NACIDA EN EL ALT EMPORDÀ

Agua Vilajuïga, un secreto que merecía ser contado al mundo

El tranquilo pueblo de Vilajuïga, en el Alt Empordà

El tranquilo pueblo de Vilajuïga, en el Alt Empordà / periodico

Xavi Datzira

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Hacía poco que el siglo XX había echado a andar, cuando en el tranquilo pueblo de Vilajuïga, a los pies del Parc Natural del Cap de Creus, decidieron que su secreto mejor guardado tenía que salir a la luz. Todos los vecinos sabían que había un pozo aparentemente modesto, al que se accedía bajando unas escaleras, que ofrecía un agua que no era normal, sino que ofrecía un sabor y unas propiedades únicas. Y no tardó en correr la voz, porque en julio de 1904, fue declarada agua de utilidad mineromedicinal, y hasta ahora, que sigue siendo una de las mejores aguas minerales naturales con gas del mundo.

Mucho tiempo ha pasado desde entonces, pero la actual Agua Vilajuïga es fiel a la composición organoléptica original, lo que le otorga dos adjetivos clave que la distinguen de muchas otras: saludable y gastronómica. Ferran Adrià añade otras cualidades: “El Agua Vilajuïga es sobre todo un misterio. Hay algo de misterio que la hace mágica”. Quizás la culpa de ello es la gran cantidad de minerales, como el magnesio, el sodio, el calcio, el litio que va recogiendo en su camino por el subsuelo antes de llegar al acuífero del Alt Empordà de donde se extrae, así como los bicarbonatos necesarios para lograr sus burbujas naturales de aguja.

Maridaje de alta cocina

Aparte, sus cualidades organolépticas, cuerpo ligero y sensación de frescor en el paladar maridan perfectamente con la gastronomía de gran calidad, ya que, además de ser ligeramente gasificada, no sacia ni se impone. En este sentido, otra de sus grandes peculiaridades es la capacidad para maridar con vinos, cavas, champanes, vinos dulces, cafés, infusiones... Esto se explica porque sus características y, sobre todo, sus burbujitas efervescentes en boca ayudan a limpiar suavemente el paladar.

Es por ello que Adrià escogió agua de Vilajuïga para acompañar sus platos de El Bulli: “El Agua Vilajuïga ha sido un producto clave en la evolución de El Bulli, fascinante, ya que la naturaleza, por sí misma, ha elaborado una bebida maravillosa y con alma propia. Vilajuïga es una creación emocionante que las personas, por sí solas, no son capaces de recrear”.

Máximo respeto

Por su parte, Ferran Centelles, quien fuera sumiller también de El Bulli, remarca que el Agua Vilajuïga ofrece “una sensación carbonatada muy delicada, una textura única que envuelve el paladar con suavidad y un sabor que respeta al máximo las elaboraciones culinarias”. Todo ello gracias a su mineralización media, que le aporta un sabor mineral profundo pero, al mismo tiempo, hace que sea ligera y fresca.

Y, mientras tanto, en el pueblo de Vilajuïga, de naturaleza distinguida, efervescencia discreta y espontaneidad acreditada, observan orgullosos como el agua que custodian generación tras generación se ha convertido en uno de los bienes más valorados y únicos del Empordà.

Para degustar en copa

Para darse cuenta de que Vilajuïga no es un agua cualquiera, solo hay que observar las recomendaciones de sumilleres expertos, que aconsejan utilizar la copa óptima para disfrutar al máximo de sus propiedades organolépticas. En este caso, se trata de una copa Riedel que permite extraer su máxima expresión en forma de frescor, con volumen, elegancia y un gas carbónico único y natural.