Mito del madridismo

Amancio, la Eurocopa del 64, la brutal entrada de Fernández y la polémica con Iribar

Tenía 83 años, fue una leyenda del Real Madrid donde jugó 14 temporadas y como entrenador impulsó la 'Quinta del Buitre'.

En 1976, sufrió una de las entradas más duras de la historia del fútbol español y formó parte del once que ganó el primer título internacional de la selección española.

Amancio Iribar

Amancio Iribar / EFE / JOSÉ VELASCO

Sergi López-Egea

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En su época fue algo más que un once. Iríbar, Rivilla, Olivella, Zoco, Calleja, Fusté, Suárez, Amancio, Pereda, Marcelino y Lapetra. Fueron los héroes del Bernabéu, los que ganaron la Eurocopa el 21 de junio de 1964 con 79.000 personas en la grada. La España franquista derrotaba al comunismo, a la Unión Soviética, y Francisco Franco, al día siguiente, recibió a los ‘patriotas futbolistas’ en el Palacio del Pardo. Dos goles dieron la victoria a una ‘roja’, que no era roja precisamente, y que este martes perdió a uno de sus estandartes, a Amancio Amaro, jugador insignia del Real Madrid. Tenía 83 años y fue delantero, entrenador y finalmente presidente de honor del club blanco.

Feliciano Rivilla murió en 2017; Ignacio Zoco, en 2015; Isacio Calleja, en 2019; Chus Pereda, en 2011, y Carlos Lapetra, en 1995. Con el fallecimiento de Amancio solo quedan Iribar, Olivella, Fusté, Luis Suárez y Marcelino como supervivientes de los jugadores que fueron capaces de levantar el primer gran título internacional para la selección española ante un equipo soviético que lideraba Lev Yashin, llamado ‘La Araña Negra’, y considerado como uno de los mejores porteros de todos los tiempos.

Amancio, en 1964, era uno de los futbolistas incuestionables en la selección de José Villalonga. Tres partidos disputó con tres goles. Había debutado internacionalmente dos años antes siendo ya uno de los valores del Madrid, club en el que jugó a lo largo de 14 temporadas con 471 goles, entre 1962 y 1974, con 9 ligas, 3 Copas y la Copa de Europa ‘yeyé’ conquistada en 1966. Como entrenador gestó la famosa ‘Quinta del Buitre’, un equipo madridista liderado por Emilio Butragueño y en el que destacaron Michel González, Miguel Pardeza, Manolo Sanchís y Rafael Martín Vázquez.

La brutal entrada

Amaro, gallego de nacimiento, fue un delantero escurridizo y eléctrico que hizo las delicias en el Bernabéu, pero a la vez se convirtió en la pesadilla de los clubs rivales, como el Barça, y que sufrió en sus carnes y en su última etapa como futbolista las heridas de guerra al enfrentarse a uno de los equipos más terroríficos de la historia de la Liga, el Granada, que hacía del estadio de Los Cármenes un minado campo de césped con jugadores como Aguirre Suárez, suspendido de por vida en Argentina, o Pedro Fernández, un futbolista paraguayo que el Barça se sacó de encima asustado por sus entradas. "’Recordá’ que de ahí para allá comen tus hijos (delantera), pero de ahí para acá comen los míos (defensa)», decían estos dos jugadores a los delanteros rivales, según explicó Alfredo Relaño en uno de sus artículos en 'As'. 

Amancio, después de dos años sin pisar Granada tras haber lesionado a Fernández en el Bernabéu, acudió a la ciudad andaluza en un partido de Copa. Solo duró 16 minutos en el partido. Con los tacos, Fernández le partió en dos el cuádricep. Con la tele ya como vehículo audiovisual insustituible, las imágenes dieron la vuelta al mundo.

Fue el mismo Amancio quien protagonizó una de las polémicas más vivas a finales de la década de los 60 del siglo pasado. Ocurrió durante una visita del entonces denominado Atlético de Bilbao (hoy Athletic) al Bernabéu, en una tarde de gloria para Iribar en febrero de 1968, que lo paró todo lo habido y por haber, incluidos los disparos de Amancio. En una jugada, la imagen de José Velasco de la agencia Efe, que ilustra este texto, captó a Iribar en una secuencia en la que el legendario portero vasco parece blocar en plan rugby a la estrella blanca. Lo que pareció un penalti como una catedral fue enseguida desmentido por Amancio, lo que le valió una reprimenda por parte de Santiago Bernabéu. 40 años más tarde, en una comida, portero y delantero coincidieron y dijeron que no había habido ningún contacto entre ellos, que Iribar fue al balón y que ni rozó a Amancio. Todo acabó en un abrazo cuatro décadas después.

Y también fue Amancio el que estuvo pisando la hierba del Bernabéu el 17 de febrero de 1974 ante un Barça, impulsado por Johan Cruyff, que acabó goleando al Madrid por 0-5.  

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