ELECCIONES DE LA RFEF
Rubiales ambiciona organizar el Mundial tras la reelección
El presidente de la Federación estrena legislatura con el anhelo mundialista y el fútbol no profesional patas arriba
Alejandro García
Periodista
Alejandro García
Las elecciones a la Federación, sin la candidatura de Iker Casillas ni de ningún rival, fueron un baño de multitudes de un Luis Rubiales reelegido cuatro años como presidente de la RFEF, con la grandilocuencia que caracteriza el habitual repaso a los méritos propios y con unas pocas referencias a los proyectos de futuro, aunque una con contundencia sobre el gran reto: organizar el Mundial de 2030.
“Es el proyecto del país más importante que tenemos después de la pandemia. Vamos a luchar por conseguir ese ansiado mundial”, sentenció Rubiales sobre una iniciativa que cuenta con el excepcional apoyo “firme e inequívoco”, según dijo el presidente de LaLiga Javier Tebas, de su enemigo íntimo. Hará falta para afrontar el reto organizativo más ambicioso del fútbol español en 40 años.
Los planes de España para conseguir el Mundial, con las consecuencias de crecimiento económico que lleva aparejados, pasan por presentar una candidatura conjunta con Portugal. La propuesta ibérica tendrá que rivalizar por organizar el evento con la candidatura de Marruecos y una conjunta de Uruguay, Argentina, Chile y Paraguay, ya oficialmente postuladas, además de las interesadas del Reino Unido y varias por definir en el norte de África.
Restaurar el diálogo
Con o sin Mundial, el proyecto más importante que tiene Rubiales por delante es el de restaurar el diálogo y la concordia con el resto de estamentos que rigen el fútbol. Con presencia en el acto de Irene Lozano, presidenta del CSD, el punto de discordia sigue estando en la relación con LaLiga: “Nuestras diferencias son públicas”, reconoció Rubiales antes de lanzar otra chinita a Tebas: “Hay una leyenda urbana que dice que cobramos del fútbol profesional mucho más de lo que aportamos”.
A otro nivel está, porque no le hará falta para ser reelegido en el futuro, recuperar la buena imagen de la Federación de sus decisiones entre la mayoría social que sigue el fútbol nacional, también más allá de las dos divisiones profesionales. “Vamos a intentar que se profesionalicen determinadas competiciones”, dijo Rubiales. “Pero lo va a liderar la Federación”, apostilló en una referencia encubierta al fútbol femenino.
El fútbol no profesional
Las grandes decisiones federativas sobre el fútbol no profesional se han precipitado por la pandemia de coronavirus y van a ser, necesariamente, un tema capital en la legislatura que ha empezado Rubiales. La reforma de la Segunda División B llega tarde y, además, condicionada por la supresión de los descensos en las temporadas inconclusas por la pandemia.
El proyecto está en marcha y el destino es reorganizar en divisiones rentables, a lo mejor profesionales, la tercera categoría del fútbol español. Los 102 equipos de la última edición de Segunda B están divididos en diez subgrupos que dará origen a una serie de eliminatorias entre los que ascenderán al fútbol profesional, los que conformarán las nuevas divisiones llamadas Primera División RFEF y Segunda División RFEF (tercera y cuarta división nacional) y los que descienden a Tercera. Si el resultado es bueno para los clubs, habrá merecido la pena, pero está por ver.
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