SEVILLA-ROMA (1-1, 4-1 PP)

La final de la Europa League: el infalible Sevilla acaba con la Roma de Mourinho

Mendilibar alarga la racha perfecta de los andaluces en su competición fetiche: séptimo título en siete finales

Montiel engaña a Rui Patricio, el meta de la Roma, y marca el penalti decisivo que le da al Sevilla la Europa League.

Montiel engaña a Rui Patricio, el meta de la Roma, y marca el penalti decisivo que le da al Sevilla la Europa League. / Reuters

Joan Domènech

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Iba a romperse una racha: el Sevilla había ganado las seis finales europeas que había jugado y José Mourinho había ganado las cinco finales que había disputado. Se quebró la del técnico portugués con el infalible Sevilla europeo, ante un Mendilibar que paladeaba la primera de su vida. No cambió la racha de la Roma, con la tercera final perdida de las tres. 

El inenarrable triunfo del Sevilla tras el agotador e inacabable partido llegó gracias a los pies del gigantesco Bono, que patearon el penalti de Mancini, fortificando el triunfo de una tanda impecable que ejecutaron Ocampos, Lamela y Rakitic y cerró Montiel al segundo intento de su lanzamiento. El primero se estrelló en el poste. 

Los jugadores del Sevilla felicitan a Montiel, que marcó el penalti decisivo para conseguir la Europa League.

Los jugadores del Sevilla felicitan a Montiel, que marcó el penalti decisivo para conseguir la Europa League. / Reuters

El partido más largo del mundo

El avance de los minutos reportó dramatismo al desenlace hasta el culmen de los penaltis. Fue el Sevilla el que hizo más por evitar la agonía y dos tiros con el tiempo ya cumplido antes de la prórroga, aunque el último remate fue de Smalling al larguero. Fue la final más larga de la historia por el tiempo que añadió el árbitro al malgastado (26 minutos más de los 120), antes de la tanda.

Mucho más constante y tenaz, el once español buscó su suerte, sin esperar a que se cruzara en su camino, que fue la apuesta romanista, inmisericorde para aprovechar cualquier mínima ventaja. Un simple titubeo le bastó. 

El tanto de la Roma, lo único elogiable que hizo, fue una bonita cadena de tres acciones a partir de una carga de Cristante a Rakitic. Mancini acudió a esa pelota suelta sin dueño y lanzó un pase vertical hacia Dybala inesperado de un central, sobre todo italiano y de corte mourinhista.

Dybala se perfiló para que con un control orientado le dejara enfocado hacia Bono y le batió por raso. Ahí nació el primer brote de polémica con las protestas españolas reclamando la falta sobre Rakitic.

El primer choque

Una de las muchas faltas que pitó el árbitro, que se ahorró muchas más, desprendiendo el estilo inglés de dejar jugar. Proceder sin duda peligroso lidiando con dos equipos latinos. Rakitic se sacudió la rabia con un zurdazo al palo y sintió como una recompensa que Mancini se marcara el autogol del empate en un centro venenoso de Navas, hilo conductor de la extraordinaria conducta internacional del Sevilla, que solo pierde las Supercopas de Europa (cinco de las jugadas).

El choque de cabezas entre Ibáñez y Gudelj en el primer minuto anticipó el tono del duelo: tenso, que es lo propio de una final, y abrupto, que es la consecuencia del grado de intensidad en la disputa con que se empleó el nuevo Sevilla de Mendilibar y todos los equipos de Mourinho. Tuvo ritmo el duelo, sin que ninguno de los conjuntos saliera a verlas venir de inicio, que también es otra característica cuando hay un título en juego. Otro asunto fue cuando se acercaba el final, y la Roma apeló a todas las tretas para narcotizar el juego.

Sabía el Sevilla como podía desarmar al once granate después de remontar el marcador adverso ante la Juventus en la semifinal. Lo hizo en la prórroga, pero en el Sánchez Pizjuán. Elaboró más su fútbol hasta que lograba desplazar el balón para el centro al área, una de las novedades introducidas por Mendilibar. A los tres centrales romanistas se unieron los dos mediocentros (Cristante y Matic) para expulsar cualquier objeto que volara.

Con el transcurso de los minutos, la última línea de la Roma la completaban los dos laterales para tratar de evitar los centros, comprobado el veneno que escupía cada servicio de Navas y Lamela, que relevó a Bryan Gil en el descanso. Mendilibar no perdió el tiempo en el descanso de la final de sus vida. También quitó a Óliver. Introdujo a Suso y Lamela, los artífices del triunfo de la semifinal y el equipo dio un salto de calidad para adquirir el control del juego.

Ficha técnica

Sevilla: Bono (8); Navas (7), Badé (6), Gudelj (6), Telles (5); Fernando (7), Rakitic (8); Ocampos (6), Óliver (4), Bryan Gil (4); En-Nesyri (6). Técnico: José Luis Mendilibar (7). Cambios: Suso (7) por Óliver (m. 46); Lamela (7) por Gil (m. 46); Rekik (6) por Telles (m. 95); Montiel (6) por Navas (m. 95); Jordán (sc) por Fernando (m. 126); Marcao (sc) por Gudelj (m. 126).

Roma: Rui Patricio (6); Mancini (6), Smalling (7), Ibáñez (6); Çelik (7), Cristante (6), Matic (6), Spinazzola (6); Dybala (8), Pellegrini (6); Abraham (4). Técnico: José Mourinho (5). Cambios: Wijnaldum (5) por Dybala (m. 68); Belotti (5) por Abraham (m. 75); Zalewski (5) por Çelik (m. 91); D. Llorente (sc) por Spinazzola (m. 106); El Shaarawy (sc) por Pellegrini (m. 106); Bove (sc) por Matic (m. 120).

Goles: 0-1 (m. 35), Dybala; 1-1 (m. 55), Mancini (pp).

Penaltis: Ocampos, 1-0; Cristante, 1-1; Lamela, 2-1; Mancini, para Bono; Rakitic, 3-1; Ibáñez, poste; Montiel, 4-1.

Árbitro: Anthony Taylor (6), inglés.

Tarjetas: Matic, Rafa Mir, Pellegrini, Mancini, Cristante, Rakitic, Çelik, Zalewski, Lamela, Jordán, Montiel, Ocampos.

Estadio: Puskás Arena (Budapest).Sevilla: