PREMIO VÁZQUEZ MONTALBÁN

Valdano, la pelota y la palabra

"Me costó mucho ser futbolista y me cuesta mucho escribir", confiesa el exjugador y extécnico argentino

Jorge Valdano agradece en su parlamento la concesión del premio Vázquez Montalbán.

Jorge Valdano agradece en su parlamento la concesión del premio Vázquez Montalbán. / periodico

Joan Domènech

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"No es una deuda pendiente por las Ligas de Tenerife, hay otros argumentos por si un juez nos interroga", bromeó el escritor Sergi Pàmies, que, como miembro del jurado, glosó la trayectoria del nuevo e ilustre merecedor del  XIV premio internacional de periodismo Manuel Vázquez Montalbán.

El madridista Jorge Valdano pisó de nuevo territorio adversario, que no enemigo; convulso, como casi siempre, pero no a consecuencia de la rivalidad futbolística sino por las endémicas torpezas barcelonistas. Algo de lo que debe ser profundo conocedor de tan fiel lector que ha sido de Vázquez Montalbán. El exjugador, exentrenador y exejectivo del Real Madrid aseguró que había sido uno de sus referentes al llegar al fútbol español en 1975 desde Argentina.

Era uno de los autores a los que descubrió y a quienes leía en sus interminables tardes de Vitoria, cuando pertenecía al Alavés antes de fichar por el Zaragoza y el Madrid. "Estuve cuatro años jugando en Segunda División", quiso recordar, a modo de ejemplo para admitir sus limitaciones. "Me costó mucho ser futbolista y me cuesta mucho escribir", confesó.

"El fútbol sin la palabra es muy poca cosa y la he cultivado siempre que podido"

Cien toques seguidos

No lo parece por la soltura de su prosa, como quiso destacar Pàmies y también Josep Maria Bartomeu. El presidente azulgrana corroboró que la distinción no era el pago por su intervención decisiva como entrenador del Tenerife para que el Barça conquistara dos Ligas (1993 y 1994), sino algo parecido una redención, muy indicada estos días. La necesidad de que personas como Valdano "nos reconcilien con el periodismo, con la verdad, con la realidad y lo que es sencillo de entender, aunque tus relatos tienen una carga muy profunda".

"El fútbol sin la palabra es muy poca cosa y la he cultivado siempre que podido", explicó Valdano en un breve parlamento que hilvanó sin mirar una sola nota. Aseguró que la pelota fue su primer amor y que la relación con ella, a partir de los desafíos que se trazaba, le dio confianza para toda la vida. El primero fue hacer cien toques sin que cayera al suelo. «No he sido un jugador messiánico, añadió, sin lamentarlo tampoco. H