy ambos comparten proyecto: Casa Bela, un coqueto espacio de cocina contemporánea y mediterránea que acaba de abrir sus puertas en el Bela Padel Center, en el Consorcio de la Zona Franca.
Casa Bela
Avenida del Parc Logístic, 1-10. Barcelona
Tf.: 636.242.557
belapadelcenter.com
Precio medio (sin bebidas): 30 € (hay menú de mediodía laborable por 18,50 € y los fines de semana por 24,50 €)
Ubicado en un sitio insólito -en plena área logística, “en medio de la nada”, como dice Coloma entre risas-, es una sorpresa agradable. “Esta zona siempre ha tenido poco atractivo, pero en realidad estás muy bien aquí: hay espacio, zonas verdes, tranquilidad y estamos a 15 minutos del centro”, explica. Desde la apertura del restaurante en septiembre y la inauguración de las pistas de pádel a principios de este mes, el complejo ha comenzado a llenar de vida una zona hasta ahora reservada a oficinas y almacenes.

El comedor de Casa Bela, en el Bela Padel Center. / Jordi Otix
Casa Bela se presenta como un espacio amplio, cálido y luminoso, con interiorismo de Óscar Domínguez y Sílvia Sánchez Guisado. Madera, telas en tonos neutros y fotografías tomadas en las pistas de pádel crean un ambiente acogedor y polivalente. El restaurante tiene capacidad para unas 70 personas en el interior, un reservado y una terraza a pie de calle para unas 50 más. En 2026, se ampliará con una espectacular terraza panorámica con vistas a las pistas, que promete convertirse en reclamo de mediodías soleados y cenas al aire libre.

Los macarrones de Casa Bela. / Casa Bela
La cocina, dirigida por el chef Jahir Barrera y supervisada por el hermano de Jordi, Guillermo Coloma -pastelero y cocinero-, combina sencillez, producto y sabor. “Queríamos una propuesta coherente con el entorno deportivo, con platos saludables, proteínas, cereales y verduras, pero sin renunciar al gusto ni a la tradición”, explica Jordi.
Macarrones, albóndigas, escudella, fricandó...
De hecho, Casa Bela ha recuperado algunas joyas culinarias de Freixa Tradició -el restaurante que los hermanos Coloma adquirieron cuando la familia Freixa dejó el negocio-, como los célebres macarrones, las albóndigas, la escudella y el fricandó. “Cerramos aquel proyecto por la pandemia, pero hemos querido mantener viva su esencia aquí”, añade. También hay guiños a El Merendero de la Mari, especialmente en la carta de postres.

Uno de los arroces del restaurante Casa Bela. / Casa Bela
El restaurante gira en torno a tres pilares: los desayunos, con bollería de Triticum y bocadillos fríos y calientes; las comidas, con menú diario (18,50 € entre semana y 24,50 € los fines de semana) o carta (precio medio de 30 €); y el tardeo-noche, con una propuesta más informal de tapas y 'finger food', pensada para quienes acaban de jugar un partido y buscan algo rápido y sabroso, o simplemente una cena de picoteo informal y tranquila.
Jugar y/o comer
El Bela Padel Center, por su parte, cuenta con 20 pistas (9 cubiertas y 11 exteriores), gimnasio, sala de fisioterapia y tienda deportiva. No es un club de socios, sino un espacio abierto, con la filosofía de “traer el pádel al mundo”, como dice Belasteguín, que vive en Barcelona desde hace años. “Queríamos que fuese un lugar para todos: familias, parejas, grupos de amigos o compañeros de trabajo”, apunta Coloma. “Aquí puedes venir a jugar, pero también simplemente a disfrutar de un buen almuerzo o una cena tranquila”.

La terraza del restaurante Casa Bela, en el Bela Padel Center. / Jordi Otix
Casa Bela es, en definitiva, la fusión entre dos mundos -la restauración y el deporte- que comparten valores: esfuerzo, pasión y comunidad. Jordi Coloma, entre risas, confiesa que por ahora pasa más tiempo gestionando el negocio que en la pista, pero promete ponerse al día. “Me gusta jugar a pádel… aunque ahora trabajo más de lo que juego. Pero me pondré las pilas”, promete.
En el Consorcio de la Zona Franca, donde hasta hace poco solo había naves y camiones, hoy hay un nuevo punto de encuentro con alma y sabor. Casa Bela acaba de empezar, pero tiene toda la pinta de que dará mucho juego.
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