El mundo reza por ‘O Rei’ Pelé mientras Messi sigue obrando milagros

Kely Nascimento, la hija de Edson Arantes do Nascimento, ‘O Rei’ Pelé, intenta calmar al mundo sobre el estado de salud de su padre, que no es otro que el más grande. O uno de ellos. Mientras Kely trata de que no sea del todo cierta esa noticia que corre por Brasil, ya por todo el mundo, ya por el Mundial, de que papá está muy mal, tal vez en sus últimas horas, Kylian Mbappé ha pedido en su twitter que la gente, que el aficionado, que el forofo del fútbol “rece por el Rey”.

Mientras el mundo reza por Pelé, mientras la FIFA, ¡por fin!, hace algo provechoso y lanza al cielo catarí 120 drones para dibujar, iluminada, la camiseta del 10 brasileño, junto a la leyenda “que te mejores pronto”, su heredero universal, Leo Messi, celebra su partido oficial nº 1000 (habrá jugado más, sí, pero buenos, buenos, son 1.000, auténticos, son 1.000) con su gol 789, el primero ante Australia (“el primero siempre es el bueno, el más difícil, el que abre la lata”, decía Johan Cruyff cuando los solía marcar Samuel Etoo) y clasificaba a Argentina, que no es gran cosa, la verdad, para los cuartos de final de la Copa del Mundo.

Leo Messi celebró su partido nº 1.000 (778 con el Barça, 53 con el PSG y 169 con Argentina) clasificando, él solito, a Argentina para cuartos

Es posible que a Messi solo le reste obrar un milagro imposible como sería revivir a ‘O Rei’. Leo tiene el móvil de Dios y podría hacer algo. O no. La verdad es que el astro argentino, que ha jugado 778 partidos con el Barça, 53 con el PSG y ya 169 con Argentina, volvió a ser anoche, en otro partido espeso, espeso, de la albiceleste, que por poco, por poquísimo, se ve obligada a llegar a la prórroga (el pipiolo de 18 años, Garang Kuol, del Central Coast Mariners, tuvo el empate en sus botas, en el minuto 96), el ‘hombre milagro’ que mantiene vivos y eufóricos a 45 millones de argentinos, que no cesan de cantar eso de “muchachos, ahora nos volvemos a ilusionar; quiero ganar la tercera; que ser campeón Mundial”.

Mientras ‘O Rei’, tricampeón del mundo en Suecia-1958, Chile-1962 y México-1970, trata de alargar su vida en el Hospital Albert Einstein, de Sao Paulo, Messi volvió a liderar un triunfo agónico de Argentina, mientras toda su familia, su esposa Antonella, sus hijos Thiago, Mateo y Ciro, sus padres, Celia y Jorge, sus hermanos Rodrigo, Matias y Sol disfrutaban de su exhibición en la tribuna del estadio catarí. Da la impresión que millones de aficionados del mundo han decidido que si no puede ser campeona su selección, lo sea la de Argentina, aunque solo sea por Leo Messi, que disputa su quinto y último Mundial. Messi es el ‘otro’ candidato de todo el mundo.

Messi y nadie más

Y es que Messi juega solo. Jugar solo y estar ya en cuartos de final de un Mundial, después de haber arrancado perdiendo (bueno, como la triunfadora España del 2010), tiene un mérito tremendo. Pero hacerlo rodeado de los futbolistas que lo hace ‘la Pulga’ tiene doble mérito. Y hacerlo llevando sobre sus espaldas un país que se ha vuelto loco, loco, loco de remate por esta Copa del Mundo (tal y como está el país, no le queda más remedio que ilusionarse por el fútbol), tiene aún más mérito. Y hacerlo cuando vas camino de los 36 años es de honores superiores.

Y es que este Messi que se presentó en Doha con un tobillo ‘a lo Neymar’ ha sido lo suficientemente fuerte, de acero, como para soportar, en las últimas horas, que la prensa y la afición australiana, consciente, sabedora, de que él era ‘el bicho’, su bestia negra, llegó a prepararle (sin éxito, claro, ¡se trata de Messi, por favor!) un juego de magia negra para que no le saliese uno de esos partidos (o goles) milagros que él tan lindamente protagoniza y que repite una y mil veces sin que nadie encuentre el truco para evitarlo.

Vudú contra Leo

El caso es que el diario ‘The West Australia’ publicó ayer mismo una portada con un muñeco de Leo Messi pinchado con un montón de alfileres y pidió a sus lectores que le ayudasen a gafar a ‘la Pulga’. “Ayúdanos a pinchar a Messi”, era el titular del diario. “Sí…hemos recurrido a un muñeco de vudú para ayudar a nuestros futbolistas a vencer al más grande de todos los tiempos. Para igualar las posibilidades, pincha tú también el muñeco. Para parar a Argentina”, acababa escribiendo ‘The West Australia’ en su portada, “no solo necesitaremos un poco de suerte, también vendría bien un poco de magia”.

Pero la magia la hizo Messi y no el niño Kuol, pese a haber tenido el gol del 1-1, que no de la victoria, en sus botas. Y es que, cuando el goleador de tu equipo es Leo Messi y el de tu rival uno que juega en la Segunda División japonesa, ni siquiera la magia negra pueda obrar milagros.

"Es increíble como lo vive nuestra gente. Nos transmite pasión y energía. Hay que seguir así porque ahora viene lo difícil"

— Leo Messi / Capitán de la selección argentina

“Que de la mano de Leo, todos la vuelta vamos a dar”, cantaban miles y miles de argentinos en el estadio catarí. “Cuando decíamos que jugábamos cada tres días, nos parecía una locura. Pero al mismo tiempo, queríamos estar acá por lo que se siente, juntarnos con la gente, porque es increíble cómo lo viven”, dijo Messi al acabar el partido. “Nos transmiten pasión y energía. Hay que seguir unidos porque, ahora, viene lo más difícil. ¿Qué le digo a la gente?, que son sensacionales y que sabemos el esfuerzo que hicieron para estar acá junto a nosotros. Como también lo están disfrutando la gente en Argentina. Esa unión, que hay desde hace mucho tiempo, es lo más lindo de todo”.

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