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Por aclamación popular

Plat Únic repite la receta de costillar de vaca rubia gallega con la que se estrenó en su inauguración

El plato de la temporada

El plato de la temporada

ALBERTO GONZÁLEZ / Barcelona

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Cuando llegan los comensales, Laia Coral, la directora de Plat Únic, se acerca siempre a la mesa. Le gusta explicar en primera persona el concepto honesto que hay detrás del restaurante del hotel Yurbban Trafalgar, y que tan buenas críticas ha recibido desde su apertura, el año pasado. “Nos inspiramos en las antiguas fondas que se encontraban a mitad del camino, donde el viajero hacía un parón para descansar y comer el plato del día. Lo que tocara”. Y de esa simplicidad han sabido hacer virtud.

Teniendo un tiro tan certero, el establecimiento no puede arriesgarse al error. Por eso, cada uno de los platos que elaboran (y que se mantienen durante varios meses) han sido desarrollados con puntería. Son recetas sencillas, tradicionales y sin estridencias, pero técnicamente muy logradas. Desde una 'escudella y carn d’olla', a un cocido, un fricandó o un espectacular jarrete.

Desde hace pocos días, la especialidad es otra. Sin embargo, no es novedad: por aclamación popular Plat Únic ha decidido recuperar el costillar de vaca rubia gallega con el que inauguraron el restaurante. Viene cocinado a baja temperatura –lo que lo hace tierno no, lo siguiente–, y se acompaña de un suave parmentier de patata, una ensalada de tomates, una escalibada y un par de salsas (de mostaza y el jugo resultante del propio asado de la carne).

A modo de postre se ofrece helado o sorbete artesano hecho con producto local, como el de plátano rustido con caramelo, que el comensal puede aderezar con diversos 'toppings', como el 'crumble' de galleta, las frutas deshidratadas, los chips de chocolate y peta zetas o el toffee.

Para dar continuidad a ese guiño a lo tradicional, en Plat Únic el cliente también puede servirse el vino, la sangría o el agua de la elegante reinvención que han hecho de las antiguas botas que se apilaban en la pared de los mesones. Y repetir libremente dentro del precio del menú, que es de 32 euros. Incluye también un gintónic en la terraza superior, uno de los 'rooftops' más cucos del centro de la ciudad. Eso sí, la piscina está reservada únicamente para los clientes del hotel. Aunque solo por las vistas, compensa.