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Un maestro destilador de referencia

Alexandre Gabriel: el hombre que tiene "una misión", impulsó el 'boom' de la ginebra y hace 'navy rums'

La historia de Alexandre Gabriel, que dirige las exitosas y prestigiosas Maison Ferrand (coñac), Citadelle (ginebra) y Planteray (ron)

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Alexandre Gabriel, dueño de Maison Ferrand, firma que elabora el coñac homólogo, el ron Planteray y la ginebra Citadelle.

Alexandre Gabriel, dueño de Maison Ferrand, firma que elabora el coñac homólogo, el ron Planteray y la ginebra Citadelle. / El Periódico

Ferran Imedio

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Alexandre Gabriel (Chiddes, Francia, 1959) se siente agricultor y presume de su último tractor, "que es más sexi que cualquier Ferrari en el mundo, ¡y también es rojo!". Pero también se presenta como un destilador, con una creatividad y una audacia poco vistas en el mundo de los espirituosos ("sé imaginar sabores", sonríe). Tampoco olvida que es un hombre de negocios: compró la casa de coñac Maison Ferrand, apostó por la ginebra de alta calidad con Citadelle cuando nadie lo hacía y triunfa con Planteray, que elabora 'navy rums' (los rones de la armada británica que envejecían en los barcos).

Ciertamente, Gabriel es un poco de todo. "No hay una cosa sin las otras", admite. Pero a él le gusta más decir que es un hombre "con una misión". ¿Y cuál es? "Que cuando bebas alguno de mis destilados te lleve a algún sitio. Cada mañana me levanto con la idea de crear bebidas bonitas y con sabores intensos". En definitiva, este agricultor-destilador-empresario, que aprovecha para estudiar porque duerme poco y mal, intenta "meter un mensaje en una botella: un mensaje de placer".

Las enseñanzas de su abuelo

"Es divertido que hable de mensajes porque mi abuelo, que era un hombre de pocas palabras, me aconsejaba que, si no tenía nada que decir, mejor callara". Gabriel era más bien tímido, un poco como él, quien realmente le crió ante las continuas ausencias por trabajo de su padre, hombre de negocios, y su madre, escultora. Y quien, en aquel pueblecito del sur de la Borgoña, le enseñó a elaborar vino y destilados en su pequeña bodega. "Me transmitió el amor por la tierra, fue muy importante para mí".

Alexandre Gabriel, dueño de Maison Ferrand (coñac), Citadelle (ginebra) y Planteray (ron).

Alexandre Gabriel, dueño de Maison Ferrand (coñac), Citadelle (ginebra) y Planteray (ron). / El Periódico

Su abuela, que le leía un libro cada noche, alimentó su imaginación y sus ganas de aprender. "Un día me soltó: 'Si te quedas aquí acabarás casándote con tu prima segunda'. Creía en mí, me decía que tenía talento: 'Cuando tengas 18 años no te quiero ver aquí, vete a conocer mundo'". Y allá que se fue. A Estados Unidos, "sin saber apenas inglés". En Minessota estudió el idioma durante un año y volvió a Francia.

Compra Maison Ferrand con 30 años

"Ya hablaba y escribía inglés bien, sabía de agricultura, de vinos, de destilados... y me dije: 'Tengo que aprender a hacer negocios'". Y eso hizo. Pidió dinero prestado y fundó una empresa pequeña de exportación de productos de agricultura de calidad para financiarse los estudios.

"Mientras iba a clase, me ofrecía a los bodegueros como representante de sus elaboraciones", rememora. Consiguió varios clientes. Uno de ellos era una pequeña e histórica destilería familiar llamada Maison Ferrand, que dirigía entonces la última representante de la saga, una mujer sin descendencia que tiempo después le ofreció comprar la empresa en 1989. Él tenía 30 años. Llegaron a un trato.

La revolución de la ginebra

Y Gabriel hizo crecer el negocio porque reinvertía "todos los beneficios" en la destilería. Hasta que un día se dijo: "Quiero hacer ginebra de alta calidad". Y así nació, en 1996, Citadelle Gin. "Cuando era joven, la ginebra que tomaba te daba dolor de cabeza al día siguiente y encima era cara, ¡horrible! Aposté por elaborar una con enebro en pequeños alambiques, los que usábamos en invierno para elaborar el coñac, de modo que no necesitamos mucha inversión".

Y dio en el clavo: "Quería hacer algo delicioso y lo conseguí". Pero no olvida que por aquel entonces Ferran Adrià había reivindicado el gintónic como bebida gastronómica [el chef ha explicado que el origen de la versión española de este combinado, con mucho hielo, copa balón y 'twist' de limón, se sitúa en la desaparecida coctelería Dickens de San Sebastián, donde los cocineros vascos lo descubrieron, que Arzak se lo dio a conocer y que él lo introdujo en El Bulli]. "Adrià abrió la puerta. España fue decisiva porque lideró la revolución del gintónic. Sin ella, este proyecto probablemente habría muerto", reconoce.

Estudioso del ron

Tras el éxito de Citadelle, Gabriel apostó por el ron. "Había compañías de ron del Caribe que me compraban las barricas que había usado para el coñac de Maison Ferrand y pensé que, usando mis conocimientos y estudiando, podría hacerlo yo. Descubrí que cuando elaboras vino, las bacterias son el enemigo y hay que limpiar el equipamiento, pero para hacer ron las hacemos crecer. ¡Era mágico! Estudié como un loco y me convertí en 'master blender'".

El ron Mister Fogg Navy Rum de Planteray.

El ron Mister Fogg Navy Rum de Planteray. / El Periódico

A finales de los 90 fundó la marca Planteray, con la que intenta "transmitir la identidad del 'terroir' cada lugar del Caribe". Tiene destilería propia en Barbados (vive a caballo entre esta isla y Francia), se ha asociado con dos más en Jamaica, trabaja con otras de Guyana, Belice, Mauricio, Trinidad, Paraguay...

"Mi cabeza siempre está pensando"

"Me propuse usar mis técnicas de envejecimiento para hacer ron, con doble envejecimiento en barricas de coñac. Y optó por hacer 'navy rum', con el que la armada británica pagaba a sus marines. Un destilado 'blended' (mezcla) que envejecía de manera especial con el movimiento del barco en la travesía entre el Caribe y las islas británicas.

También ha ido más allá elaborando un ron añejado en barricas de Pedro Ximénez, otro con coco secado al aire que infusiona en rones blancos destilados en columnas y alambiques y que luego se mezclan con un ron añejado de tres o cuatro años, lanzará otro que ha envejecido en barricas que llevan madera de mango como hicieron en su destilería de Barbados en el siglo XVIII... "Mi cabeza siempre está pensando", resume este hombre que siempre aspira a hacer "espirituosos diferenciales".

El éxito y prestigio de sus enseñas es indudable. Planteray, por ejemplo, está presente en 120 países y ha ganado más de 530 galardones. Gabriel también ha sido multipremiado. Otra prueba, en este caso más intangible de su fama, fue la presentación y cata en Barcelona, este octubre, de la gama de rones de la firma: se notaba que Gabriel era para los asistentes, muchos de ellos 'bartenders', una figura a la que admiran.

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