Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Diversión en el Raval

Fry House: las 'burgers' japonesas que sirven un consultor catalán de 'start ups' y el chef y artista El Puto Ken

Sergi Villaubí y Ken Umehara, conocido en redes como El Puto Ken, proponen bocatas de pollo frito que saben al país del sol naciente

Estos son los mejores restaurantes asiáticos de Barcelona: 'nigiris', chinos, japoneses...

Combate: Smash Burger contra Burger Mofletuda

El chef y artista Ken Umehara, conocido como El Puto Ken, y el empresario Sergi Villaubí, con dos 'burgers' japonesas en Fry House.

El chef y artista Ken Umehara, conocido como El Puto Ken, y el empresario Sergi Villaubí, con dos 'burgers' japonesas en Fry House. / Ricard Cugat

Ferran Imedio

Ferran Imedio

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El enamoramiento de Barcelona por la cocina japonesa empezó en 1977, cuando abrió el primer restaurante nipón en la ciudad, Yamadori. Ha pasado el tiempo y la llama de la pasión por la gastronomía del país del sol naciente sigue viva, como demuestra la variedad de una oferta cada vez más amplia.

De aquellos 'sushis', estos 'ramens'. Y, ahora, estas 'burgers', las de Fry House, el establecimiento que han inaugurado en el Raval el empresario especializado en 'start ups' Sergi Villaubí y el chef y artista Ken Umahara, conocido en redes sociales como El Puto Ken.

Fry House

Unió, 13. Barcelona

Instagram: @fryhouseburgers

Precio medio (sin bebidas): 15 €

Ambos, de 37 y 46 años, respectivamente, no habían nacido todavía cuando Yamadori inició el camino por el que han transitado tantísimos otros establecimientos. Pero ya entonces, en Japón, sus habitantes se pirraban, y se pirran, por el pollo frito 'kara age', pero sin pan. En Fry House juntan el concepto 'burger' con esta carne rebozada y frita tan popular al otro lado del planeta.

Una hamburguesa japonesa de Fry House.

Una hamburguesa japonesa de Fry House. / Ricard Cugat

No es el primer local especializado en este tipo de hamburguesas en Barcelona. Desde 2022 funciona Kemako (con locales en la avenida de la Riera de Cassoles, 34, y en la calle de la Indústria, 162) y Albert Raurich ya había mostrado las posibilidades de este concepto en 2008 en Dos Palillos con su 'japo burger' (ternera picada, con la grasa blanca que envuelve el riñón del vacuno, panecillo amasado en la casa, pepino con 'shiso' y salsa 'tonkatsu' con kétchup casero), que recuperó en 2021 en el desaparecido Tamae.

Volvamos a Fry House. Villaubí no viene del mundo de la restauración. "He trabajado en 'start ups' 'on line', ya sea como creador, consultor o inversor, pero siempre me gustó ir de restaurantes. Tenía ganas de montar algo y llamé a Ken, que es un especialista en pollo frito", explica el empresario.

"Encontrar local, conseguir licencias, hacer obras... Nada es rápido"

Acostumbrado a la velocidad de los clics en internet ("cuando arrancas una 'start up' te vale con un ordenador una mesa y conexión a internet"), sufrió de lo lindo con la lentitud de montar un negocio físico como este. "Es un buena liada porque nada es rápido: encontrar local, conseguir las licencias, hacer las obras... Y además, necesita mucho más dinero que una 'start up'". Entre 100.000 y 150.000 euros les ha costado inaugurarlo, revela.

Ken Umehara, conocido como El Puto Ken, en la cocina de Fry House preparando una hamburguesa japonesa.

Ken Umehara, conocido como El Puto Ken, en la cocina de Fry House preparando una hamburguesa japonesa. / Ricard Cugat

También tuvo que esperar un par de meses a que El Puto Ken le diera el sí. "No lo tenía claro -admite el japonés-. Me había ido mal con los socios de otros negocios y, además, ya tenía cosas por mi cuenta". Bebidas fermentadas, pollo frito, colaboraciones con restaurantes, sus propias pinturas y dibujos, clases de cocina en la Hofmann...

La verdad es que a Umehara, que había llegado a Barcelona en 2005 y había trabajado o colaborado con varios restaurantes (Tantarantana, Candela, Bar Brutal...), ya le iba de fábula en solitario.

Patatas fritas con alga 'nori' y alitas de pollo de Fry House.

Patatas fritas con alga 'nori' y alitas de pollo de Fry House. / Ricard Cugat

Pero dijo que sí, y Fry House, que aterrizó en junio, es el resultado de esta unión. El Puto Ken replica la receta original, pero con muslo de pollo, que es más tierno y jugoso que la pechuga. Y de pollo de granjas del Empordà. El chef marina la carne durante 24 horas con una mezcla secreta de más 30 ingredientes, la mayoría traídos de Japón.

"No son 'burgers' pesadas, no hay excesos de salsas; no tienen nada que ver con las de 'fast food' que chorrean. Buscamos la armonía en la conjunción de ingredientes", afirma.

Tamaño XXL

Las puedes probar en su austero local del Raval, a pocos metros de la Rambla, donde hay unas cuantas sillas altas y tres barras metálicas pegadas a la pared. Queda claro que aquí manda más la 'burger' a domicilio o para llevar porque no es un sitio confortable.

Cuestan entre 10 y 12 euros, y su tamaño es XXL: ¡180 gramos de pollo! La Original lleva, además de la carne, lechuga comprada en la Boqueria, pepino encurtido y salsa de la casa (bearnesa con 'miso'), todo ello envuelto en un 'brioche' de patata hecho en un obrador que no es dulce ni empalaga. La Japanese Dirty se adereza con salsa de sésamo y de soja para conseguir un sabor más asiatico. La American es para quien le gustan las 'burgers' con beicon y queso. La Hot Affair destaca por su rebozado picante. Y la Fake Chicken es vegetariana y se elabora a base de setas, lechuga, pepino y salsa de la casa.

Alitas de pollo súper adictivas

Como acompañamientos, 'kara age' and 'chips' (una versión carnívora del 'fish and chips'), patatas fritas con alga 'nori', 'edamame' ligeramente picante, como las alitas de pollo ('ojo, peligro, que son súper adictivas!), y los 'acid fix' (encurtidos caseros de rábano, piña y pepino).

Villaubí le ha cogido el gusto a lo de dirigir un restaurante y ya piensa en está cerrando la adquisición de un nuevo local para abrir otro Fry House en 2026. "Veo que mi futuro va más hacia la restauración. Disfruto mucho. Ya no emprendo negocios digitales, ya solo me dedico a hacer consultoría e inversiones porque prefiero emprender bichos como estos. Me apetece volver al mundo terrenal".

Mientras espera a triunfar con este nuevo negocio, se entretiene montando iniciativas como la 'We fry friends', en la que une conceptos de dos restaurantes en una jornada de "juerga" en la que pincha un 'dj' japonés y la primera cerveza es gratis para los clientes. La primera edición ha sido en colaboración con Mesa Lobo: han preparado 'burgers' 'japo' con su pluma ibérica. En 10 de octubre celebraron una segunda cita con Taulat 44.

Suscríbete para seguir leyendo