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Gastro Garatxe: en este 'garaje' de El Prat reparan la alta cocina
Carlos Novo y Eric Ochoa han abierto en El Prat una barra con inclinación gastronómica después de haber cocinado en un taller de L’Hospitalet
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Carlos Novo y Eric Ochoa, en la puerta de Gastro Garatxe. / Jordi Otix

Es el garaje más pulcro: tras cada servicio sacan relámpagos de brillo a las superficies de acero y la única grasa que alimenta sus motores es el aceite de oliva. Gastro Garatxe (¿o 'garatge'?), con los 'mecánicos' Eric Ochoa y Carlos Novo a los mandos, es la ruidosa novedad en El Prat, una barra con tres brazos para una quincena de personas que petardea los humos de la alta cocina. Abierto en enero del 2024, este agosto acometieron una reforma de los fuegos.
Ciertamente, el Gastro Garatxe actual no es un espacio para las reparaciones, las válvulas y los pistones, aunque sí lo fue en la primera ubicación, en L’Hospitalet, cuando servía como fonda clandestina a un taller y club de motoristas.
Gastro Garatxe
Joan Cirera i Pons, 13. El Prat de Llobregat
Tf: 622.368.262
Menús de mediodía: 40 €
Menú degustación: 75 €
Dispuestos a crecer, Carlos (1990) y Eric (1991) dejaron a sus colegas, los tubos de escape y los chasis y buscaron estos bajos en los que están presentes algunos elementos motorizados a modo de decoración. Y han aumentado las revoluciones.
Si se necesitan más credenciales sobre ruedas, el suegro de Carlos tiene un taller de camiones y Eric sirvió en un 'foodtruck'.

El 'pagell' con puré de coliflor tostada y vainilla de Gastro Garatxe. / Jordi Otix
A menudo, los prejuciosos califican de periferia poblaciones del estilo de El Prat y L’Hospitalet, como si estar alejado del centro –¿de qué centro?– fuera un desdoro.
Cierto que El Prat no es Tokio ni Las Vegas y una barra con anhelos gastro plantea complicaciones, aunque ni un reproche sale de las bocas de estos técnicos, que abrieron aquí por militancia 'baixllobregatina': uno vive en Sant Boi; el otro, en Viladecans.
«Venimos de un garaje de L’Hospitalet, ¿por qué no El Prat? Hay que potenciar el Baix Llobregat», dicen. «Nosotros también somos de proximidad»: un acierto. Producto del Parc Agrari y currantes de cercanías. Porque tienen conciencia de clase y visten petos azules en imitación de los monos.

El magret con puré de pera de Gastro Garatxe. / Jordi Otix
Son cocineros capacitados que se conocieron en el Lluerna de Víctor Quintillà (llamar periferia o afueras a Santa Coloma es también un desprecio) y que por separado se encallecieron con Jordi Vilà (Carlos) y Albert Adrià (Eric). De manera que el esférico de gilda es perfecto, así como el crujiente de pollo 'pota blava', el canutillo de fuagrás y quicos o el buñuelo de mejillón del Delta.
Trabajan con menús: mediodía, 40 €; y noche, 75. En la franja nocturna, reciben a todos los clientes a la misma hora, lo que les facilita el trabajo. ¿Por qué no manipular piezas enteras y que el comensal 'embarrado' vea la gloria de los bichos al completo?
Para beber, Motor Blanc 2023 (no sé si figura en la carta con intención motriz), Nude Sbl 2011 y Xabre 2022. Saben de vino, les gusta el vino; gas, entonces.

La entrada del restaurante Gastro Garatxe, en El Prat. / Jordi Otix
Vamos a por los componentes principales. El suflé de berenjena con praliné de cacahuetes y 'miso' de 'mongeta del ganxet': que una hortaliza sea protagonista es remarcable, y un contador del cambio positivo de la alta cocina pequeña.
El salmonete a la llama con achiote y pimentón (del menú de mediodía), que Carlos me presentó con caballa cuando dirigía el ya cerrado 130 en 2019.
El 'pagell', con un puré de coliflor tostada y vainilla, y el riesgo (superado) de la vaina aromatizante.
El 'tuneo' del tradicional pato con peras: el magret –a la sartén/brasa–, con puré de pera y la misma fruta encurtida. Les propongo convertir la piel en chicharrones y aceptan el reto.

Carlos Novo y Eric Ochoa, tras la barra de Gastro Garatxe. / Jordi Otix
Dos platos deberían pasar por cocheras para una revisión: el arroz de gambas, meloso, en olla de hierro, por demasiado atomatado; y el 'vellut' –también con tomate–, servido con jarrita y en exceso, lo que ahoga el bonito y los cherrys rojos, y los amarillos.
Postres que no derrapan, sino que agarran: el melón acevichado y picante (la idea me propulsa a Lluerna) con helado de pepino y el 'coulant' de cacahuete y helado de miel que surge del placer prohibido de los dos socios por los marranos Eagle.
Son juguetones y rompedores del protocolo para que el cliente se sienta partícipe: «Ya lo demostramos vestidos así». El posacubiertos es una tuerca.
El tercer y último 'petit four' es una trufa con Anís del Mono, de Badalona. El Prat, L’Hospitalet, Santa Coloma, Badalona. Dejemos hoy a un lado esa otra ciudad que también comienza con B.
El equipo
Eric Ochoa, Carlos Novo, Joel Ochoa y Griselda Sibrian.
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