Calendario de cultivos
Adiós, melocotones; hola, uvas y mandarinas
Comer frutas y verduras de temporada tiene beneficios a nivel de gusto y nutrición, pero también sociales y medioambientales
Respetar los ciclos de la agricultura permite configurar un sistema de consumo más sostenible, justo y saludable
Cocinar respetando la estacionalidad permite salir de la rutina y conectar con los cambios en el entorno

Las primeras uvas comienzan a aparecer en el mercado
A lo largo del año suelen haber dos momentos clave para hacer buenos propósitos, uno en nochevieja y otro al volver de las vacaciones de verano. Como estamos justo en este punto, aquí va uno a nivel de alimentación que se puede comenzar a poner en práctica desde ya mismo: comer frutas y verduras (y también se puede aplicar al pescado) de temporada. No se trata de nada innovador, sino más bien de volver a unas prácticas de toda la vida que se han difuminado en las últimas décadas marcadas por la globalización y una actitud que se podría denominar de ‘buffet libre’. Es decir, lo que quiero cuando lo quiero.
Septiembre es, además, un mes bisagra en el que aún se puede disfrutar de los últimos coletazos de la época de frutos veraniegos (melocotones –excepto el de Calanda–, nectarinas, higos, ciruelas, naranjas...) y se comienza a vislumbrar la otoñal (mandarinas, uvas, manzanas…). A nivel de verduras, comienza el momento óptimo de la coliflor, el brócoli y el apio, pero que nadie arrugue la nariz, porque el resto de opciones también siguen vigentes, excepto alcachofas, guisantes o habas. Y comienzan a aparecer las primeras calabazas.
Para facilitar las cosas, existen muchos calendarios de productos como este de la Generalitat de Catalunya. Además, hay iniciativas como la de la Cooperativa Mans, que ha añadido un código QR al empaquetado de sus frutas y verduras con información tanto sobre su procedencia como con recetas de temporada de la Fundació Alícia.
Berenjenas y pimientos, ejemplos de la desconexión
Sin embargo, aquí van dos ejemplos para confirmar la desconexión que solemos tener con la estacionalidad de los productos, especialmente en las ciudades. Hay dos verduras totalmente habituales en el supermercado –o en las cartas de muchos restaurantes– que nos puede dar la sensación que se cultivan durante todo el año, cuando no es así. Se trata de la berenjena y el pimiento, cuyas temporadas comienzan a principio de verano y finalizan con la llegada del invierno. De hecho, la cocina tradicional ya nos da una pista de ello a nivel de recetas, desde el gazpacho, el pisto, la samfaina o el ‘tumbet’ mallorquín.

Parada de frutas y verduras en el mercado de la Boqueria de Barcelona. / Archivo
La naturaleza, y por lo tanto, la agricultura, tienen su propio ritmo y no respetarlo conduce a ciertos desajustes que tienen sus consecuencias a nivel medioambiental y también económico. Por ejemplo, tener que recurrir a ‘alimentos viajeros’ que se cultivan a miles de kilómetros, con el impacto en CO2 que eso supone. Y el hecho de haber menos producto disponible en el mercado mayorista porque cuesta más cultivarlo o importarlo también repercute a nivel de precio final para el consumidor. Luego, obviamente, hay productos como el tomate que, aunque lo óptimo es que maduren al sol veraniego, se cultivan también durante todo el año en invernaderos. Eso sí, el sabor nunca será igual.
Que sea también de proximidad
Eso sí, al concepto ‘de temporada’ se tiene que unir otro para crear un sistema de consumo más sostenible y racional: ‘de proximidad’. Porque, por muy buenas intenciones que tengamos, de los 650 kilos de alimentos que se consumen cada año por habitante en Barcelona, solo entre el 10% y el 15% se producen de manera local, según los datos del ayuntamiento de la capital catalana. Aumentar la demanda de alimentos producidos en el entorno aumentaría también la actividad de la payesía y reequilibraría el territorio. Y desde el ayuntamiento barcelonés también llaman a promover la agricultura urbana.
De todas maneras, no hay que ver esta recomendación (en la que coincidirían la mayoría de instituciones públicas) como un nuevo impedimento a la libertad de elección o bien con un sentimiento de culpa o urgencia. Tomar consciencia ya es un avance, que se puede ir completando paso a paso incorporando en las decisiones de compra ese concepto de temporalidad y proximidad. Además, a nivel gastronómico es mucho más divertido. Cocinar teniendo en cuenta la época de cada alimento permite salir de la rutina, ser conscientes del paso de las estaciones, estar más conectados con la naturaleza y explorar las enormes posibilidades del recetario mediterráneo.
- El despacho de Los Morancos 'va como un tiro': cancela más de 14 millones en deudas a 217 familias
- La UCO concluye que el director de Carreteras adjudicó 264,5 millones a empresas de la trama de Cerdán a petición de Koldo
- Fernando Sánchez, experto en finanzas personales: 'A mis sobrinos no les regalo juguetes, pero cada mes les hago una aportación a una cartera de acciones y a un pequeño ETF
- Libres de Deuda: así funciona la empresa de Los Morancos que ayuda a liberar las cargas económicas de la gente
- La madre de Michu rompe su silencio y habla por primera vez del auténtico motivo de su muerte
- Llega de noche a Barcelona la esperada rueda gigante de la tuneladora que excava la L9 del metro
- La venta a peso de 'cajas sorpresa' de Amazon llega al centro de Barcelona: 'Es como una lotería
- Catalunya, en alerta por fuertes lluvias: estas son las zonas donde más puede llover