Buen sabor de boca

El mundo de la gastronomía celebra que la marca Cuina Catalana pase a ser pública

La Fundació Institut Català de la Cuina i de la Cultura Gastronòmica ha cedido el nombre a la Generalitat durante cinco años

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Joan Roca, en junio de 2023, durante el acto de presentación de Catalunya como Región Mundial de la Gastronomía 2025.

Joan Roca, en junio de 2023, durante el acto de presentación de Catalunya como Región Mundial de la Gastronomía 2025. / Ferran Imedio

Ferran Imedio
Pau Arenós
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Satisfacción en el mundo de la gastronomía catalana tras conocerse que la Generalitat de Catalunya podrá utilizar durante cinco años sin coste alguno la marca Cuina Catalana como paraguas para el paquete de iniciativas de promoción y difusión de la gastronomía en las que está trabajando. El pasado 26 de mayo, logró la cesión gratuita de este distintivo, que legalmente sigue perteneciendo a una entidad privada, la Fundació Institut Català de la Cuina i de la Cultura Gastronòmica. La 'conselleria' de Agricultura i Alimentació, que es la que ha logrado la cesión, quiere utilizarla como el sello bajo el que se agruparán distintas acciones de divulgación de la cocina tradicional catalana.

Logotipo de la marca Cuina Catalana

Logotipo de la marca Cuina Catalana / Fundació Institut Català de la Cuina i de la Cultura Gastronòmica

Varias personalidades del mundo de la gastronomía consideran que la gestión de la marca Cuina Catalana nunca debió ser privada, y aplauden esta cesión, además de preguntarse cómo fue posible que un particular registrara un concepto tan genérico como este. La marca Cuina Catalana había desarrollado incluso un logotipo propio, un sello de calidad que la fundación que la ostenta ha ido entregando a recetas, productos y establecimientos en los que se sirven estos platos. Este diseño es el que a partir de ahora pasará a gestionar la Generalitat para "preservar y prestigiar el patrimonio gastronómico de Catalunya, de manera que se pongan en valor sus rasgos propios, mediterráneos y saludables", según destaca el acuerdo de cesión.

"Es patrimonio de todos, como la lengua"

"La cocina catalana, que es especialmente rica y diversa por la variedad de tierras, biodiversidad e historia, es un patrimonio es de todos, es un objeto cultural, como la lengua, que pertenece a quien la habla y la escribe. Luego se puede estudiar, inventariar...", razona Toni Massanés, que hizo el trabajadísimo 'Corpus del patrimoni culinari català' (2006), con más de 1.000 recetas y dos ampliaciones, y es el actual director de la Fundació Alícia.

El presidente de la Acadèmia Catalana de Gastronomia i Nutrició, Carles Vilarrubí, también celebra la cesión. "La cocina es cultura y forma parte de un patrimonio colectivo al que no debemos renunciar. La ‘cuina catalana’ es de todos", proclama el empresario. “Cuando el historiador Paul Freedman fue investido miembro de nuestra Acadèmia, el pasado mes de marzo, dijo en su discurso de aceptación que, a pesar del reconocimiento internacional de nuestros chefs, la cocina catalana no era conocida fuera de nuestras fronteras", recuerda a modo de reflexión.

"Tenemos un nombre potente que puede seducir al mundo entero"

Una vez la marca Cuina Catalana deja de estar en manos privadas, ¿cómo gestionarla? Massanés aplaude el cambio siempre y cuando haya "conocimiento" por parte de sus gestores. "No solo es una cuestión administrativa. Se trata de hacerlo en beneficio del patrimonio de todos: de productores, de los territorios y paisajes, de los que cocina, de los comen... Por tanto, debe haber una autoridad desde el punto del conocimento y capacidad para protegerla en busca del bien común. Hay que preservarla, y eso es una responsabilidad".

Carme Ruscalleda, aún "sorprendida por el hecho de que un genérico que nos pertenece a todos fuera propiedad privada", subraya la "necesidad de poner nombre a la cocina catalana hasta el punto que si las negociaciones no hubiesen fructificado se tendría que haber buscado otro". La chef está feliz -"ahora tenemos un nombre potente que nos agrupa, que puede seducir al mundo entero" y anima a la Generalitat a "dar cuerda a la marca más allá del nombramiento de Catalunya como Región Mundial de la Gastronomía". ¿Cómo? "Por ejemplo, con un sello en la puerta de los restaurantes.[Aymamí ya llevó a cabo la iniciativa en 2010] ¿No es bonito para un turista saber que ahí ofrecen cocina del país?".

Jordi Vilà (Alkimia, Al Kostat, Vivanda y la tienda de comidas Va de Cuina), uno de los chefs que mejor defiende el recetario catalán, pide: "Preservar nuestra identidad, preservar lo que nos identifique, pero con una mirada libre, abierta y generosa". "¿Quién se puede colgar la etiqueta de cocina catalana? ¿Cuál es la línea roja? Tenemos un exceso de información, de cruce de culturas, ¿qué es y qué no es ‘cuina catalana?’. Eso merece una discusión. Me he encontrado en restaurantes de autor un romesco, un ‘calçot’ o un arroz del Empordà, mezclado con pesto, parmesano y burrata. Yo no sé si dentro de 50 años el guacamole tendrá el mismo papel que el tomate ahora".

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