¿De verdad piensan vender a Ansu Fati?

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

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Venga, digámoslo de una manera impactante, o clara, cristalina, sincera, lo que no hizo el presidente Joan Laporta: el Barça, si pudiese, si le llegase una buena oferta, si se la proporcionase la Premier League, si la pusiese sobre la mesa de Laporta su amigo Jorge Mendes o si se la proporcionara, quien sabe, el padre del futbolista, que ya contó en los hoteles de Doha, durante el Mundial de Qatar, que si su hijo no era titular “fijo, indiscutible, pero ¡ya!”, pediría salir del Barça, se desprendería del niño.

Laporta no fue rotundo al respecto y eso es, para todos, futbolista, familia, agente, entrenador y afición, algo mosqueante. Es más, Laporta (por más que Mateu Alemany matizara las palabras de su presidente) parece dispuesto a vender a su jugador franquicia (eso lo decidió el club y el presidente al renovarle, darle el 10 de Leo Messi y decir que el Barçá del futuro se construiría sobre el canterano) en cuanto llegue una suculenta oferta a su mesa.

Algo se ha roto

Parece que entre el Barça y la familia Fati algo se ha roto. Uno tiene la sensación, por más que Xavi, que, como ya ocurrió en el caso de Dembélé y De Jong, otros dos futbolistas que la dirección deportiva quería liquidar, es un verso aislado al pedir paciencia con Ansu Fati “pues acabará siendo el que todos esperamos”.

Puede ser que la negativa del jugador a operarse, tal y como recomendó el equipo médico del club, fuera el inicio de esa situación incómoda, que no ha terminado de pulirse y, ahora, con el equipo en la cresta de la ola siguen las dudas sobre el resurgir del canterano, que tuvo sus opciones cuando Lewandowski cumplió sus tres partidos de sanción.

Ansu Fati.

Ansu Fati. / Valentí Enrich

Y es en ese punto donde, posiblemente, hubiese sido más necesario, oportuno y hasta estratégicamente sabio, expresarse con rotundidad al ser preguntado en la larga conferencia de prensa del presidente. “No lo venderemos. Es nuestro jugador franquicia. Y punto. No hay tema. Siguiente pregunta”, hubiese podido ser, tal vez, la respuesta adecuada.

Jamás oímos eso de la boca de Laporta y, por tanto, todos, incluido el futbolista, que necesitaba ese refuerzo, ese subidón de autoestima, puede pensar, con razón, que en cuanto llegue una oferta, lo venderán.

Valor a la baja

En realidad, es muy posible que, tras depositar mucho, mucho, dinero para convertirse en su agente, Mendes lleve ya tiempo, con permiso de papá Fati, buscando comprador. El problema es que Ansu valía más de 100 millones antes del Mundial y, ahora, sin jugar o sin ser titular indiscutible, su precio ha bajado enormemente.

Repito, dada la manera de expresarse del presidente (con Dembélé ‘el rebelde’ fue tremendamente contundente sobre su presente y futuro), todo el mundo tiene derecho a pensar que el Barça vería con buenos ojos que apareciese una oferta irrechazable para traspasar al jugador que tuvo el valor de heredar la camiseta de Leo Messi o, como poco, su dorsal.

Es evidente que dado el discurso descafeinado de Joan Laporta sobre su futbolista franquicia y recordando el desagradable final de la ‘era Messi’ (sus consecuencias parecen interminables), muchos pensamos que la ‘era Ansu Fati’ está más cerca de acabar en otro baño de lágrimas que en la culminación del sueño culé: convertir al niño prodigioso en el nuevo ídolo azulgrana.

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