COMO YA HIZO EN EL CAMP NOU

Mourinho insultó en el parking a los árbitros tras perder la Europa League con el Sevilla

El infalible Sevilla acaba con la Roma de Mourinho en la tanda de penaltis

Mourinho increpó al árbitro en el parking del Camp Nou (2012)

Mourinho se quita la medalla de subcampeón de la Europa League, que luego entregó a un niño en la grada del Puskas Arena de Budapest.

Mourinho se quita la medalla de subcampeón de la Europa League, que luego entregó a un niño en la grada del Puskas Arena de Budapest. / Afp

Marcos López

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No es la primera vez que sucede. Tal vez, tampoco será la última. Ocurrió en el párking del Camp Nou (2012) con el colegiado Teixeira Vitienes y se repitió también en el Puskas Arena de Budapest (2023). "Es una puta vergonha", le gritó indignado Jose Mourinho, técnico de la Roma, al colegiado inglés Anthony Taylor en el párking del estadio húngaro, minutos después de perder la final de la Europa League con el Sevilla en la tanda de penaltis. "El árbitro parecía español... Nos vamos a casa muertos por una injusticia", denunció antes de esperarlo en el aparcamiento.

Aguardó el técnico portugués al árbitro para increparle en reiteradas ocasiones ("es una puta vergüenza, vete a la mierda") mientras él se dirigía al vehículo con el que debía abandonar el estadio. No había nadie que pudiera calmar la ira de Mourinho, quien ya había dejado rastros de su particular show sobre el terreno de juego.

"¿Si ha afectado en una jugada el árbitro? En una no, en varias... Bueno, se acabó... ", había dicho el técnico de la Roma, que cumplió 60 años en enero pasado, antes de esperar al colegiado inglés en el párking.

Justo antes del penalti decisivo de Montiel, que tuvo que ser repetido por el VAR, el entrenador de la Roma se marchó en busca de su colega en el Sevilla, José Luis Mendílibar, y le abrazó. Era segundos antes de que el defensa argentino marcara el penalti que le dio al conjunto andaluz su séptima Europa League.

Luego, Mourinho fue a buscar su medalla de subcampeón antes que nadie sin esperar siquiera a que lo hicieran sus jugadores. Nada más tenerla en su cuello se la quitó con energía y se dirigió a un sector de la grada entregando la presea a un joven y sorprendido aficionado.

Después, al sentarse en la sala de prensa del Puskas Arena, el tono del portugués fue subiendo, indignado con Taylor, el colegiado inglés que había cometido una "injusticia", según su propia definición. "Nos hemos acostumbrado a esto. En una final europea, un arbitraje como este es verdaderamente duro. No me olvido de las grandes decisiones, sino también a las pequeñas", comentó el técnico de la Roma.

"No pitó el penalti de Ocampos, en el que se tira, porque el VAR se lo dice", ha recordado antes de que la final se acabara decidiendo en la tanda de penaltis. "Pero él iba a pitar penalti en lo de Ocampos. Y Lamela, que ha marcado en la tanda, tampoco ha visto la segunda amarilla. Tampoco quiero hablar de las decisiones importantes", añadió Mourinho.

"Siempre lo hago. Me quedo con las de oro y regalo siempre las de plata", argumentó el preparador luso. "No quiero las de plata", sentenció después quejándose, una y otra vez, de la actuación arbitral.

Tanto se quejó que los esperó en el párking, tal si fuera lo sucedido en el Camp Nou. "He sido muy educado con Teixeira", argumentó hace ya más de una década el entonces entrenador del Madrid.

En Budapest, el enfado de Mourinho, que fue captado por las cámaras, no se detenía. "No quiero hablar de las grandes cosas del árbitro porque hasta Rosetti", dijo en alusión al responsable arbitral de la UEFA, "ha visto que no era penalti".

Se quejaba de que el cuarto lanzamiento, realizado por Montiel, fuera detenido por Rui Patricio, aunque una revisión en el VAR determinó que se tenía que repetir. Lo tiró el defensa argentino al lado contrario (el primero iba a la izquierda del meta de la Roma; el segundo, fue a la derecha) y anotó el gol decisivo.

Ultimátum a la Roma

"El VAR ha tenido miedo", llegó a decir Mourinho, quien en la sala de prensa lanzó un ultimátum a la dirigencia del club italiano. "No puedo hacer todo siempre yo... Y hasta mis jugadores merecen más. He vencido cinco finales y he perdido esta, pero no me vuelvo a casa tan orgullosa como ahora", admitió el entrenador.

Mendilibar, el técnico del Sevilla, ni se inmutó por esas quejas del portugués, con quien mantuvo un permanente conflicto dialéctico a lo largo de la final, que entre prórroga y tiempos añadidos casi duró 150 minutos.

"No ha arbitrado un árbitro inglés, que normalmente dejan seguir el juego bastante. El gol de ellos viene precedido de no sé si es una falta o no. Pero es una jugada dudosa", dijo sobre la acción previa al tanto de Dybala. "Pero, al final, cada uno decimos lo que pensamos y normalmente siempre barremos para casa", sostuvo el vasco.

"A partir del lunes estaré de vacaciones, pero si la sociedad quiere hablar antes lo haré. Me queda un año de contrato y cero contacto con otro club. Quiero quedarme, pero tanto yo como mis jugadores merecemos más. Estoy un poco cansado de ser entrenador, hombre de comunicación... De ser todo en este club. Quiero seguir, pero con más condiciones".