El Sevilla baja a la tierra al Espanyol de Gallego

La decepción es el precio que se paga por la ilusión. Felices se las prometía el españolismo ante el estreno liguero después de una pretemporada esperanzadora en la que el conjunto blanquiazul había contado sus partidos por victorias. Pero la visita del Sevilla bajó a la Tierra al cuadro de David Gallego, que se vio incapaz de encontrar su fútbol frente a un equipo menos rodado y plagado de caras nuevas (siete de los 11 titulares han llegado al Sánchez Pizjuán en el mercado veraniego) que, aun así, mostró una mayor claridad de ideas y se llevó los tres puntos del RCDE Stadium (0-2).

Había advertido Gallego en la previa que su equipo tenía que prepararse para renunciar al protagonismo con el balón que había tenido en los partidos europeos. No se equivocaba. La bien trabajada presión del Sevilla obligó casi desde el principio a los blanquiazules a aparcar el plan del toque y la posesión y optar por el juego directo, siempre buscando a Ferreyra, una estrategia que los centrales del cuadro andaluz pudieron defender sin demasiados problemas.

Tampoco a los hombres de Lopetegui se los veía del todo cómodos sobre el césped, pero la mayor activación ofensiva de los laterales, Navas y Reguilón, que superaban una y otra vez a sus pares blanquiazules, les permitía llegar con algo más de claridad al área defendida por Diego López, lugar en el que la falta de entendimiento entre Nolito y Luuk de Jong acababa condenando todos los intentos del Sevilla.

Los mejores minutos

Los futbolistas con mayor talento individual del Espanyol, Melendo y Vargas, apenas se dejaron ver hasta que, aprovechando una pausa para hidratación en el minuto 25, Gallego hizo algunas correcciones a sus jugadores. A partir de ahí llegaron los mejores minutos del equipo local en la primera parte, pero la producción ofensiva, reducida a un par de disparon lejanos, siguió siendo escasa.

Y como suele suceder, cuando el Espanyol creía haber domado un partido que ya se encaminaba al descanso, llegó el gol visitante, en una acción en la que Diego López sacó una mano prodigiosa para desbaratar un remate a bocajarro de De Jong tras un exquisito centro de Navas, pero con tan mala fortuna que el balón acabó estrellándose en el travesaño y llegó al pie de Reguilón, que solo tuvo que empujarla a la red.

Sin reacción

El gol le sentó al conjunto blanquiazul como un golpe en la cara con una toalla mojada. La reacción que la hinchada perica esperaba tras el descanso no se llegó a producir y solo la decisión de Martínez Munuera de decretar penalti en una acción confusa en la que Ferreyra y Diego Carlos cayeron al suelo excitó los ánimos de la afición local. Pero el gozo duró poco, porque el VAR se encargó de rectificar al colegiado valenciano.

El chasco acabó de desinflar al Espanyol, que se veía incapaz de enlazar cuatro o cinco pases y en el que solo Matías Vargas daba señales de tener alguna luz encendida. Ni siquiera la entrada de Darder por un espeso Víctor Sánchez cambió el panorama, de modo que Gallego hizo entrar al central Calero por un delantero (Ferreyra) para intentar al menos aprovechar alguna jugada de balón parado.

No se dio la ocasión. Y no solo eso. Ni con tres centrales supieron los blanquiazules defender un a priori inocuo saque de banda que en el minuto 86 dejó a Nolito dentro del área frente a Naldo y Diego López. El delantero sanluqueño resolvió con brillantez y puso el definitivo 0-2 en el marcador, consumando así la primera derrota blanquiazul en el presente curso. El jueves, más Liga Europa.